Nuevo santo argentino: Francisco proclamó al enfermero Artémides Zatti por su labor en la Patagonia
El sumo pontífice llamó a no separar el mundo en "buenos y malos". Zatti nació en Italia y vivió en la Argentina desde 1897 hasta su muerte en 1951.
El papa Francisco proclamó este domingo santo al enfermero ítalo-argentino Artémides Zatti, conocido como el "pariente de todos los pobres" por su trabajo en la Patagonia al servicio de las personas necesitadas durante la primera mitad del siglo XX.
Durante la ceremonia convocó a no separar el mundo "en buenos y malos" y a superar "muros de división".
Zatti nació en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880 y vivió en la Argentina desde 1897 hasta su muerte en 1951. En el país desarrolló una carrera como enfermero que lo acercó a los más pobres a partir de su incorporación al movimiento de los Salesianos de Don Bosco.
"Declaramos y definimos santos a los beatos Juan Bautista Scalabrini y Artémides Zatti y los inscribimos en el registro de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sean devotamente honorados entre los Santos", anunció Francisco a las 10.30 de Roma.
Zatti fue canonizado luego de que se reconociera el milagro logrado a través de su intercesión en la curación de un hombre que sanó de un "ictus isquémico cerebeloso derecho, complicado con lesión hemorrágica voluminosa".
"Los dos santos canonizados hoy nos recuerdan la importancia de caminar juntos y de saber dar las gracias", planteó el Papa. En este sentido, el líder de la Iglesia católica remarcó que "el hermano salesiano Artémides Zatti fue un ejemplo vivo de gratitud".
"Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes", recordó Francisco en la ceremonia.
El Sumo pontífice utilizó el ejemplo de los dos nuevos santos para preguntarse "hasta qué punto somos realmente comunidades abiertas y que incluyen a todos; si somos capaces de trabajar juntos, sacerdotes y laicos, al servicio del Evangelio; si tenemos una actitud de acogida, no sólo con palabras, sino con gestos concretos, hacia los que están alejados y hacia todos los que se acercan a nosotros, sintiéndose inadecuados a causa de sus complicadas trayectorias de vida", cerró.