Pasadas las elecciones, el verdadero desafío que nos espera a los argentinos es qué hacer para impulsar el crecimiento, potenciar el empleo y reducir la pobreza. La campaña no dio mayores precisiones. Como es usual, los principales partidos apelaron a valores y emotividad, sin dar señales claras sobre cuál sería su política económica.

Sin embargo, el Ejecutivo nacional dio un primer paso en este sentido al anunciar que, en los próximos días, enviaría al Congreso un plan económico plurianual que incorporaría las principales medidas a implementar en los próximos dos años. Esta puede ser una gran oportunidad para consensuar varias de las reformas básicas que necesita el país para salir adelante.

Un objetivo ineludible debe ser la creación de empleo formal. Para lograrlo no podemos ignorar el impacto que tienen los impuestos al trabajo. En Argentina, según estimaciones de la OCDE, la cuña laboral, es decir la diferencia entre lo que paga la empresa y lo que recibe el trabajador, supera el 35%. Para colmo, estos son valores promedio. Para las remuneraciones más altas la cuña laboral alcanza picos de hasta el 57%.

Los impuestos entonces generan que los costos laborales de las empresas sean relativamente altos y, que al mismo tiempo, las remuneraciones netas de los empleados sean relativamente bajas. Resumidamente, trabajadores caros pero con sueldos bajos. La diferencia es la recaudación que alimenta el gasto público.

Este esquema incentiva la informalidad y reduce la demanda de trabajo, contribuyendo a los serios problemas de empleo que enfrenta Argentina. Probablemente los impuestos al trabajo estén entre los tributos que más se evaden en el país. El número es sencillo, según estimaciones del INDEC, más del 35% de los trabajadores está en la informalidad. Mientras que, otro porcentaje relevante se encuentra en una relación de dependencia encubierta al estar inscripto como cuentapropista.

Ante la situación tan delicada que experimentamos, ¿no es momento de atacar el problema de creación de empleo de manera directa? La reducción de los impuestos al trabajo, junto a una modernización de la regulación laboral, es seguramente la medida con mayor impacto sobre la creación de empleo en el corto plazo.

Avanzar en esta senda permitiría reducir la cuña laboral, mejorando la rentabilidad de las empresas y los salarios reales en el proceso. Además, haría más atractivo el trabajo formal y reduciría la evasión impositiva. Por ambas vías, crecería la recaudación de otros tributos.

Esto no implica que la reducción de los impuestos al trabajo deba ser la única medida del plan económico. No obstante, podría ser una manera novedosa para la Argentina de atacar los problemas de empleo.