Biden celebró que no hubo "ola roja" y dijo que fue un "buen dia para los demócratas"
Los norteamericanos fueron este martes a las urnas para las elecciones de medio termino y hubo sorpresa en ambos partidos. Los candidatos de Donald Trump y la pelea por el control del Senado.
El control del Congreso de Estados Unidos continúa miércoles en suspenso un día después de las elecciones, luego de que candidatos del gobernante Partido Demócrata se impusieran en varias carreras competitivas y privaran a los republicanos del triunfo aplastante que esperaban ante el descontento general con el presidente Joe Biden.
En la noticia más alentadora para el mandatario, cuyo margen de maniobra dependerá del control del Legislativo, el demócrata John Fetterman ganó una banca de senador por el estado de Pensilvania que estaba en manos de un republicano y que era clave para las esperanzas del oficialismo de mantener su mayoría en el Senado.
En el primer discurso conocido los resultados, el presidente norteamericano celebró que los Demócratas perdieron "menos escaños en la Cámara de Representantes en las primeras elecciones intermedias que cualquier presidente demócrata en los últimos 40 años y tuvimos los mejores resultados para gobernadores desde 1986". Y agregó: "Mientras la prensa y los expertos predecían una gigantesca ola roja, no ocurrió".
Sin embargo, Biden reconoció que habia frustración en una cantidad importante de los votantes, aunque la “abrumadora mayoría” de los estadounidenses apoyaba su plan económico.
Ambos partidos tenían 48 bancas cada uno de las 100 del Senado hasta última hora del miércoles, cuyo control se definirá con los resultados de ajustadas competencias por cuatro escaños de Wisconsin, Nevada, Arizona y Georgia, donde aún se contaban los votos. En Georgia, la definición podría ir a balotaje en diciembre.
Los republicanos parecían encaminados a conseguir las victorias necesarias para hacerse con la mayoría en la Cámara de Representantes, pero con una distancia mucho más corta de aquella a la que aspiraban.
El partido conservador opositor sumaba 199 bancas en la Cámara Baja, contra 178 de los demócratas, pero aún estaba lejos de las 218 que hacen la mayoría de la cámara, según proyecciones de CNN y otros medios estadounidenses.
Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado se pusieron en juego en las elecciones del pasado martes, que se celebraron a la mitad del mandato de Biden, asumido en enero de 2020.
En los comicios también se disputaban las gobernaciones de 36 de los 50 estados, en los que los demócratas también se anotaron varias victorias, incluyendo en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, estados que fueron clave para el triunfo de Biden sobre el expresidente republicano Donald Trump en las presidenciales de 2020.
Sin embargo, los republicanos mantuvieron el control de las gobernaciones de Florida, Texas y Georgia, otros estados que suelen decidir la elección presidencial y que habían ido para Biden, aunque por escaso margen, dos años atrás.
El resultado de las contiendas por la Cámara de Representantes y el Senado determinará el futuro de la agenda de Biden y servirá como un referendo sobre su gestión en momentos de alto malestar por la inflación récord y de preocupaciones sobre la situación general del país.
Un eventual control republicano de la Cámara Baja probablemente desencadenaría una serie de investigaciones sobre Biden y su familia, mientras que una pérdida del Senado obstaculizaría la capacidad del presidente para hacer nombramientos políticos y judiciales, incluyendo en casos de vacante en la Corte Suprema.
Los resultados también podrían determinar el futuro político de Trump, que había pronosticado el pasado martes una "gran noche" para las decenas de candidatos republicanos por los que había hecho campaña y que esperaba capitalizar un abrumador triunfo de su partido para volver a postularse a la Casa Blanca en 2024.
Entre los gobernadores estatales, el partido de Biden logró retener el control del estado de Nueva York, donde los republicanos creían que podían derrocar a la gobernadora Kathy Hochul.
Los demócratas también le arrebataron dos gobernaciones a los republicanos: en Maryland y Massachusetts, donde Maura Healey será la primera mujer abiertamente lesbiana en liderar un estado.
Maryland, por su parte, tendrá a su primer gobernador afroamericano y al tercero de la historia de Estados Unidos, Wes Moore.
El campo demócrata todavía no se había manifestado sobre Arizona, donde el desenlace de la carrera entre la trumpista Kari Lake, dada como favorita, y la demócrata Katie Hobbs seguía siendo una incógnita.