El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, afronta por esta horas una serie de conflictos que abordan no solo diferentes ejes temáticos sino, además, diversos contrincantes. Y no es casualidad. Tanto La Libertad Avanza como el PRO ven al mandatario provincial como principal referente del justicialismo a vencer de cara a lo que serán los comicios del 2027, pero sobre todo con el fin de poner en evidencia, tanto de un lado como del otro, las falencias de sus respectivas gestiones.

Salud e inseguridad son dos de los asuntos que generan más cruces tanto con Nación como con la Ciudad de Buenos Aires. En ese sentido, el ministro de Salud de la Nación, Mario Russo, y su par de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, protagonizaron en las últimas horas un fuerte cruce en las redes sociales por la estrategia para combatir el dengue. 

El funcionario provincial cuestionó la falta de coordinación, de políticas y de recursos. "No se trata de una disputa entre gobiernos para romper los puentes sino todo lo contrario. Las provincias somos las responsables pero tenemos que ser coordinadas por el Ministerio Nacional”, afirmó Kreplak.

Y agregó que “la falta de diálogo del Gobierno con las provincias es una de las partes principales del problema. Si esto sigue de esta manera, la parte más seria del problema se va a ver en la próxima epidemia de dengue que probablemente venga muy grave”. 

Según le dijeron desde el Ministerio provincial a Data Clave la falta de coordinación tiene que ver con las “fases de acción, momentos de trabajo, pautas de vacunación y reuniones de coordinación”. Y añadieron: “Es un laburo de todo el año. Los siete meses perdidos no los vas a recuperar, pero si arrancás en diciembre puede ser peor”.

Desde la Nación no se quedaron callados. Russo respondió fuerte y al medio al asegurar que Kreplak “miente otra vez” porque “la salud es una responsabilidad primaria de las provincias. Y sumó: ”Resulta insólito que después de más de cuatro años de gestión, todavía no lo tenga claro".

Limítrofes

Cabe recordar que este lunes, en el marco de un acto en donde anunció la incorporación de la incorporación de mil agentes de la policía para reforzar la seguridad en las calles, Macri dijo que cuando uno compara lo que está ocurriendo en el Conurbano, salvo el esfuerzo de algunos municipios por sostener seguridad, parecería un lugar donde no hay ningún compromiso”.

Se trató de una crítica teledirigida. Macri tiene en claro que la inseguridad en la Provincia es uno de los principales déficit de la gestión bonaerense y uno de los ejes donde tanto LLA como el PRO buscarán golpear para debilitar al peronismo en su principal fortaleza territorial.

Ante esto, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, salió a responder y aseguró que si es que dijo que la provincia de Buenos Aires tiene poco compromiso en materia de seguridad, lo invito a él o a su jefe de Gabinete, Néstor Grindetti, y obviamente junto con nuestro ministro Alonso, a mostrarle todas las acciones que se han desarrollado en estos últimos años”.

Y detalló una serie de medidas que llevó adelante el ministerio de Seguridad bonaerense como “la cantidad de patrulleros que se han incorporado”, que pasaron "de 700 en 2019 a 5.200”, la entrega de chalecos antibala como de “material que necesita la policía de la provincia de Buenos Aires para llevar adelante sus funciones, cambiamos la forma de capacitación, una capacitación mucho más integrada, incluyendo prácticas de tiro, que antes directamente no se hacían”. Y remarcó que se bajaron mucho “los índices de delito en la provincia de Buenos Aires en los últimos cuatro años y medio”. 

Problemas hacia adentro

Pero no son las únicas compulsas que tiene por delante el gobernador. Las diferencias entre quienes apuestan por él como principal figura de Unión por la Patria y aquellos que se encolumnan detrás de Máximo Kirchner, presidente del PJ provincial y líder de La Cámpora, siguen su cauce. Y, por el momento, no se detienen. 

El último cruce se dio a través de dos de los referentes de cada espacio interno: el jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y su par de Lanús, Julián Álvarez. La disputa también involucra a Mayra Mendoza y tiene que ver con el puerto de Dock Sud. Los jefes comunales de La Cámpora reclaman que el consorcio portuario se haga cargo del arreglo de calles y avenida de Quilmes y Lanús que se deterioraron por el paso del tránsito pesado al puerto.

La respuesta no tardó en llegar. Uno de los directores del consorcio, Leonardo Salom, cercano a Ferrraresi, le apuntó a Álvarez: "Su planteo Sr. Intendente y compañero Director, habilitaría que entonces el consorcio de Dock Sud debería demandar a los municipios por falta de obra pública que han sido generadoras del encarecimiento de la logística con perjuicio a todos los bonaerenses".