Con el dólar en calma, crecen las apuestas por inversiones en pesos: riesgos y oportunidades
El oficialismo presagiaba un febrero más complicado en el terreno cambiario, pero finalmente hubo un verano financiero. ¿Cuáles son las opciones en el menú y qué recomiendan en materia de inversión? Opinan los especialistas.
Cuando desde las mismas entrañas del oficialismo se presagiaba un febrero mucho más desafiante en el terreno cambiario, el segundo mes del año mostró, sin embargo -y para grata sorpresa del Gobierno- una profundización del veranito financiero iniciado a fines de 2020, lo que se tradujo en nuevas bajas de los dólares no oficiales (blue y financieros), y en la consecuente mayor apuesta del mercado por las inversiones en pesos.
Con la expectativa de menor devaluación (el ministro de Economía, Martín Guzmán apunta a una suba del 25% en el tipo de cambio para 2021), la vigencia del cepo, la intervención de organismos oficiales, una mayor oferta de divisas ante el pago del Impuesto a las Grandes Fortunas, y la fortaleza de la soja (trepa 8% en el año), quienes apostaron al blue (-4,6%), al MEP o Bolsa (-4%), o al “contado con liqui” (-3,6%) perdieron en febrero sin atenuantes frente a las colocaciones en pesos, como un plazo fijo tradicional minorista (rindió +2,7%, aunque se ubicó debajo de la suba de precios), bonos atados al CER -impulsados por mayor expectativa de inflación- (treparon hasta 10%), o títulos en moneda local a tasa fija (escalaron hasta 21%).
Un dato para destacar es que, en el ámbito minorista, crecieron con fuerza los plazos fijos en UVA (pagan inflación + 1% anual a 90 días): en febrero aumentaron 17% mensual, mientras que se dispararon 37% en lo que va del año.
Así, esta coyuntura trajo aparejado el despliegue de estrategias de “carry tarde” por parte de muchos inversores, una táctica que consiste -en este caso- en vender dólares para pasarse a instrumentos en pesos, apostando a una tasa de mayor retorno, para luego volver a posicionarse en la divisa estadounidense, obteniendo una importante rentabilidad en moneda dura.
“Una de las sorpresas que rompió con la apatía de la coyuntura económica y financiera fue el regreso del `carry trade`. Esto es, la posibilidad de obtener una tasa en dólares positiva invirtiendo en alternativas en moneda local. Se vivió una verdadera fiesta en los últimos 4 meses”, dijo a Data Clave, Nery Persichini, jefe de Estrategia de GMA Capital, quien ejemplifica con el rendimiento de los BOTES (bonos a tasa fija). “Fueron los títulos que mejor captaron el momentum de los pesos ya que generaron un retorno directo de 39% en dólares. Apenas detrás estuvieron los bonos CER, cuya familia permitió amasar una tasa promedio de 36% en moneda dura. Por su parte, los títulos Badlar produjeron una rentabilidad de 28% en el mismo lapso”, describió.
Riesgos: ¿despierta el dólar?
Ahora bien, como se sabe, y mucho más en Argentina, donde la volatilidad es casi una moneda corriente en los mercados, la estabilidad del dólar suele toparse con grandes desafíos. De hecho, en la última semana, los dólares financieros parecieron haber tocado un piso momentáneo, cuando el lunes el MEP rozó los $138, y el “contado con liqui” perforó los $143. Desde allí, ambos tipos de cambio bursátiles repuntaron hasta $142, y $145,30. Incluso el blue tocó un mínimo de $143 - su menor valor en 5 meses- el jueves pasado, y cerró la semana a $146. Es cierto, todavía, muy por debajo del dólar solidario o ahorro, que hace rato pica en punta, y actualmente cotiza a casi $157.
“Por la calma cambiaria, que se desarrolló en los últimos tiempos, y se desempolvaron tácticas de "carry-trade", que deben ser activamente monitoreada. Ello se debe a que tras desinflarse hasta niveles cercanos a $140, los dólares financieros en las últimas ruedas han comenzado a mostrar un gradual reacomodamiento alcista, regulado como habitualmente a partir de las intervenciones”, sostuvo a este medio el economista Gustavo Ber.
Para algunos operadores, el proceso de abaratamiento de estos tipos de cambio comienza a ser percibido como una oportunidad de compra, teniendo en cuenta que se ubican por debajo del dólar ahorro, y aun reconociendo que un año electoral suele buscar ser acompañado por un "ancla" en el dólar, también en busca de morigerar la inflación.
“En la medida que los dólares financieros se sigan reacomodando al alza como en las últimas ruedas, las chances de que el "carry-trade" tome impulso se ven limitadas en dimensión y en tiempo, más en caso de que el clima externo siga con una mayor cautela y volatilidad”, agregó Ber.
