Javier Méndez: “Los clubes de fútbol le dan más a la política que lo que la política le da al fútbol”
Tiene 28 años y desde los 24 es presidente de Excursionistas. Además, es politólogo y hoy trabaja en el Congreso. Elogia la rosca, pero también tiene "principios políticos". Dialogó en exclusiva con Data Clave y habló de su rol como politólogo, de las discusiones del fútbol y hasta de qué hacer con las barras bravas. “Los clubes muchas veces llegamos a lugares donde el Estado no llega”, lanza.
Javier Méndez tiene 28 años y hoy es presidente de Excursionistas, club del fútbol argentino que milita en la Primera C. Es uno de los dirigentes más jóvenes y muy bien visto por la propia Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Su participación en el club venía desde hace tiempo, integrando la Comisión Directiva como vocal suplente. Sin embargo, cuando ocurrió el famoso 38 a 38 en las elecciones de AFA, el presidente anterior renunció tras recibir amenazas en su propia casa. Nadie quería agarrar el fierro caliente de un club muy tenso.
Hoy está consolidado como el máximo dirigente del Verde. Además, es politólogo y trabaja en el Congreso. Elogia la rosca y los encuentros, pero remarcando que siempre tiene que ser en el marco de la política democrática. En una entrevista con Data Clave, habló de fútbol, de la injerencia (o no) de la política en el mismo, de cómo tomar decisiones y hasta de qué hacer con las barras bravas.
La entrevista completa:
Data Clave: ¿Cómo fue salir de la facultad y al poco tiempo asumir en un club de fútbol?
Javier Méndez: A los 24 años ya era vicepresidente, pasé de ser vocal suplente a ocupar este rol en diciembre de 2016. En junio de 2017 me tocó presidir el club. En ese interín había terminado la carrera de grado en la Universidad Torcuato Di Tella como becado y estaba realizando una maestría en Administración y Gestión de Políticas Públicas. Uno a partir de la Ciencia Política empieza a entender cómo es el proceso de toma de decisiones, y si bien es algo complejo, entendes que para ciertas decisiones podes nutrirte de herramientas.
DC: ¿Cómo es la política interna en Excursionistas? ¿Cómo logró persuadir a los dirigentes para que acompañen su modelo?
JM: Desde el 2004 se mantenía en el club un esquema de lista única. No es por la unidad en sí, sino que “están los que se animan”. Nosotros cuando agarramos no éramos los mejores, sino que éramos lo que había. Nos tocó asumir cuando se dio lo del 38 a 38 en AFA y el presidente del club renunció por amenazas en la casa. Se fue él, el secretario y el tesorero. Éramos lo que quedaba y nos teníamos que hacer cargo. Además, con todos esos problemas, nadie quería ni figurar en una lista fiscalizadora. Hoy tenemos dos listas con 33 personas de cada sector que quieren disputar los destinos del club. Democráticamente y objetivamente es un indicador de que el club está mejor. Hoy Excursionistas no es una silla eléctrica.
DC: ¿Hay similitudes entre la política y la gestión de un club?
JM: Te da la capacidad de gestión en términos técnicos, pero también gestionar un club es una escuela de vida. Los clubes son una escuela de la democracia. Yo estoy convencido de que no hay organizaciones más democráticas en Argentina que los clubes de fútbol. No lo ves en las empresas, en los sindicatos ni en organizaciones no gubernamentales. Acá somos evaluados en cada asamblea, en la rendición de cuentas y hasta por el azar de si la pelota entra o pega en el palo. Y la política, en mi concepción, es el arte de lo posible. Eso significa poder llevarlo a cabo o hacerlo viable. Para llevar algo adelante hay que convencer, o al menos persuadir, saber que muchas veces las decisiones no son unánimes, pero sí pueden ser mayoritarias. Y para eso hay que empatizar y ponerse en el lugar del otro. Creo que un dirigente que lo sintetizó muy bien fue Emilio Monzó cuando habló del “elogio de la rosca”.
