Dubin: "La Ciudad plantea que estamos en una situación controlada y los números dicen todo lo contrario"
Fuerte preocupación entre los terapistas por el estrés médico y la cantidad de casos. El Gobierno de CABA plantea un 63% de ocupación, pero la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva sostiene que se está llegando al 90%. Médicos desbordados y áreas sin personal para poder asistir la alta demanda. "Estamos diezmados, con una sobrecarga enorme y muy expuestos a cometer errores por el estrés", denuncia Arnaldo Dubin, miembro de la SATI.
La realidad sanitaria parece no tener coincidencia con los nuevos pasos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras se suman nuevas actividades, los profesionales de la Salud denuncian estrés médico y una muy cercana saturación de la demanda por camas de terapia intensiva.
Data Clave, con un documento exclusivo, mostró que en CABA hay muchas clínicas porteñas que superaron el 100% de la ocupación de camas y otros sectores que llegaron al 90%. Sin embargo, el Gobierno porteño ratifica sus cifras de niveles de ocupación del 63%. Argumentan que no buscan tener intencionalidad política, pero desde Nación apuntan a que "dibujan los datos" para presionar nuevas habilitaciones, como el caso de los restaurantes y bares con mesas al aire libre.
La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) manifiesta que en sus relevamientos semanales notan que en "20 instituciones clínicas de primer nivel y siete hospitales públicos los niveles de ocupación llegan al 90%", y que "los datos que transmite Ciudad son inadecuados".
Data Clave dialogó en exclusiva con Arnaldo Dubin, médico y miembro de la SATI, quien manifiesta estar "muy preocupado por la situación" y que "hay muchos funcionarios que quieren mostrar una realidad que no existe".
La entrevista completa:
- Data Clave: ¿Cuál es el grado de preocupación que hoy impera en el sistema hospitalario?
- Arnaldo Dubin: Esto es un infierno. Te diría que mi sentimiento excede holgadamente la preocupación, lo que tenemos ya es angustia. Los casos crecen, más allá de las visiones edulcoradas de muchos funcionarios. Los números son agobiantes, incluso en la Ciudad de Buenos Aires, donde la cúpula venía diciendo que los casos disminuían. La última semana hubo 1.327 casos por día de promedio.
- DC: ¿Es mucho para ser la Ciudad de Buenos Aires?
- AD: Es muchísimo. Además sería muy necio verla aisladamente, es una unidad funcional, y significa que no se puede separarla del Conurbano. Hay miles de personas que viajan todos los días entre Conubano y Ciudad. Por más que se intente diferencias de lo que ocurre, esto no es así.
- DC: Es decir que no coincide con la gestión actual en materia de resultados y gestión…
- AD: Yo no coincido con la mirada optimista del Gobierno o lo “robusto” que está el sistema sanitario. Esto aplica también a nivel nacional. Cuando el Presidente autoriza la reunión de diez personas al aire libre está dando vía libre al desmadre. Yo esto no lo concibo la verdad, y me parece un poco decepcionante, porque yo fui un ferviente defensor de la política sanitaria del Gobierno.
- DC: ¿Siente que el Gobierno aflojó en el momento más importante?
- AD: Claramente. La política sanitaria salvo a decenas de miles de muertos. La tasa de letalidad en Reino Unido, por ejemplo, es siete veces la nuestra. Nosotros ya hemos tenido 50 mil casos más que ellos, y sin embargo tenemos 30 mil muertos menos. Y esto hay que remarcarlo, porque hay muchos que, de forma canallesca, sostienen que nuestra tasa de letalidad es más alta, y eso es una infamia. Nuestra tasa hasta ahora fue baja porque los casos crecieron lentamente por la cuarentena, y el sistema de Salud pudo fortalecerse.
- DC: ¿La situación está cambiando ahora? ¿Qué pasa con las cifras de ocupación por camas de terapia intensiva?
- AD: Está cambiando porque la flexibilización está llevando a un aumento desmedido de número de casos en todo el país. La situación no está estabilizada y no hay que tener una mirada optimista del AMBA. La meseta es de una magnitud muy grande como para que el sistema se sature. En la Ciudad de Buenos Aires se regordean de lo sólido del sistema, pero la tasa de letalidad está en 2,43%. Ya no está funcionando la terapia intensiva como antes, y los resultados no son los habituales.
- DC: ¿A qué se refiere con la disminución de efectividad de las camas de terapia intensiva?
- AD: Muchos países económicamente poderosísimos y con sistemas sanitarios desarrollados colapsaron. Y es sencillamente porque no hay personal físico para contener la demanda de casos. Esto en Argentina no ocurrió por la cuarentena obligatoria. Pero ahora están creciendo, de una forma tal que la saturación del sistema es posible. Nosotros hace tiempo que esto lo venimos polemizando con el Gobierno porteño por la ocupación de camas.
