Con Biden gana Buffet, o solo el mercado nivela
La riqueza es un sano incentivo dentro del mercado pero las exageradas fortunas no suelen ser un producto natural sino resultado de privilegios estatales.
En Venezuela, que ha perdido el 90% de su PBI en los últimos años y donde el salario mensual promedio, según MendozaOnline, es de unos 40 dólares, la reapertura en Caracas de un concesionario de los carísimos Ferrari acaba de provocar mucha indignación ya que, obviamente, tiene como destinatarios a los “revolucionarios” nuevos ricos cercanos al gobierno.
Pero no solo en países socialistas se producen exageradas fortunas y desniveles tan grandes, también en sociedades “capitalistas” hay quienes se aprovechan de la acción del Estado para beneficio propio a costa de empobrecer al resto.
Un típico caso es el de Warren Buffet, cuya imagen de buen abuelo capitalista esconde un “empresario” que ha hecho gran parte de su fortuna en base a privilegios del gobierno, a costa de la ciudadanía en general. Y, para colmo, en un reportaje del Financial Times, aseguró que la brecha entre ricos y pobres es una “consecuencia del mercado” por lo que “el gobierno… tiene que… modificar el sistema de mercado”.
Su estilo de hacer negocios quedó claro cuando, por ejemplo, años atrás invirtió millones en una campaña para un referéndum, que ganó, para que el Gobierno sostenga el monopolio eléctrico de su empresa, NV Energy, contra la liberalización que abarataría las tarifas para el ciudadano común dada la competencia.
Según TransCanada, el oleoducto Keystone XL, que trasladaría petróleo de la provincia canadiense de Alberta hasta Nebraska en EE.UU., se construiría cuidando al máximo el medio ambiente. Pero Joe Biden, como uno de sus primeros actos de gobierno, planea cancelar el permiso para el proyecto de USD 9.000 millones, que ya está en avanzada construcción. Muchos aseguran que Buffet está recibiendo un repago por sus generosos gastos en lobby dentro del partido de Biden, ya que el petróleo seguiría siendo cuasi monopólicamente transportado por sus trenes.
Derecha e izquierda, políticos e ideólogos en general, venden la idea de que el socialismo nivela y el capitalismo desnivela. Personalmente no soy muy amigo de la palabra “capitalismo”, porque no es muy precisa. Prefiero referirme al mercado natural, mercado “libre” en el sentido de que su naturaleza no es desvirtuada por artificiales, coactivas -violentas- interferencias policiales de los gobiernos.
Es al revés, el socialismo más desnivela cuanto más coactivo -más violento- es en tanto que el mercado natural tiende a nivelar. La teoría es simple, cuanto más rinda un negocio que algún adelantado ha descubierto -casi siempre por casualidad- en tanto no se lo impida violentamente más gente se dedicará al mismo, tendiendo a nivelarse hacia arriba, para ganar más dinero y aumentando la competencia lo que provocará que se ofrezcan mejores bienes y servicios beneficiando a toda la sociedad.
Por el contrario, cuanto más interfiere el gobierno de manera coactiva, violenta, más se interrumpe este proceso y entonces más desniveles se producen. Así, el socialismo -la intervención exagerada el gobierno en el mercado- encumbra a los políticos que se aprovechan del Estado a costa de los ciudadanos. Y, si bien la riqueza es un sano incentivo dentro del mercado, las exageradas fortunas -como las de Bill Gates hecha en base al monopolio que le otorgan las estatales leyes de “copyright”- no suelen ser un producto natural sino resultado de privilegios estatales.