DC: Los dirigentes igual suelen enojarse cuando un periodista menciona la palabra “rosca”…
JM: Puede que esté mal visto en la opinión pública, pero los dirigentes saben lo que es sentarse con alguien para intentar convencer. Quizás moleste la construcción de la palabra, pero no es más que tener un intercambio con un opuesto, y a partir de ahí ver quién cede, de ser necesario que así sea. Es un lindo proceso, es ahí donde está la democracia. No nos vamos a poner de acuerdo, pero es el menos malo de los sistemas. Los que no levanten la mano estarán enojados, pero al año siguiente podrán modificarlo.
DC: ¿Qué podría aportarle la política al fútbol para mejorar en este contexto de pandemia? ¿Los clubes fueron/son ayudados por la crisis?
JM: Yo creo que es al revés. A mí me parece que los clubes de fútbol le dan más a la política que lo que la política le da al fútbol. ¿Por qué? Por el simple hecho de que forman ciudadanos. Cualquiera que vaya a votar Memoria y Balance en un club, va a tener la misma praxis política que cuando va a votar a unas PASO o unas elecciones generales.
DC: ¿Podría trasladarse también a los pibes que muchas veces se sienten más acobijados en un club que en una escuela, no?
JM: Coincido. Siempre igual a sabiendas de las limitaciones que tenemos los clubes. Un club no puede hacer un plan de vivienda a una persona en situación de calle. Lo que se puede hacer es sacarlo un rato del barrio, darle educación formal en algunos casos, dependiendo de la situación de cada club, y ayudar con los alimentos. Creo que hasta ahí llega el brazo de una asociación civil. Los clubes muchas veces llegamos a lugares donde el Estado no llega.
DC: ¿Cómo es la articulación de la política y el fútbol en general? Más allá de la pandemia...
JM: Siempre estuvo la lógica de que el presidente de AFA no era más que una expresión del presidente de turno. Creo que Julio Humberto Grondona rompió con esa lógica y dejó una enseñanza: “A Dios lo que es de Dios, al César a lo que es del César. A la política lo que es del Gobierno, al fútbol lo que es de fútbol”. Los clubes no persisten por ser salvados por el Estado, sino que lo hacen por la masa societaria y el esfuerzo que puedan llevar a cabo los dirigentes, que circunstancialmente nos toca conducir al club. El fútbol tiene que tener autonomía para la toma de decisiones, porque no tiene la misma agenda que el Gobierno, tanto de este como de cualquier otro.
DC: Sin embargo los dirigentes del fútbol miran con interés a la política…
JM: Yo creo que quedó de manifiesto que no se pueden jugar los dos partidos al mismo tiempo. No es una partida de ajedrez. Para ser dirigente de fútbol hay estar con la cabeza, el cuerpo y el alma puesta todo el día en el club y los proyectos del fútbol. Esto es personal, pero también lo pienso para los que ejerzan un cargo público o sean funcionarios. No se puede estar pensando en política y al mismo tiempo si el sábado te salvas o no del descenso.
DC: ¿La Asociación Civil es un dogma para ustedes? ¿O no quieren las Sociedades Anónimas porque creen que no van a funcionar?
JM: Es una concepción moral y ética que tenemos. Es fundamental para nosotros el potencial del rol social. No creemos en esta lógica de cambiar sedes, logos, estadios o que de pronto se cierren actividades por no ser rentables. Más allá de eso, que quizás es nuestra ideología, nosotros somos totalmente racionales y tenemos los pies sobre la tierra. Y esto lo puedo fundamentar desde la Ciencia Política, porque pasa el tiempo y los clubes, con esta modalidad, sigue funcionando a lo largo del tiempo. Tenemos la razón de la dependencia del sendero que se camina hace más de 100 años. Y hoy estamos en una de las peores crisis del mundo, y sin embargo los clubes seguimos estando. Sin un mango, sin ver entradas y con la AFA ayudando, pero lo abrimos para que sean vacunatorios, merenderos y ollas populares. Estuvimos ahí, una vez más. Y vuelvo a lo anterior, demostramos que nosotros le damos mucho más a la política que la política al fútbol.
DC: ¿Cómo es tener 28 años y ser parte de la rosca del fútbol? ¿Es difícil mantener las convicciones cuando hay que negociar o tomar decisiones poco felices?
