El resurgimiento de Marx
De a poco nos alejamos del modelo de crecimiento vía exportaciones que defendía el ministro Guzmán y nos acercamos a las políticas defendidas por la vicepresidenta Cristina Kirchner
Un diagnóstico errado puede conducir a una mala política en concreto. Actualmente se está culpando al aumento de los precios internacionales por el incremento de los precios locales. Con una inflación de enero que andará en torno al 3,6%-3,9% el Gobierno insiste en culpar a la mejora en los términos de intercambio y sugiere que está en agenda subir las retenciones para ‘desacoplar’ los precios domésticos de los internacionales…y al mismo tiempo recaudar.
Una mejora de los términos de intercambio en un contexto de control de importaciones debería apreciar la moneda doméstica, el tipo de cambio funciona en ese caso como estabilizador automático. El BCRA parece tener otro diagnóstico y el tipo de cambio se mueve en línea con la inflación del mes anterior.
La cuestión del diagnóstico no es trivial y empieza a generar malestar dentro de quienes toman decisiones de política económica. En el medio está ‘el conflicto distributivo’ y la pregunta de cómo salir del elevado piso de pobreza que dejó el confinamiento (47,8%) tiene dos respuestas. Por un lado, la de ‘se sale exportando’, única forma de crecer y generar divisas. Un punto que defendía el ministro Martín Guzmán hasta hace unos días. Del otro lado, se sale redistribuyendo, resolviendo el ‘conflicto distributivo’, mejorando los salarios y apuntalando el mercado doméstico.
En los últimos días, el llamado al Consejo Económico y Social y a un acuerdo de precios y salarios indican que la segunda opción es la vía que adoptaría el Gobierno. Curioso, el discurso se parece cada vez menos al de aquel joven ministro de Economía que asumió en diciembre de 2019 y cada vez más a lo que propuso Cristina Fernández de Kirchner en el acto de La Plata a fines del año pasado donde indicó que había que ‘alinear salarios y jubilaciones con tarifas’. Amado Boudou, durante una entrevista que dio en la semana, coincidió con Artemio López que lo del modelo exportador ‘es una mentira’. Una línea que apunta directamente a una mejora de la distribución del ingreso para generar demanda interna.
La pregunta es ¿de qué ingreso? Estamos en niveles de PBI per cápita muy bajos. Ese modelo tiene poca cuerda y está muy tensionada. Como sea, parece que los funcionarios o funcionan o los hacen funcionar. La vice jefa de gabinete, Cecilia Todesca, comentó que la inflación del 29% es factible si se alinea la trayectoria de ‘precios, salarios, tipo de cambio y tarifas’. Un discurso muy parecido al de La Plata donde también apuntó el ministro Guzmán que los ‘salarios deben crecer por encima de la inflación en 2021’.
De a poco, nos vamos alejando del modelo de crecimiento vía exportaciones que defendía el Ministro hasta la presentación de la Ley de Presupuesto Nacional 2021, mientras que nos acercamos a un modelo basado en un ‘alineamiento’, o sea, control de estas variables.
La convergencia al 29% que defiende Guzmán solo se podrá alcanzar con atraso del tipo de cambio real, última esperanza para no caer en el mismo error de hace varios años cuando se intentó estabilizar precios sin anclas nominales. Habrá que monitorear de cerca esa variable a lo largo del año, el resto de las anclas ya están echadas al mar y la inflación no cede.
La defensa del tipo de cambio real competitivo también era un slogan del gabinete de Alberto Fernández. Pero a la luz de lo que estamos viendo parece una economía cada vez más marxista…pero de la de Groucho, el equipo tiene principios, pero si no le gustan a la coalición, tiene otros.