Los desafíos de Alberto Fernández tras una gira europea que arrojó saldo positivo para el Gobierno
Recién aterrizado en Buenos Aires, el presidente diseña su estrategia para el sprint final antes de las elecciones del 14-N, mientras procura exhibir los logros de la participación argentina en las cumbres de Roma y Glasgow. Si bien retorna de Europa con lo que fue a buscar, el escenario político convulsionado y una situación económica compleja, lo obligan a recuperar la iniciativa en el escenario local. ¿Qué medidas prepara para los próximos días? Cierre de campaña este sábado en Merlo con todos los gobernadores.
Luego de haber participado muy activamente de la cumbre de líderes del G20 en Roma y de la conferencia mundial por el cambio climático en Glasgow, Alberto Fernández regresó a Buenos Aires trayendo en su equipaje varios logros que cumplen con las expectativas trazadas hace una semana cuando la comitiva se aprestaba a despegar rumbo a Europa.
El documento suscripto por los presidentes en Roma, luego de dos intensas jornadas de negociaciones, refleja un hecho insoslayable, que marca un notorio contraste con la administración macrista: los países más desarrollados "escuchan la voz argentina", tal como lo expresó el canciller Santiago Cafiero, en diálogo con Data Clave, instantes previos a la partida del vuelo que los trajo desde Escocia.
Prueba de ello es que esa declaración final suscripta por los mandatarios, incluyó entre sus párrafos menciones expresas al tema de la necesidad de eliminar los sobrecargos y de la creación de un fondo de resiliencia, con el objetivo de contribuir a paliar la crisis que atraviesan no solo los países menos desarrollados, sino también aquellos de ingresos medios con altos índices de endeudamiento.
"Este es uno de los goles de la gira, porque una declaración de este tipo no es solamente un papel con palabras, se trata de un compromiso de quienes lo suscriben para avanzar en determinada acción y, en este caso, fueron propuestas de sumo interés para la Argentina las que se incluyeron", explicó a este enviado un funcionario que integró la comitiva.
La diplomacia cara a cara
Otra "anotación" de la gira es la gran cantidad de mano a mano que Fernández mantuvo con otros líderes mundiales de la talla de Ángela Merkel o Emmanuel Macron, sin menospreciar los encuentros con el canadiense Justin Trudeau, o el español Pedro Sánchez, además de las estratégicas cenas y mesas de trabajo con las autoridades del Fondo Monetario, con su titular Kristalina Georgieva a la cabeza.
Este logro se potencia aún más cuando se contrasta con la casi nula inserción que tuvo en ambos foros el otro gran líder de la región, Jair Bolsonaro, quien no pudo "colar" ni una sola bilateral durante el G20 y ni siquiera pudo arrimarse a la cumbre medioambiental, donde son muy resistidas sus políticas de desarrollo poco sustentable en la región de la Amazonia.
Durante la gira también cobró particular relevancia el rol del ministro de Relaciones Exteriores argentino, quien evidenció una cintura política admirable a la hora de aplicar técnicas "pejotistas" para "tacklear" al mismísimo Joe Biden al pie del proscenio donde se efectuó la tradicional "foto de familia" de la cumbre romana y así lograr el tan buscado apretón de manos con Alberto.
Apenas 72 horas después, y para dejar claro que en la diplomacia no hay "casualidades", ambos presidentes volvieron a cruzarse en Glasgow para participar del panel donde se debatió la problemática de la emisión de gas metano, un tema de trascendental importancia para los países con desarrollo de ganadería extensiva como Argentina y Estados Unidos.
Inversiones que entusiasman
El tercer punto destacable de la gira guarda relación con los anuncios que, en el marco de ambas cumbres, pudo concretar el gobierno argentino en materia de inversiones. El primero se produjo en Roma, tras la bilateral con la premier Angela Merkel, y tiene que ver con los U$S2.200 millones que capitales alemanes invertirán en la represa de Chihuido, ubicada en la provincia de Neuquén. El tema no es menor porque la tarea fina que realizó la administración Fernández, permitió recuperar el interés de los germanos en este proyecto, donde hasta no hace mucho miraban con interés los capitales rusos.
Dos días después, con el marco del encuentro mundial por el cambio climático, se conoció el otro gran anuncio que el gobierno se trajo a la Argentina bajo el brazo. Se trata de los U$S 8.400 millones que el grupo empresarial más importante de Australia realizará en nuestro país, con el norte puesto en la generación de desarrollos productivos sustentables en la fabricación del denominado "hidrógeno verde" en otra provincia patagónica: Río Negro.
Más allá de la magnitud del monto y la cantidad de fuentes de trabajo que generarán en la región patagónica, ambas inversiones tienen además una importancia estratégica porque su finalidad será producir energía y combustibles cuya matriz de generación acompaña los postulados que demandan los compromisos ambientales globales.
