El último debate presidencial, previo al balotaje del domingo en Brasil, se dio en un clima de máxima tensión donde el presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva se acusaron mutuamente de distintas cosas.

Lula contestó con sorna en cada intervención, trató a Bolsonaro de estar “descompensado”, dijo que era “un zamba de una sola nota” porque no paraba de repetir el mismo argumento, le ofreció tiempo “para que hable con su equipo a ver si se le ocurre otra cosa” en lugar de “sandeces”, y hasta se dirigió a los cielos cuando pidió “Padre, perdona a los ignorantes”.

"Estamos hablando de un mentiroso que ha contado 6.489 mentiras en su gobierno, es un provocador que no tiene nada de real", aseguró Lula. "Les pido el voto para restablecer la democracia en este país", subrayó el expresidente, que sostuvo que el Brasil de Bolsonaro es un paria internacional "mas aislado de Cuba".

Bolsonaro, por su parte, puso en duda los datos sobre las personas pasando hambre en el país y Lula aseguró que "solo hubo prosperidad para la familia presidencial en los últimos 4 años".

El Jefe de Estado también criticó a Chile y Argentina al sotener que "la ideología de Fernández y del presidente de Chile es muy parecida a la de Lula" y se despegó de ellos: "Nosotros aquí no queremos perder nuestra libertad".

Uno de los momentos más fuertes se vivió cuando Lula le preguntó a Bolsonaro por qué compró Viagra (medicamento utilizado para el tratamiento de la disfunción sexual masculina) para las fuerzas armadas en medio de la pandemia de Covid-19 y el mandatario tomó la palabra, improvisando a susurros un argumento: “El Viagra se usa para varios tratamientos”, dijo desvaneciendo la voz. "Para la próstata", agregó.

En ese momento, Lula salió detrás del atril: “Me voy a acercar para escuchar tu argumento”, indicó mientras miraba a Bolsonaro por encima de los anteojos, inclinando el mentón hacia el pecho.

La palabra más intercambiada fue "mentiroso" en el debate entre los líderes. El ultraderechista sostuvo que es "víctima" del sistema de televisión y del Tribunal Superior Electoral.

Lula dominó la escena la gran parte del tiempo sobre todo menospreciando fake news o agresiones de Bolsonaro, pidiendo al equipo del jefe del Estado que "lo atienda" porque es un "desequilibrado".