En cadena nacional, el presidente Alberto Fernández envió su último mensaje como presidente de la nación a horas de entregar el mandato a Javier Milei y marcó lo que será el primer año del gobierno de La Libertad Avanza.

Como introducción, el presidente saliente aseguró estar “plenamente consciente” de que el voto popular que lo consagró en 2019 “expresaba la esperanza de terminar de una vez y para siempre” con la herencia del gobierno de Mauricio Macri pero “no logramos plenamente el cometido”.

“No puedo negar que tengo sensaciones encontradas. Siento satisfacción con todo lo hecho y construido, con los enormes avances que hemos logrado en muchas áreas, con el crecimiento que se verifica en muchos ámbitos sociales y económicos. Pero también siento pesar por no haber podido concretar todo lo que nos propusimos alcanzar. Lo que faltó hacer, lo que nos impidieron hacer, lo que no debimos hacer o lo que debimos haber hecho de otro modo. Sé que en todo tengo responsabilidad”, sentenció Fernández.

En cuanto a la economía, detalló que la actividad económica está 7,5% por encima de lo registrado en 2019. Casi el 67% de la capacidad industrial instalada está siendo utilizada, el registro más alto desde 2016. En su periodo de gobierno, Argentina vio crecer su economía un 16% entre 2021 y 2022. “El empleo registrado comenzó un crecimiento que lleva 37 meses ininterrumpidos, el lapso más prolongado de creación de empleo observado en democracia”, explicó.

Además, aseguró que su gobierno “acompañó las transformaciones que reclamaba la marea del feminismo en las calles”, con el que se consiguió sancionar el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Era una deuda de la democracia”, calificó el presidente.

“Está claro que en la vida cotidiana y en el debate público, pesan muchas veces más los debe que el haber, sobre todo cuando tienen que ver con el esfuerzo de llevar adelante el día a día. Sabemos que no alcanzamos los objetivos que nos propusimos en el fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación y la disminución de la pobreza. Porque las circunstancias y el contexto no nos acompañaron y también porque deberíamos haberlo hecho mejor o diferente o porque no encontramos las herramientas adecuadas”, se sinceró Fernández en una autocrítica a su gestión.

Sobre lo que se viene, aseguró: “El año entrante ingresarán, producto de nuestras exportaciones agrícolas y ganaderas, de nuestras exportaciones de gas y de litio, alrededor de 35.000 millones de dólares. Además, gracias al gasoducto que construimos, dejaremos de gastar 5.000 millones de dólares para importar gas licuado. De aquí hasta el 2030 las estimaciones marcan que las exportaciones sumadas de bienes y servicios crecerán el 80%”.

En este escenario, afirmó que “no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar”, y agregó: “Debemos cuidar que bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen”.

Por último, se despidió con otra autocrítica: “Guardo conmigo el dolor profundo de no haber llegado a mejorar la vida de quienes aún están en la pobreza. No voy a elegir el lugar cómodo de esperar el juicio de la historia que suele ser benévola con los ex presidentes porque oculta los claroscuros del presente. Escucho y me hago cargo del juicio de mis contemporáneos. De su entusiasmo, sus enojos y sus críticas”.