¡Dolarícese!
Pensar fuera de la caja es crucial cuando de políticas públicas se habla. Un país que requiere a gritos apartarse de la forma tradicional de pensar y hacer las cosas necesita ideas que sean disruptivas; más en un país erosionado por las ideas populistas.
Tenemos una de las inflaciones más altas del mundo. La Argentina acumula un 2.263,2% de inflación en los últimos 10 años, frente al 124,5% acumulada de inflación de Uruguay, el de Brasil de 80,8% y el de Chile 41,3%. Es decir, la inflación en los últimos 6 meses en nuestro país fue del 24,2%; similar a la inflación que acumuló Brasil en los últimos 5 años.
Sin embargo, pasan los gobiernos y siguen sin querer atacar el problema de fondo que es el abultado déficit fiscal. Hoy la Argentina gasta más de lo que le ingresa y para financiar ese exceso de gasto público o se cobra más impuestos, o se endeuda o se inyectan papelitos de colores en la economía, haciendo corroer el valor de la moneda.
En las últimas semanas se ha puesto en debate la posibilidad de encorsetar a la clase política con una dolarización. Más allá de las ventajas de la dolarización lo cierto es que, en mi opinión personal, permitiría un shock positivo de confianza en la economía que daría mayor margen político para llevar adelante las reformas. Obviamente, no es una solución al mayor problema de nuestro país, pero sí es una puerta de entrada a resolverlo.
Dolarizar implica adoptar de forma legal una moneda extranjera que reemplazaría al peso en todas sus funciones: reserva de valor, unidad de cuenta y medio de pago.
Una de las principales ventajas de la dolarización es la reducción de tasas de interés. Hoy como el Estado absorbe gran parte del crédito interno, eleva las tasas de interés y vuelve imposible para el privado acceder a financiamiento. En Ecuador cuando se anunció la dolarización la tasa se redujo en 180 puntos porcentuales. Esto es porque la tasa de interés bruta se encuentra compuesta por: Preferencia temporal: cuanto se está dispuesto a sacrificar de consumo presente por consumo futuro; Riesgo empresarial; Inflación o deflación esperada.
Si los acreedores no creen que la moneda local se va a depreciar entonces el último componente se reduce y por ende la tasa de interés. Efectivamente, hay otros factores que explican que muchas veces las tasas de interés de los países dolarizados son más altas que en otros países, esto es por la falta de integración financiera o la inestabilidad jurídica.
Otra de las ventajas de la dolarización es que presiona la reducción de los niveles de déficit público al atar de manos a la clase política. Claro que pueden seguir endeudándose, como lo ha hecho Ecuador desde el 2009, para el financiar el déficit, pero ya no pueden utilizar la moneda para estafar a la gente.
La dolarización fomenta el ahorro y la inversión por sobre el consumo. Para que un país pueda desarrollarse necesita de capital y el capital se acumula con ahorro durante mucho tiempo. Es por ello que necesitamos fomentar el ahorro no castigarlo. En Ecuador con la dolarización se ha logrado duplicar la inversión privada en menos de dos años.
Por último, la principal ventaja es que reduce la inflación como lo hizo en Ecuador en los 2000, cuando se pasó de una inflación del 96% al 10% en dos años. Tener una moneda sana es crucial para el crecimiento de un país.
Entre las desventajas están las que todos sabemos, perder la posibilidad de amortiguar los impactos de la crisis con política monetaria, la pérdida del ingreso por señoraje, utilizar el tipo de cambio para estabilizar los shocks exógenos, etc. En mi opinión eso lo sabemos todos los que defendemos la dolarización. Lo que se debate es la mejor forma de solucionar los problemas de la Argentina.
La realidad es que en países como los de la región latinoamericana, carentes de calidad institucional, poseer un tipo de cambio fijo permite reducir la volatilidad de las variables financieras, bajar la inflación y el riesgo. Al final del día, eso es mucho mejor escenario que el gobierno siga usando la moneda local para beneficiar a unos pocos.