- DC: Precisamente sobre ese tema, este medio publicó un documento que muestra la situación de muchas clínicas privadas porteñas. ¿Coincide con la mirada de Nación, sobre que la Ciudad “dibuja los datos”?
- AD: Yo esto lo conozco bien por mi profesión de intensivista. La Ciudad dice que hay 63% de ocupación, pero en los relevamientos que dos veces por semana hace la filial CABA de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, en 20 instituciones privadas de primer nivel, y siete hospitales públicos, la ocupación llegó al 90%. ¿Por qué esta diferencia? Ellos dicen que la medición es inadecuada, pero están equivocados. La diferencia puede estar en el denominador, pero el número de camas es opinable.
- DC: ¿Y por qué tanta diferencia en la medición?
- AD: Están considerando como camas sectores que no lo son, como sectores de guardia y emergencia. Los médicos del Durand denunciaron que se abrió un área en el sector de pediatría que no va a funcionar nunca porque no hay personal. El colapso va a surgir primariamente del personal, y no de la dotación de insumos. Los intensivistas, que ya éramos pocos antes de la pandemia, ahora estamos superados por la enfermedad, diezmados y una sobrecarga enorme.
- DC: El sector sanitario viene denunciando esto desde los primeros meses de la pandemia…
- AD: En la terapia intensiva la gente no da más, llegó al límite. Comete errores, se contagia y se enferma, porque no da más. Entonces, cuando Larreta y Quirós dicen que el sistema es sólido, le pido que vayan a los hospitales y que hablen con la gente, hay que ver la realidad. Porque de este problema va a surgir el colapso. Estamos discutiendo las camas libres, cuando hoy el problema es que el personal sanitario está colapsando.
- DC: ¿Siente que en ese análisis quedó rezagado Kicillof en la mirada sanitaria?
- AD: Kicillof tiene una mirada real porque desde el primer momento tiene una asesora intensivista, que hoy tuvo un rol esencial para explicar esta situación.
- DC: ¿Qué visión tiene sobre la vacuna? El Gobierno muestra entusiasmo por esto…
- AD: La vacuna está en proceso de investigación, yo espero que alguna resulte efectiva, pero no es una realidad. Si funciona, que no podemos darlo por seguro, va a estar para el año próximo con suerte. Yo no sé si las presiones políticas son muy grandes, o si el Gobierno Nacional sabe lo que pasa en el sector intensivo, pero si aumenta la mortalidad, es porque la terapia intensiva no está dando más para los distintos grados. Estamos viviendo una situación esquizofrénica.
- DC: ¿Hay poco personal para terapia intensiva? ¿Por qué se da?
- AD: Es una situación angustiante, luchando permanentemente por la muerte. Es un sector mal conceptualizado como un sector previo a la muerte, y no es así. En condiciones normales, el 80% de los pacientes se van de alta con distintos síntomas de recuperación. Estamos haciendo un trabajo tremendo y que va al límite de nuestras capacidades en muchas situaciones.
- DC: ¿Siente que ya no acompaña la sociedad?
- AD: Lamentablemente vemos que incluso hay sectores de la política alientan a estas cuestiones. Vemos a Macri, Bullrich y otras figuras que no se solidarizan con la situación actual y convocan a las movilizaciones en la calle.
- DC: ¿De qué depende el no colapso del sistema ahora? Más allá de la flexibilización…
- AD: El Ministerio de Salud está haciendo denodados esfuerzos por conseguir gente y no logró llevar más que un puñado de personal intensivista. Estamos trabajando con otros especialistas para que nos puedan dar ayuda, tenemos gente de cardiología ayudando, pero no es lo mismo. Hay que remarcar que la calidad de atención no es la misma. Formar un especialista en terapia intensiva requiere una residencia de cuatro años. Y ya hay una deficiencia estructural a nivel mundial, muy pocos médicos quieren hacer terapia intensiva.
- DC: ¿Y a qué se debe?
- AD: Es una especialidad muy demandante en lo físico y anímico. En permanente contacto con el sufrimiento y la muerte, sumado a que las condiciones de trabajo son malas y la remuneración es escasa. Todos los años, más de la mitad de las vacantes para las residencias de terapia quedan libres. Antes de la pandemia, la terapia hubiera trabajado de forma muy defectuosa, de no ser por médicos extranjeros, fundamentalmente colombianos y bolivianos, que vienen a formarse y que nos ayudan muchísimo. Sin ellos, francamente hubiese sido muy difícil. Incluso más allá de los lamentables comentarios xenófobos de muchos.