Fernández realiza última ronda de consultas antes del anuncio, con la incógnita puesta en la presencialidad
La única certeza es que las medidas se extenderán hasta mediados de mayo y que habrá más límites a la circulación y controles reforzados. Reunión a última hora con Trotta para definir detalles del nuevo esquema educativo. Gastronomía en jaque y reempadronamiento de trabajadores esenciales. Semáforo epidemiológico y marco general para las provincias.
Este viernes vence el DNU con las medidas vigentes. El anuncio de la continuidad de esas medidas, que incluirá más restricciones, será esta tarde y tendrá como protagonista excluyente a Alberto Fernández, quien eligió no anticipar el resultado de su decisión hasta el mismo momento de su comunicación. El consenso es que los límites a la circulación permitieron estabilizar la curva de contagios, pero que es necesario profundizar estas políticas para que la curva comience su recorrido descendente y se pueda así aflojar la saturación que hoy enfrenta el sistema de salud en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Tras una intensa semana de reuniones con gobernadores, médicos y especialistas en epidemiología, durante el viernes se efectuará una último ronda de consultas que estarán a cargo del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y la secretaria de Legal y Técnica Vilma Ibarra. Ellos tres serán los que coordinen, junto al presidente, la redacción del nuevo DNU, aunque también podría tratarse de una prórroga del decreto vigente.
El punto de mayor conflicto esta puesto en la presencialidad escolar en el AMBA. Los tironeos con Horacio Rodríguez Larreta que terminaron la Corte Suprema, modificaron la relación entre la Rosada y la jefatura de gobierno porteña, a pesar de lo cual Fernández está convencido que es imprescindible extender la suspensión de la “presencialidad” en Provincia y Ciudad de Buenos Aires para contribuir al achatamiento de la curva de contagios.
Anoche el presidente recibió a Trotta en la Casa Rosada para ajustar detalles de lo que anunciará este viernes y evitar los cortocircuitos que generó el último anuncio. Tras el encuentro, hubo hermetismo de la fuentes oficiales. "Lo decide Alberto, todavía no hay ni siquiera un punteo de las medidas", dijo a última hora del jueves un vocero del gobierno. Desde la Ciudad, propusieron un esquema más flexible, con aperturas por grados, años y días, a la espera del fallo de la Corte que salde (o no) esta discusión.
Por fuera de la cuestión educativa, hay consenso para reforzar las medidas. Así surge de las distintas consultas que realizó el Gobierno esta semana: el lunes con el comité de expertos y el martes y miércoles con gobernadores de todo el país (incluido el jefe de Gobierno porteño y reuniones exclusivas del AMBA).
El anuncio de Fernández estará marcado por las tensiones entre la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. Mientras Axel Kicillof presiona por un cierre total, Horacio Rodríguez Larreta quiere evitar ese aislamiento, aunque aceptó reforzar controles y mantener los cierres actuales.
La base del DNU estará enfocada en “mantener los lineamientos generales del decreto anterior, en principio, hasta mediados de mayo", según revelan desde Casa Rosada. Pero hay margen para novedades, que estarían relacionadas a reducir aún más el horario límite de circulación, que podría comenzar a las 18 horas y extenderse hasta las 6 de la mañana y retornar al esquema de "take away" y atención fuera de los locales para los comercios, por caso.
Además, se volvería a aplicar el “semáforo” que permita a avanzar u obligue a retroceder según la situación epidemiológica de cada distrito (fue sugerido el lunes por Pedro Cahn). Pero para este punto, Alberto pidió a los mandatarios provinciales que “si estamos de acuerdo en restringir la circulación me tienen que acompañar en el cumplimiento de las normas”.
Larreta ya adelantó su compromiso a ese punto: anunció que cerrará 25 accesos a la Ciudad y exigirá un reempradonamiento de esenciales. No es suficiente para la provincia, según la visión de Kicillof, quien insiste en que el epicentro de las nuevas cepas es CABA.