Una de las premisas fundamentales que defiende el liberalismo, es la libertad de que cada individuo realice lo que quiera en la esfera de su privacidad, mientras que no afecte a terceros. Esto genera que la juventud liberal sea heterogénea en cuestiones sociales, encontrando en ella opiniones variadas e incluso hasta antagónicas, sobre diversos temas como, por ejemplo, la legalización del aborto, la tenencia de armas de fuego y el uso de drogas.

Las razones por la cual, imágenes públicas cómo la Javier Milei comienzan a posicionarse en el ámbito político. El hartazgo en general hacia la dirigencia política, la decepción, la curiosidad por querer entender los problemas económicos que afronta la Argentina y un cierto rasgo antisistema resurgiente en la sociedad, son los pilares fundamentales del renacimiento del liberalismo en el país.

Hoy en día, lo antisistémico es el resurgir del liberalismo. Es decir, el sistema argentino está tan corrido hacia la izquierda que lo que realmente es antisistema y disruptivo es lo liberal y, en ese sentido, la juventud suele tener alguna preferencia por lo antisistémico, por romper con lo establecido.

A diferencia de la versión marxista, los liberales no ven en la sociedad un conflicto de clases cómo lo planteó la izquierda socialista, sino todo lo contrario: una armonía de intereses individuales, donde la persecución del bienestar de un individuo termina, aunque sin haber sido así planificado, beneficiando a los demás.

Para los liberales, el libre intercambio consensuado entre partes, es el núcleo del sistema capitalista. Un sistema que, como está basado en la propiedad privada de los medios de producción, alinea los intereses individuales de las diferentes personas y grupos de la sociedad.

El liberalismo, entonces, sostiene como principal valor la libertad de disponer de uno mismo y de los bienes que pueda conseguir en paz y en acuerdos libres con otros. Esa libertad genera incentivos que alinean los intereses individuales y, como consecuencia no deseada, aumenta la productividad de la economía.

“Todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar en perfecta libertad para perseguir su propio interés como le plazca, dirigiendo su actividad e invirtiendo sus capitales en concurrencia con cualquier otro individuo o categoría de personas (…)” - Adam Smith.

Con respecto a la postura liberal del comportamiento del Estado, y continuando con la idea de Adam Smith, el Estado únicamente debería cumplir con 3 deberes: defender a la sociedad contra la violencia e invasión de otras sociedades independientes; proteger en lo posible a cada uno de los miembros de la sociedad de la violencia y de la opresión de que pudiera ser víctima por parte de otros individuos de esa misma sociedad, estableciendo una recta administración de la justicia; erigir y mantener ciertas obras y establecimientos públicos.

La teoría liberal entonces queda relativamente bien delineada. Se basa en la propiedad privada de los medios de producción y un estado limitado a preservarla, protegiéndola de ataques internos y externos.

Finalmente, entonces, la propiedad privada y un estado limitado que proteja esa propiedad son las bases que generan las condiciones para el avance de la producción. El liberalismo genera así los incentivos necesarios para que los individuos desplieguen su capacidad creativa, acumulen capital y lo vuelquen a la producción destinada a satisfacer necesidades.

A su vez, la libre competencia en lugar de generar crisis, fuerza a todos a mejorarse día a día, ofreciendo nuevos y mejores bienes y servicios para los demás, y también mejores y más eficientes formas de producción. El resultado final es una mejora continua de las condiciones de vida de la población.

Los socialistas pueden buscar desligarse de los modelos fracasados arguyendo que aún persiste la propiedad privada, o que las empresas estatales explotan a los trabajadores tal como lo hacen las capitalistas. Pero en esencia el modelo que predomina en Venezuela, en Cuba, el prevaleció en la Unión Soviética, o incluso las versiones moderadas de socialismo que tuvieron lugar en Argentina o Ecuador tienen muchas más similitudes con las ideas del comunismo que genero la muerte de 150.000.000 de personas, que con aquellas que busca una igualdad positiva entre pares.

En mi opinión, Argentina necesita dejar la cultura de la dádiva y volver a la cultura del trabajo. Para dejar nuestra larga decadencia, hace falta un partido político que haga exactamente lo contrario a lo que han hecho todos los políticos que nos han llevado a décadas de crisis económicas. La realidad es que actualmente, no podemos esperar de ninguna de las fuerzas políticas actuales un camino de reducir el gasto público, la carga tributaria, integre la Argentina al mundo y se inspire en general una filosofía liberal porque sus dirigentes no están formados en ese pensamiento.

Pueden existir algunas ideas aisladas compartidas por el liberalismo, pero la construcción de un país va más allá de medidas aisladas económicas, tiene que haber una dirigencia política que transmita los valores de la libertad, algo que no es parte del espíritu del PJ ni de los integrantes de Cambiemos.

No solo somos rebeldes, somos racionales, coherentes, tolerantes y lógicos. “Aumentar el gasto y los desequilibrios es la política más antisocial. Es pasarle los gastos a tus hijos o a tus nietos”.