La nueva "clase" empresarial digital
La característica esencial de estas empresas y empresarios no es la tecnología, sino el hecho de que nacen como empresas internacionales.
Aceptemos el término "clase” solamente para un artículo periodístico. Más allá de eso sólo genera confusión. La idea es señalar la existencia de un nuevo fenómeno social en Argentina: la existencia de un nuevo grupo de emprendedores y de empresas que no existían unos diez años atrás y que se están convirtiendo rápidamente en las empresas más grandes y dinámicas del país.
El tema de que esto sea interesante va más allá del mero hecho que nacen, crecen y triunfan como era difícil imaginar que ocurriera en otros ámbitos de la economía argentina. También puede ser que genere una “dirigencia” empresarial diferente, lo cual podría abrir nuevas oportunidades para que este país salga de su estancamiento mental y económico.
Digo esto porque parece haber una clara diferencia entre este grupo de emprendimientos y otros que se generaran en el pasado. En este sentido, la característica esencial de estas empresas y empresarios no es la tecnología (que, por supuesto, las destaca), sino el hecho de que nacen como empresas internacionales.
En el pasado, las empresas de manufactura industrial nacían centradas en el mercado interno, crecían, y algunas de ellas terminaban luego con alguna proyección internacional, por ejemplo, Arcor o Molinos. Un camino similar, aunque en un terreno mucho más competitivo seguían algunas empresas agropecuarias, internacionalizando, aunque sea regionalmente, su producción.
Por ejemplo: Los Grobo o Don Mario. La mayor parte de las empresas manufactureras nacían y crecían en el mercado interno, protegidas por la típica barrera mercantilista que tenemos hace décadas. Este grupo de empresas, desarrolló organizaciones industriales propias y hasta trajo al país y/o generó internamente sus propias teorías: la sustitución de importaciones, la enfermedad holandesa, las relaciones entre el centro y la periferia, la doctrina de la CEPAL, el estructuralismo.
Ese conjunto, coherente, aunque no acertado, de ideas sumó el apoyo de la dirigencia sindical y el populismo político, para volverse un combo imbatible, que sigue prevaleciendo aunque ya con connotaciones claramente conservadoras. No puede generar una sola idea nueva y las que tiene lucen viejas y fuera de moda para los tiempos presentes.
Y en el medio de esta decadencia surge un grupo de empresarios y empresas que son internacionales prácticamente desde el origen. Mercado Libre fue fundada en 1999, y en ese mismo año comenzó sus operaciones en Uruguay, México y Brasil. Al año siguiente ya estaba en Ecuador, Chile, Venezuela y Colombia. Globant comenzó en 2003 y en poco tiempo abría oficinas en Palo Alto (California) y cotizaba en Wall Street. OLX opera en 45 países y al poco de empezar desarrollaba su presencia en la India. Historias como esas se repiten en los casos de Despegar, Auth0, Ualá, Vercel, Aleph, Mural, Agrofy, Technisys, Etermax, las fintech y muchas otras.
Se va gestando ahí un grupo empresarial de distintas características: uno que nació mirando al mundo como un mercado y nunca temió competir en él. Puede que sea el origen de una elite empresarial que, a diferencia de la anterior, se sienta cómoda compitiendo con los mejores y se anime.
No obstante, hay dos problemas que podrían frustrar la consolidación de una clase empresarial moderna y progresiva a nivel local: el primero es que se vayan; el segundo es que se vuelvan conservadores y busquen la protección del estado. El primer caso es probable que ocurra, estos empresarios no tienen un "mercado local” para proteger y, por otro lado, como la economía argentina se estanca se va convirtiendo en una parte pequeña de sus negocios.
Es cierto que aquí puede haber gente capacitada, y ahora, barata, pero un negocio global se puede dirigir desde donde mejor convenga, y tenemos muchas chances de que ese lugar no sea en Argentina.
La otra, tal vez menos probable pero no descartable, es que se vuelvan conservadores, que negocien protecciones y subsidios para quedarse, es decir, el modelo anterior. No es una alternativa inteligente para estas empresas: ¿van a hacer lobby y pedir protecciones en cada uno de los mercados en que se encuentran? Esto les haría perder el foco, centrarían más esfuerzos en mantener lo que está más que en crear cosas nuevas, lo que sería muy peligroso en un mercado tan competitivo.
Pero si esto no ocurre, y este grupo se consolida, se estaría gestando una elite empresarial joven, moderna, abierta que, si se juntara con otros sectores competitivos e innovadores en Argentina bien podría cambiar el panorama de la dirigencia argentina y ofrecer, después de unos ochenta años, una que finalmente saque al país del encierro y la mediocridad.