El hidrógeno verde es clave en la lucha contra el calentamiento global porque se basa en las energías renovables que alimentan la electrólisis del agua y su utilización es fundamental para descarbonizar la industria. Quienes más requieren de este tipo de combustible son los países desarrollados que, a la vez, son los más contaminantes. Por eso la compañía australiana que realizará la inversión a lo largo de los próximos diez años, ya tiene "colocada" toda su producción futura en clientes de la talla de Gran Bretaña, por ejemplo, lo cual garantiza la sostenibilidad del negocio.
Los desafíos que enfrenta el gobierno tras la gira
Durante los cinco días que duró el periplo europeo, el presidente logró trasladar buena parte de la atención sobre su gestión hacia el trabajo desarrollado en el exterior. Pero la situación que lo espera a partir de su arribo no es de las mejores. En apenas once días, las elecciones generales de medio término definirán la nueva composición del parlamento para toda la segunda mitad del mandato y todos los encuestadores coinciden -punto más, punto menos- en que la optimización de la gestión y la inyección de fondos que se dieron tras el resultado de las primarias, no alcanzarán para revertir la derrota.
Este escenario genera incertidumbre, no solo en la sociedad, sino también hacia el interior del propio gabinete recientemente renovado, pero con la espada de Damocles que representa la alternativa de un nuevo recambio del staff ministerial en diciembre.
Hasta entonces los funcionarios tienen mucha tarea pendiente. Para mediados del último mes del año está previsto que se realice el Board del FMI, donde la Argentina tiene depositadas sus esperanzas en que se trate (y se apruebe) el tema de las sobretasas y el de la creación del fondo de ayuda. Y Martín Guzmán, ariete principal de esa negociación, continúa picando la piedra con la finalidad de vulnerar la resistencia del ala dura del organismo, que no ven con buenos ojos ceder a estas demandas. Aquí es donde cobra relevancia el documento del G20 apoyando las iniciativas impulsadas por nuestra país. No es el mismo escenario el que se presenta con la cumbre de líderes mundiales a favor que si hubiera sido al revés.
La otra gran batalla que debe librar Fernández es contener la inflación, que volvió a espiralarse en septiembre y obligó a acortar las riendas con medidas más estrictas de control de precios que incluyeron la designación de un "duro" como Roberto Feletti al frente de la Secretaría de Comercio Interior.
El índice de octubre que se conocerá tres días antes de la jornada electoral será, en alguna medida, téster del resultado que arroje este accionar cortoplacista del congelamiento, herramienta válida para mitigar los efectos de la fiebre, pero insuficiente para "curar" el origen de la "patología" que la provoca.
Las crecientes demandas sociales que, conforme nos vamos acercando a fin de año, se van incrementando y amenazan con teñirse de conflictivas por la cada vez más notoria beligerancia de las manifestaciones, es otro de los flancos que el gobierno no puede descuidar.
La tarea del ministro de Desarrollo Social Juanchi Zabaleta no ha logrado descomprimir la presión de los movimientos sociales que pugnan por definiciones concretas. El reclamo por planes, dio paso a otro más difícil de conformar, que es el de fuentes de trabajo genuinas, algo que discursivamente el oficialismo ha logrado instalar pero que ahora debe materializar en hechos concretos.
Todos los números de la macro muestran indicadores optimistas de recuperación de la actividad económica, si se los compara incluso con los números pre pandemia. Habrá que consolidar esa tendencia y acelerar el ritmo de crecimiento para salir de la fosa en la que se encontraba el país hasta hace muy poco tiempo. Pero eso no va a ser percibido notoriamente en el corto plazo, con lo cual la expectativa de que una estadística pueda cambiar el resultado de una elección es remoto.
Por último, la necesidad de sostener la unidad pos 14-N pone al Frente de Todos frente a la enorme responsabilidad de dejar de lado las diferencias internas y abocarse sin distracciones a la recuperación del país. En esa senda, los reproches desde la tribuna o las operaciones para desgastar algún funcionario o denostar ciertas políticas por lo bajo, no ayudan a fortalecer la figura de un gobierno cuya gestión termina desdibujándose por efecto de estas prácticas poco saludables e incompatibles con el concepto de unidad que se declama.
En este sentido, para cimentar la unidad el Frente de Todos prepara un gran acto de cierre para este sábado, en Merlo, que encabezará el presidente y contará con la participación de todos los gobernadores del espacio. "La idea es anticipar el cierre nacional para luego habilitar la posibilidad de que cada uno haga su acto en su provincia durante la semana previa a la elección", explicó a Data Clave un funcionario que participó de la gira.