Héctor Daer, uno de los pesos pesados ​​del sindicalismo argentino, sorprendió a propios y extraños al comunicar este martes que no continuará al frente de la Confederación General del Trabajo (CGT). Lo hizo puertas adentro, en una reunión con sus colegas en la sede de Azopardo, horas antes de la conferencia de prensa convocada por la cúpula cegetista. El anuncio cayó como un baldazo entre los gremialistas, que daban por hecho que el líder de Sanidad buscaba consolidarse como único secretario general, cerrando así la etapa del triunvirato que encabezó desde 2016.

En lugar de eso, Daer pateó el tablero y abrió el juego para una nueva conducción, que se definirá en el congreso de renovación de autoridades previsto para noviembre. Según dejó trascender, su elegido para sucederlo sería Jorge Sola, actual secretario de Prensa de la CGT y titular del Sindicato del Seguro, aunque dentro de un esquema colegiado de tres o cuatro dirigentes. “Quiero acomodar todo esto”, dijo Daer en la intimidad del encuentro, en alusión a la pulsada con el Gobierno por la reforma laboral y sindical que impulsa la Casa Rosada.

La reunión en la que hizo el anuncio contó con la presencia de los otros cotitulares de la central, Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Octavio Argüello (Camioneros), además de referentes como Andrés Rodríguez (UPCN), Sergio Romero (UDA), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Julio Piumato (judiciales) y Rodolfo Daer (Alimentación). Todos tomaron nota del viraje que implicará su salida, que no sólo deja vacante un lugar clave sino que obliga a repensar el equilibrio interno entre sectores más dialoguistas y otros más combativos.

No es un dato menor que Daer dejará su lugar en la CGT mientras se prepara para disputar, por enésima vez, la conducción de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) Buenos Aires, que lidera desde hace 32 años. Todo indica que la votación será adelantada a junio, para evitar que se mezcle con la interna cegetista. En paralelo, se habla de su intención de neutralizar una posible lista de opositores dentro de su propio gremio, donde todavía mantiene una fuerte estructura territorial.

En los últimos meses, el jefe sindical mostró un endurecimiento en su postura frente al Gobierno de Javier Milei. De hecho, fue uno de los impulsores del tercer paro general convocado por la CGT para este jueves, una medida que tensó aún más la relación con el Ejecutivo y fragmentó la alianza de los gremios moderados. “La CGT sale a hacer un paro porque sabe que se vienen reformas”, lanzó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en referencia a las modificaciones laborales contenidas en el DNU 70, que hoy están frenadas por una cautelar judicial.

Con su giro hacia una línea más combativa, Daer se alineó con Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), quienes también se fueron endureciendo en las últimas semanas, empujados por los planes de privatización de empresas públicas como AYSA. En ese reacomodo, quedaron más distantes figuras como Gerardo Martínez (UOCRA) y Armando Cavalieri (Comercio), que siguen cerca del oficialismo y se sienten más cómodos en la órbita de Luis Barrionuevo (gastronómicos), uno de los impulsores de una renovación cegetista desde otra vereda.

El paso al costado de Daer no sólo reordena las piezas dentro de la CGT, también acelera los debates sobre el futuro del movimiento obrero organizado. Las próximas semanas serán claves para saber si el recambio derivará en una conducción unificada o si persistirá la lógica colegiada. Lo que está claro es que, con su decisión, el dirigente de Sanidad alteró la hoja de ruta prevista y dejó la pelota en la cancha de sus pares, justo cuando el frente sindical enfrenta el desafío de resistir reformas estructurales con una estrategia común.

El congreso nacional de renovación de autoridades de la CGT está previsto para noviembre de 2025, aunque no se descarta que algunos sectores busquen adelantar las definiciones si se cristaliza un consenso amplio. En ese marco, todas las miradas están puestas en lo que ocurre este jueves con el paro general y su impacto político, en una semana clave para la pulsada entre la central obrera y el Gobierno libertario.