El Consejo Económico y Social en un contexto conflictivo y de alta complejidad
La agenda del CES contempla cinco áreas de estudio significativas en la planificación del desarrollo de mediano y largo plazo. Esta institución podría ser central para el pensamiento estratégico que tantas esperanzas ha generado en la sociedad para la configuración de un país diferente
La puesta en funcionamiento del Consejo Económico Social, el pasado viernes 19 de febrero, mostró una enorme iniciativa del Gobierno Nacional en la búsqueda de articulación con la sociedad civil. Esta esperanza de surgimiento de un nuevo país -en palabras del Presidente- se encuentra en resonancia con las últimas encíclicas del Papa Francisco, en el sentido de velar por los más vulnerables, promover una cultura del encuentro y de cuidado de la casa común. Con una pluralidad de invitados e invitadas, que buscó acrecentar la equidad de género, y entre quienes se encontraban representantes del empresariado, sindicalismo, científicos y académicos locales e internacionales, se abrió el debate que buscará el intercambio a lo largo de 1000 días y 20 comisiones, con una agenda estimulante.
La agenda institucional del CES, bajo la mirada de Gustavo Beliz, Secretarios de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, contempla cinco áreas de estudio significativas en la planificación del desarrollo de mediano y largo plazo. A saber:
- La Comunidad del Cuidado y Seguridad Alimentaria
Debatir este aspecto es clave para un país que produce alimentos para 4.000 millones de habitantes, pero que a duras penas asegura la soberanía alimentaria de su población. El desafío está en plantear la salida de una sociedad dual, con movilidad social descendente y con 10 millones de trabajadores informales, y de pobres e indigentes, a través del trabajo de calidad, donde paulatinamente los salarios le ganen a la inflación. Esto se vincula, a su vez, con la sociedad “del cuidado”, por la creciente importancia que tienen los y las trabajadores/as dedicados a la alimentación en barrios los populares, al cuidado de las infancias y de adultos/as mayores, el trabajo doméstico, y el cuidado en la enfermedad de una sociedad que tiende a prolongar su esperanza de vida y cuyas líneas de interpretación tocan también la equidad de género. Este eje implica una disputa de poder con las grandes corporaciones, tanto de la alimentación como de los servicios públicos, por sus implicancias con el día a día de la gente.
- Educación y Trabajos del Futuro
Por un lado, la pandemia nos demostró desigualdades. La conectividad de internet se ha desarrollado donde es negocio y así se dejó a millones de chicos argentinos sin poder aprender. Por eso la conectividad debe dejar de ser un negocio privado y ser un servicio público. Pero hay grupos que quieren dejar que algunos chicos no tengan educación para que algunos hagan mejores negocios. Por otro, y con posterioridad a las modificaciones que implican la difícil adaptación a medidas transicionales de una “nueva normalidad” pandémica, habrá que considerar además que el sistema educativo tendrá que capacitar para un nuevo modelo de desarrollo productivo, con valor agregado e integral. Esto debería obligar a pensar nuevos programas, capacitaciones, estímulos de innovación para una nueva escuela argentina, diferente y superadora de la conocida, con mayor incorporación tecnológica. Un desafío adicional está en que la escuela pública sea tan eficiente, tenga infraestructura y sea bien remunerada como la privada, a fin de configurarse como otro elemento para producir una sociedad más igualitaria y con movilidad ascendente.
- Productividad con cohesión social
La relevancia de este punto será tal en la medida que sindicalistas y empresarios discutan cómo ampliar el nivel de competitividad y productividad de las empresas y acrecentar las exportaciones, manteniendo y cuidando el empleo de calidad, salarios y condiciones (y también el medio ambiente), algo no tan frecuente. En síntesis, evitar el clásico bloqueo del libreto neoliberal por un lado, de restringir derechos laborales, de pedir fin para congelamiento de precios y la prohibición de despidos “porque no hacen más que poner en riesgo la competitividad y sustentabilidad de la industria”, una orientación sin cohesión social. Y, por el otro lado, una acción sindical que suele eludir los debates sobre la problemática de la tecnología, la nueva revolución industrial, la soberanía tecnológica y la necesidad de capacitación y evaluación permanente para mantener y aumentar los empleos de calidad, formalizar y generar integración social.