JM: Las discusiones las damos en Viamonte 1366 (la sede de AFA) y ahí saldamos cualquier diferencia o discusión que podamos tener. Nosotros lo hacemos puertas para adentro. Suelo desconfiar de aquellos que quieren tener la razón desde los medios o la judicialización. Los dirigentes, orgánicamente creemos que es: “Puertas para adentro a los sillazos, puertas para afuera los abrazos”. Nosotros tenemos un clima donde se pueden discutir las cosas tranquilamente y planteando posiciones. Y no es el fin del mundo, el que gana aplaude y el que pierde patalea. El fútbol argentino mostró que se sobrepuso la historia y la realidad por sobre la artificialidad. En España LaLiga desguazó a la Real Federación de Fútbol en la toma de decisiones. Hoy los propios dirigentes de Primera División disolvieron la Superliga para volver a darle poder de toma de decisión a la Federación. Eso no pasa en todos los lugares del mundo, y eso pasa cuando la conducción tiene legitimidad a través de sus dirigentes.
DC: ¿Alguna vez le tocó patalear?
JM: Lógicamente que cada cual también defiende el interés de su club. Un caso concreto es el comienzo del aislamiento social y el fin del torneo por la pandemia. Excursionistas estaba segundo en el Clausura, con un partido menos y a 4 puntos de Deportivo Merlo. Y al mismo tiempo teníamos que enfrentar a ellos. Como hincha pensaba que estábamos cerca, pero de golpe la situación nos sobrepasó. Nos llevó a tener que tomar una manta corta, donde muchos teníamos posiciones legítimas. Se dio el debate en todas las categorías, todos fuimos con un proyecto y se definió en la mesa de la divisional. Las decisiones se toman con lo que hay, no con el ideal. Grondona decía: “A veces vienen llenas, a veces vienen vacías”.
DC: ¿Cómo politólogo, tiene un análisis sobre la negociación en la política nacional? Da la sensación que hay poco margen y que todo está muy polarizado…
JM: Creo que la polarización es un rasgo distintivo de la política democrática. No sólo acá, sino en cualquier parte del mundo. Partiendo desde ese proceso macro o común, todo tiende a querer potenciar el ideal que uno tiene. Es decir, veo algo que pasa en una parte del mundo y coincide con mi idea, lo refuerzo. Yo creo que igual hay espacios que se mantienen indemnes a eso, y que muchas veces lo que se muestra en la tribuna de la televisión no es lo que pasa en la política real. Un caso es el Congreso, por ejemplo. En las comisiones se dejan esos chiquitajes y lo que se hace es discutir las leyes, entendiendo siempre la posición de cada uno. A la hora de sacar las cosas adelante y gestionar, siempre las partes se encuentran y está ese ejercicio de la rosca.
DC: ¿El problema de las barras bravas es de los dirigentes del fútbol o del Estado? ¿Cree que hay connivencia con la política?
JM: Creo que primero hay que hablar de la violencia del fútbol en sí. Ha quedado de manifiesto en la fallida final de Copa Libertadores entre River y Boca. Esos eran hinchas comunes y corrientes, pero con prácticas violentas. Muchas veces ves que el que tira una botella es un socio vitalicio. Ya de ahí tenemos un problema. Después tenemos los grupos radicalizados que tienen intereses políticos y económicos, que son con los que tenemos que empezar. Los dirigentes para esto no podemos luchar solos, se necesita un apoyo del Estado y de las fuerzas de Seguridad. También es importante que los socios acompañen y legitimen la posición de terminar con este flagelo. Nosotros tenemos un sistema de monitoreo con siete cámaras y presencia policial, entre otras medidas. Con eso y apoyo de diversos sectores, uno se siente respaldado. En ese marco, creo que sí se puede dar la batalla.
DC: Con este panorama, ¿es difícil imaginar la vuelta del público visitante?
JM: Hay una ONG muy conocida que es “Salvemos al Fútbol” y que tiene varios estudios demostrando que la falta de público visitante no disminuyó ni aumentó la violencia. Hoy mutó hacia otra cosa, que es tener internas y disputas por negocios o por el mero hecho de quién se sube al paravalancha. Yo creo que puede volver, es una discusión por darse más adelante. Desde la violencia hasta los costos de los operativos policiales. Con algunas variables racionales y cierto control, creo que es algo redituable para todos.