Recuperación económica: pensando en saltar al futuro
El error de apostar a medidas de efecto transitorio y la apuestas al sector externo. Mercado de cambios con mal funcionamiento y un fuerte gasto público que no está únicamente vinculado a la pandemia. Los ejes de la recuperación y la apuesta al sector externo.
Leo que científicos de Princeton han analizado la posibilidad de viajar al futuro. Uno de ellos es argentino. Es un gran logro analítico que además, llama la atención porque Argentina vive anclada en el pasado.
Las medidas para lograr una pronta recuperación de la economía parecen, hasta ahora, ser calcadas de las que siempre se han seguido durante décadas. Se castiga brutalmente las exportaciones, se cobran impuestos que atentan contra la productividad, se dilapidan los stocks y se imponen controles de cambio y aumenta la intervención estatal. Se fomenta el mercado interno y castiga al externo. Al mismo tiempo aumenta el gasto y cae la eficiencia. Hay pequeños períodos donde obligadamente se reordenan las cuentas públicas pero no se logran corregir los problemas de fondo.
La re-re-re-renegociación de la deuda muestra un perfil muy amable que llevará a pagar muy poco hasta el 2025. Ese es un gran alivio a la Tesorería si esos años se utilizan para generar un superávit fiscal.
La recuperación económica podría provenir de cuatro sectores: exportaciones, energía, turismo o conocimiento. Los cuatro están muy castigados por decisiones propias (exportaciones, conocimiento o energía) o por el Covid (turismo). No es difícil eliminar los obstáculos adicionales que en sólo 6 meses se han generado.
Las medidas anunciadas de fomentar obra pública en municipios sólo tienen un efecto reactivador transitorio. No mejora la capacidad de producción ni reduce costos. Sólo si se mejora la productividad se puede crecer. De lo contrario, por definición, se gasta en algo que no permite recuperar la inversión.
El mercado de cambios no tiene un normal funcionamiento. Hay como mínimo 5 precios: el que reciben exportadores con las respectivas retenciones, el tipo de cambio oficial, el que incluye el impuesto PAIS, el que puede obtenerse a través de operaciones con bonos y el mal llamado “blue”. Consideremos que además no hay un mercado de futuros propiamente dicho. Sin mercado no se puede crecer, y Argentina necesita más dólares.
Se observa un incremento en el gasto público que no sólo está asociado con la cuarentena. Al fin y al cabo muchos aumentos de gastos fueron anunciados con los nuevos ministerios en Diciembre 2019. Las tarifas congeladas implicaban aumentos en subsidios. La reducción a jubilados en los pagos tuvo y tiene un gran impacto pero no soluciona el problema de fondo que son dos: pocos aportantes para la cantidad de beneficiarios -con pésimo control sobre quienes pueden acceder-, y mal uso de los recursos acumulados (los provenientes de las AFJP). El déficit cuasi-fiscal no ha mejorado a pesar de caer la tasa porque aumentó la deuda del BCRA.
Argentina no puede tener una pronta reactivación económica si no tiene financiación, pero hemos abrumado al mercado de capitales que no tiene una moneda, los instrumentos masivos como Fondos Comunes de Inversión tienen saltos regulatorios cada tanto, el sistema financiero debe prestar por debajo de sus costos y las empresas no tienen rentabilidad.
La recuperación económica difícilmente provenga del sector interno, muy castigado por la cuarentena. Podría provenir del sector externo, por las bajas tasas de interés internacionales y por la posibilidad de exportar. Si el mercado de cambios se ordena, tal vez en etapas, pero con el objetivo de llegar a tu tipo de cambio libre y único, las exportaciones crecerían. Si la inversión pública se dedica a mejorar infraestructura, reducirá costos. Si los mercados de capitales pueden funcionar libremente, se podrá canalizar el ahorro interno. Sin embargo hace décadas que ante este mismo problema se prefiere poner más restricciones en lugar de hacer fuerza por el lado contrario al del problema.
No olvidemos que el rol del FMI siempre fue financiar los países que necesitaran reformas estructurales, hasta tanto esas reformas tuvieran éxito. Nuestros mercados cambiario, laboral, previsional, energético, y varios más, indudablemente necesitan cambios. Ya que de todas maneras no estaremos pagando esa deuda, ¿porqué no intentar dar un salto al futuro y aprovechar esa oportunidad?