Cacerolazos para que no se otorguen prisiones domiciliarias
Vecinos de diferentes puntos protestaron contra la polémica medida que busca evitar contagios en los centros penitenciarios.
Vecinos de diferentes puntos del país se expresaron hoy golpeando sus cacerolas en balcones y terrazas para rechazar que se otorguen prisiones domiciliarias a los presos en el marco de la pandemia por el coronavirus.
El cacerolazo y aplausazo que habían sido convocados hace varios días por las redes sociales, se escuchó fuerte desde las 20 de esta noche en distintos barrios porteños, localidades del conurbano bonaerense y en las principales ciudades provinciales.
Ante el avance de la pandemia de coronavirus en el país, y las medidas de aislamiento social dispuestas para mitigar la propagación del virus, en sintonía con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), abogados defensores de personas privadas de su libertad elevaron a la Justicia pedidos de prisión domiciliaria.
Ante estos pedidos, la Cámara Federal de Casación fijó posición y recomendó que se analicen los casos de presos que integran la población de riesgo de contagio, es decir mayores de 65 años, mujeres embarazadas o personas con enfermedades preexistentes, que estuvieran vinculadas a delitos leves.
Desde que fue decretado el aislamiento, menos del uno por ciento de la población carcelaria de la provincia de Buenos Aires fue beneficiada con la prisión domiciliaria, ya que 439 presos obtuvieron un fallo judicial favorable para continuar cumpliendo las penas en sus casas.
Además, otros 320 presos que están detenidos en cárceles del Servicio Penitenciario Federal también recibieron el mismo beneficio y egresaron de los penales con prisión domiciliaria.
Las cacerolas se escucharon durante alrededor de diez minutos en Villa Crespo, Recoleta, Palermo, Belgrano, Parque Chacabuco, Caballito, Parque Patricios, Almagro, Flores y Boedo, entre otros barrios porteños.
En los últimos días, el rechazo a el otorgamiento de prisiones domiciliarias incluso generó una petición en la plataforma Change.org que en tres días sumó 500.000 firmas de adhesión.