- Ecología Integral y Desarrollo Sustentable
Es uno de los temas globales porque quedó claro que si no se cuida la “casa común”, los desastres ambientales conspiran ya con el futuro mismo de la humanidad. ¿Cómo desmontar un sistema de financierización, que dolariza el excedente y lo fuga hacia paraísos fiscales, y propone solo programas de ajuste? Los interrogantes a considerar implican también desde el extractivismo, el cuidado ambiental, junto con el desarrollo industrial. También cómo pensar el desarrollo productivo con valor agregado local, con la posibilidad de inversiones significativas que sirvan para que la riqueza derrame en el lugar que se extrae y no se exporte a granel y a cuentas off-shore.
- Democracia Innovadora
Necesitamos una democracia con mayor capacidad de consenso sobre un proyecto común. Lo que no debería estancarse en revertir solo problemas de representatividad del sistema político actual, sino que debería poner acento en discutir el rol que debe desempeñar el Poder Judicial para lograr una democracia sustantiva. Poner en primer plano el problema que conlleva la estamentalidad tradicional de este poder, acentuado en los últimos años por el lawfare. Por la constante judicialización a la que apela la oposición para diluir y evaporar la soberanía de la política, la relación de mayorías y minorías en el parlamento, y cambiarla por una suerte de “gobierno de los jueces”. Asimismo, importa considerar el rol de los medios de comunicación hegemónicos en la construcción de la realidad y del sentido común, la infodemia, fake news, el ‘periodismo de guerra’ siempre sospechoso de los partidos populares o progresistas, y condescendiente con los gobiernos neoliberales. Un nuevo contrato social implica la necesidad de una reforma judicial, lucha democrática y también del replanteo en las formas de articulación entre la sociedad civil con el poder institucional y comunicacional.
Finalmente, en vinculación con los cinco ejes del CES tal vez fuese necesario considerar otros dos que podrían integrarse de forma transversal.
- La inserción de Argentina en el mundo: inserción con autonomía al rápido cambio geopolítico que se está produciendo en el pasaje de la unipolaridad a la multipolaridad, en la búsqueda de un nuevo regionalismo más amplio y audaz que vaya desde México hasta la Argentina, y de un multilateralismo progresivo y de un no alineamiento activo en el marco de la lucha geopolítica que se desarrolla entre EEUU, China y Rusia;
- La construcción de un nuevo federalismo regionalista: las modificaciones institucionales y estructurales necesarias que permitan disminuir las desigualdades espaciales y las asimetrías actualmente existentes entre la región centro y las demás para configurar regiones productivas más autónomas, con transferencia tecnológica, calidad de vida y con arraigo de sus poblaciones.
Considerar estos aspectos en un escenario complejo y conflictivo como el que transitamos, en que se suman en la coyuntura las derivaciones ético-políticas del ‘vacunagate’, de politización y comercialización de la misma, y la coordinación de expectativas entre Estado, empresarios y sindicalistas en relación con las paritarias, para que los salarios superen el alza de los alimentos, puede llevar a que el CES sea una institución que articule más el corto plazo con el mediano y largo plazo, a un Consejo que tenga incidencia y no solo prestigio; que sea propositivo y evaluable en un país que todavía no tiene una cultura del encuentro, en donde la derecha no debate sino que desgarra, no propone, configura operaciones de desprestigio y mediáticas. Sobre todo, ello podría ser central para una institución de pensamiento estratégico que tantas esperanzas ha generado en la sociedad para la configuración de un país diferente: uno que sea más igualitario, consensual y sustentable.