Fin del “colchón fiscal” y aceleración del gasto
La clave es que la lluvia de pesos en la economía no vuelva a disparar la brecha cambiaria y acelerar aún más la inflación. Además, es imprescindible tener algún tipo de definición respecto de la deuda con el Club de París y el avance en la negociación con el FMI, para anclar las expectativas de devaluación.
En el plano económico y con el “colchón” fiscal tras el ajuste, más allá de las medidas expansivas para amortiguar el impacto de la segunda ola (Incremento de la tarjeta Alimentaria, Bono a Jubilados de la mínima, pensionados y titulares de AUH), los números de mayo siguieron mostrando un fuerte ajuste. La inercia fiscal continuó el mes pasado y los ingresos subieron por encima de los gastos en términos interanuales. Algo poco común para un año electoral.
El déficit fiscal primario para los primeros cinco meses del 2021 fue de $118.000 millones. Equivalente a un 0,3% del PBI. Y del lado de los ingresos, hubo un gran impulso en lo recaudado por el “Impuesto a la riqueza” ($58.240 millones), el precio internacional de la soja que siguió por encima 560 dólares por tonelada y el incremento de la nominalidad producto de una mayor inflación a la presupuestada (cerca de 50% interanual vs 29% del Presupuesto 2021).
El gasto por su parte, continuó el ajuste en términos reales del gasto previsional, salarios públicos, programas sociales y especialmente en las transferencias a provincias. En mayo, el gasto público cayó 17,2% en términos reales. Mientras que, los ingresos totales (sin incluir la asistencia del BCRA), aumentaron un 41,5% en términos reales. También vale aclarar que en mayo el BCRA emitió $50.000 millones en concepto de “Transferencias de Utilidades” al Tesoro Nacional. En mayo de 2020, en medio de la cuarentena dura, el BCRA había girado $430.000 millones.
Del lado de los ingresos totales, los derechos de exportación que se dispararon 172,7% interanual (en términos reales). En tanto, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado subió 24,7% interanual y el Impuesto a las Ganancias 9,8% interanual, ambos en términos reales. El gasto primario cayó 17,2% interanual en términos reales. Acumulando cinco meses consecutivos con caídas interanuales. En mayo, las prestaciones sociales (jubilaciones y gasto social), que explican el 60% del gasto operativo total, se derrumbaron 18% interanual en términos reales.
El gasto en jubilaciones y pensiones cayeron 10% interanual tras la aplicación de la nueva fórmula de actualización. Mientras que, el gasto en salarios públicos disminuyó 7,9% interanual, también en términos reales. Por su parte, los subsidios económicos cayeron en mayo (21,1% interanual) debido a la alta base de comparación en el contexto de la pandemia. Sin embargo, si comparamos los primeros cinco meses del año, subieron 4,1% en términos reales por el “cuasi-congelamiento” tarifario.
En mayo pasado, las transferencias a las provincias se derrumbaron un 64,7%. En los primeros cinco meses del año, las transferencias a las provincias registraron una contracción de 52,4% en términos reales, respecto del mismo período de 2020. Contrariamente, las partidas vinculadas a los gastos de capital (obra pública) motorizaron el incremento en el gasto público. Algo lógico en un año electoral que se intente impulsar la actividad económica con más obra pública. Los gastos de capital (obra pública) se dispararon 36,6% respecto del mismo mes de 2020, en términos reales. Si tomamos el acumulado de los primeros cinco meses de 2021, el aumento fue de 82,9% en términos reales.
Hubo una reducción del déficit fiscal de casi 40% ,en términos reales, hasta el mes de abril. Sin embargo, la sostenibilidad de este proceso de ajuste fiscal es dudosa. En primer lugar, porque algunas partidas del presupuesto como las de las jubilaciones, ya están determinadas como consecuencia de las fórmulas automáticas de actualización. Pero más allá de las partidas que están jugadas de antemano, es poco probable que se mantengan en una trayectoria conservadora en un año electoral.
¿Qué es lo que habría que observar de aquí en más? La clave es saber con qué velocidad desaparecerá el “colchón” fiscal. Sin olvidarnos de que la meta de déficit fiscal primario era de 4,5% del PBI y, pasados los primeros cinco meses, sólo acumula un 0,3% del PBI.
Ahora, el presupuesto de 2021, estableció una regla: el 40% del déficit fiscal (primario) se financia con deuda interna y el 60% con emisión monetaria del BCRA. Siendo primordial que el Tesoro Nacional renueve los vencimientos de deuda en pesos. En caso contrario, se aumentará la emisión monetaria con el riesgo de desestabilizar la economía nuevamente. No obstante, junio es un mes tranquilo en materia de vencimientos de deuda en pesos. Vencen $ 245.000 millones de pesos y el Tesoro Nacional ya logró un fondeo de $160.000 millones en la primera de tres licitaciones del mes. Desde Hacienda, quieren adelantarse a los meses que vienen y sin subir tanto la tasa de interés.
Cabe señalar que más allá de esto, el trimestre siguiente (julio-septiembre) vencen 1,15 billones de pesos, es decir, el equivalente a 44% de la base monetaria actual. Habrá que poner el foco en cada licitación de deuda (en el mercado local) para acumular financiamiento extra.
En síntesis, entre junio y noviembre, el principal punto es recuperar poder adquisitivo tanto de jubilados, pensionados, beneficiarios de programas sociales y empleados públicos. Por lo que, muy probablemente, existirá una inyección de pesos vía bonos extra y se reabrirá la paritaria estatal. Para, de este modo, apuntalar el consumo interno que está muy deteriorado en la previa electoral.
Por otra parte, y más allá de tener cierto margen en las cuentas fiscales, la clave es que la lluvia de pesos en la economía no vuelva a disparar la brecha cambiaria y acelerar aún más la inflación. Por lo que es fundamental tener algún tipo de definición respecto de la deuda con el Club de París y el avance en la negociación con el FMI, para anclar las expectativas de devaluación.
Asimismo, en el corto plazo, si los bancos prefieren desprenderse de Leliqs para entrar en la licitación de deuda en pesos, el efecto en términos monetarios sería expansivo, lo que podría dar más combustible a la brecha cambiaria. Sin embargo, en el plano fiscal, los meses de mayor asistencia del BCRA al Tesoro son noviembre y diciembre. Si se mantiene cierto sesgo de austeridad en el gasto público de junio y julio y se logra adelantar financiamiento vía deuda, es probable que se pueda acumular más deuda en pesos sin acumular una gran presión sobre la brecha cambiaria en los meses de mayores vencimientos de deuda previo a las elecciones. Habrá que ver si es factible o no y si es que se cumple.