Con amplias diferencias internas, con exportaciones en baja y "China dependientes": se celebran 30 años del Mercosur
Alberto Fernández encabezará hoy el acto aniversario. Será desde las 10 de la mañana y en forma virtual. Chile y Bolivia estarán como invitados. Autocrítica, objetivos incumplidos y desafíos por delante, en la agenda del bloque regional.
Este 26 de marzo se cumplen 30 años de la fundación del Mercosur. Fue un acto en Foz de Iguazú entre Raúl Alfonsín (expresidente de Argentina) y José Sarney (expresidente de Brasil) en 1985 lo que generó los cimientos para que en 1991 aparezca este bloque regional que, pese a las promesas y expectativas diseñadas en aquel entonces, fue perdiendo relevancia con el correr del tiempo.
Las tensiones políticas, las diversas miradas de política exportadora, también influyeron en este último tiempo para que el organismo quede aún más relegado. Con ese trasfondo, el presidente Alberto Fernández encabezará hoy la Cumbre por los 30 años del Mercosur. Será un encuentro virtual, a raíz de las complejidades causadas por el rebrote del coronavirus que impacta en toda la región pero en particular en los miembros del bloque.
Seguramente haya autocrítica, pero lo que habrá será un discurso para profundizar las relaciones y ampliar la cartera internacional para generar aún más desarrollo en los cuatro países que integran el Mercosur: Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay.
El encuentro comenzará a las 10 y será encabezado por Fernández, debido a que Argentina ya asumió la presidencia pre tempore del bloque. Estarán invitados Bolivia y Chile.
“Con casi 300 millones de habitantes y una superficie cercana a los 15 millones de kilómetros cuadrados (un 50% más grande que el continente europeo, similar al tamaño de Rusia), el Mercosur es conocido por su gran potencial en materia de recursos naturales y alimentos”, dice la presentación oficial del evento. Y detalla que “el bloque vende el 63% de la soja del mundo, y es el principal exportador mundial de carne vacuna y de pollo, de maíz, café y hierro, así como también es el octavo productor mundial de automotores. Su PBI alcanzó en 2019 los US$ 4.467 billones (medido por paridad de poder adquisitivo), lo que lo coloca, en bloque, como la quinta economía más grande del mundo”.
No ha sido suficiente para imponer presencia en el mundo pero tampoco profundizar el comercio entre los países miembros. Un informe de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), que conduce Marcelo Elizondo, detalla que, entre los veinte acuerdos regionales de integración que hay en el mundo, el que menos relación exportación/PBI ha logrado es justamente el Mercosur: menos del 15% contra más del 30% del promedio mundial.
Es consciente de esta situación el propio canciller argentino, Felipe Solá, según lo expresado en una edición especial publicada por el organismo. “Al observar las cifras de comercio, se percibe que en los últimos años el comercio intra-zona fue perdiendo relevancia para las economías del bloque”, sostiene Solá, que también es crítico respecto a lo realizado en las exportaciones “extrazona”: “Hay una fuerte concentración en productos primarios que coincide con el creciente protagonismo de China como socio comercial del Mercosur. Es decir que, salvo el sector automotor –paradójicamente excluido de las reglas del MERCOSUR- la región no pudo desarrollar cadenas de valor industriales ni aumentar el valor agregado de sus exportaciones”.
Un informe recientemente elaborado por la consultora Abeceb hace hincapié en la dependencia del bloque con China: “A los 30 años del Mercosur, China -que a comienzos del siglo XXI solo representaba el 3% de las ventas externas del bloque- se convirtió en el principal destino de exportación, actualmente casi 1 de cada 4 dólares exportados se dirigen al gigante asiático. En cuanto a las fuentes de abastecimiento, China también se transformó en el primer origen de las importaciones del Mercosur, desplazando a EEUU, 1 de cada 5 dólares que compra el Mercosur son productos chinos”.
La consultora que dirige Dante Sica, exministro de Producción, concluye, en línea a lo expresado por Solá, que “el Mercosur debe poder diversificar sus destinos de exportación y dar un salto en el tipo de bienes que vende, si el objetivo es lograr un crecimiento que permita generar empleo y disminuir la pobreza”.
A este escenario pesimista hay que agregarle las tensiones generadas por las diferencias políticas entre los miembros, que se pueden profundizar ahora con la decisión de Argentina de abandonar el Grupo de Lima. Más allá de los cuestionamientos a esta alianza, la posición del Gobierno de Alberto Fernández sobre Venezuela difiere con las posturas de Uruguay, Paraguay y Brasil, todos miembros del grupo en cuestión.
Pero no es sólo política lo que genera tensión. También son las posturas respecto a cómo debe perfilarse el Mercosur con el mundo lo que divide a sus miembros. Mientras Uruguay (de la mano de Luis Lacalle Pou) espera una línea más libre mercado, exige desideologizar la política exterior y permitir que los integrantes que quieran “ir más rápido” puedan hacerlo, Argentina es más escéptica a este tipo de acuerdos. Tampoco ayudó, en las negociaciones frustradas con la Unión Europea, por caso, la política ambiental de Jair Bolsonaro y los procesos de deforestación que impactan en el Amazonas.
Es entonces, una tarea difícil la que tienen los líderes de estos cuatro países si se proponen dotar de mayor relevancia al Mercosur.