Desde Balanz Capital admitieron que “resulta difícil identificar cuánto de esta apreciación del peso (o baja del dólar) y de la suba de los bonos es sostenible en el tiempo, especialmente cuando ese optimismo no se ve reflejado en el precio de los bonos en dólares, que se movieron en la dirección contraria”. Durante febrero, los títulos soberanos en moneda dura siguieron sin reaccionar, y sufrieron bajas de hasta el 6,7%, llevando las tasas hasta un máximo del 20% anual (riesgo país superó los 1.500 puntos).
Algunos especialistas creen que el riesgo a la actual estabilidad financiera puede venir de una eventual aceleración en la tasa de inflación que altere el rendimiento relativo de los activos y también las expectativas de devaluación, tanto del oficial como de los dólares alternativos. “Si el tipo de cambio oficial se retrasase por mayor inflación, las expectativas de ajustes antes o después de las elecciones inducirán cambios en el portafolio de los inversores. También si las condiciones internacionales, ahora favorables, se revirtieran”, advirtieron desde Quantum Finanzas.
En ese sentido, los últimos desarrollos internacionales no colaboran. El mundo teme por el regreso de la inflación en EEUU y los inversores internacionales vendieron bonos largos, haciendo que se encarezca el costo financiero de todos los países y empresas, y demanda cobertura.
“No asusta tanto el nivel de tasas largas (alcanzaron niveles pre pandemia), sino su velocidad. Si bien Argentina está virtualmente aislada, el vendaval de risk-off no ayuda en nada para solucionar los problemas de siempre”, alerta el jefe de Estrategia de GMA Capital. A esto se le suman los ruidos políticos provenientes de Brasil -Bolsonaro cambió al CEO en Petrobras- que llevaron a fuertes correcciones en los mercados del país vecino.
Sin embargo, al mismo tiempo, algunos indicadores observados en el primer bimestre del año podrían dar mayor oxígeno al veranito financiero, mientras el Gobierno continúa con las arduas negociaciones con el FMI para renegociar la deuda contraída durante la administración macrista.
A saber: en el plano cambiario, las compras netas de divisas por parte del BCRA en el mercado oficial (superiores a los u$s700 millones) se tradujeron en una acumulación de reservas brutas cercana a u$s110 millones (la brecha se debe a pagos al exterior, operaciones de compra de bonos y caída del 8,6% del oro en 2021).
En el aspecto monetario, el incremento de la liquidez de diciembre fue desacelerando paulatinamente, sin financiamiento al Tesoro durante enero y febrero, dijeron desde Delphos Investment. Además, en los próximos meses se espera una mayor acumulación de reservas por la liquidación de la cosecha gruesa.
Por otra parte, hay expectativa sobre nuevos desembolsos del FMI (Derechos Especiales de Giro -DEG) para países de ingresos bajos, entre los que se encuentra la Argentina, con el fin paliar los efectos de la pandemia. Nuestro país podría recibir el equivalente a unos u$s3.300 millones. La distribución de los DEGs se propondrá en abril y se podrían desembolsar en agosto.
“Esto no sólo mejora en perspectiva la posición externa del gobierno para por ejemplo hacer frente al pago de u$s1.800 millones con el propio FMI en septiembre, sino que al menos contablemente mejorará el déficit fiscal en alrededor de 0,7% del PBI”, estimaron desde Econviews.
Oportunidades de inversión
Bajo el actual escenario, en el que por ahora el mercado dista mucho de convencerse de que la inflación se ubicará en valores cercanos al 30%, como enfatiza el ministro Guzmán, que del 45-50%, como proyectan los analistas, las preferencias de los inversores para apuestas en pesos siguen dirigidas hacia vehículos con ajuste por CER. “Además de los plazos fijos en UVA que vienen en ascenso, en la curva de títulos se observa un desplazamiento hacia el tramo medio, en busca de rendimientos reales positivos, a partir de los Boncer TX23 y TX24”, comenta Ber.
Por su parte, Nicolás Chiesa, Director de Portfolio Personal Inversiones (PPI), recordó a Data Clave que “dentro de este escenario, los bonos más demandados fueron los que ajustan por CER, y dentro de éstos, sobresalió la parte más bien corta y mediana de la curva, mientras que la parte larga quedó un poquito más retrasada”. De todos modos, advirtió que es difícil saber si seguirá habiendo oportunidades para estrategias de “carry trade”, “más que nada porque es complejo de predecir qué va a pasar con el dólar”. “Esta estrategia es buenísima hasta que un día deja de serlo, y te borra todas las utilidades, por la suba del dólar, con lo cual hay que ser muy cauteloso a eso, y estar muy atento”, aconseja.
¿Cómo protegerse de cara a lo que se viene? “Seguimos viendo valor en los bonos CER, especialmente en el tramo entre 2022 y 2024. El segmento más largo podría estar más expuesto al sentimiento de mercado”, afirma Persichini.
Adicionalmente, sostiene que “el abaratamiento reciente de los bonos dollar-linked podría ser una oportunidad de ingreso, especialmente para aquellos inversores que buscan cobertura independientemente del ´crawling peg´. Estos valores de CCL podrían ser un nivel atractivo de ingreso para aquellos que esperen turbulencias en la brecha”.