Uno de cada cuatro trabajadores es pobre y el modelo económico no alcanza para revertirlo
El Observatorio de la Deuda Social apuntó que el crecimiento de la pobreza se dio tanto en momentos “de apertura económica o de políticas de protección del mercado interno” por lo que sugirió un cambio de sistema productivo.
Al término del 2020, el primer año de la pandemia, el 27,4% de los trabajadores “se mantuvo en situación de pobreza”, destacó un informe presentado hoy por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Este informe de la UCA viene a completar el otro estudio que presentó a comienzos de mes y que dio cuenta que los planes sociales, AUH, IFE, Alimentar, y otros, evitaron que la pobreza alcanzara al 53,9% a fines del año pasado, casi 10 puntos más que lo registrado finalmente. Además, gracias a esos planes sociales, algunos coyunturales para combatir los efectos del Covid-19, el nivel de Indigencia quedó en el 9,8% y no trepó al 27,7%.
Ahora, desde la UCA apuntaron a que “el incremento de la pobreza fue significativamente más intenso en hogares del trabajador integrado y del marginal, que residen en el Conurbano Bonaerense, entre las mujeres y en edades centrales (35-59 años)”. Pero además, el año pasado, el 36,7% de los activos mayores de 18 años “se encontraba en riesgo de desempleo por haber estado desocupado por lo menos una vez en el último año”.
Por otra parte, el 46,4% del total de los ocupados carece de aportes al Sistema de Seguridad Social (no le realizan los aportes jubilatorios al 27,6% de los asalariados y el 70,4% de los trabajadores por cuenta propia no realiza el pago de sus aportes jubilatorios) y el 32,4% de los ocupados no contaban con cobertura de salud de obra social, mutual o prepaga.
De acuerdo con los datos que viene recolectando el Observatorio este proceso de empobrecimiento se dio de igual manera “en un contexto de apertura económica o de políticas de protección del mercado interno”, y las políticas de generación y sostenimiento del empleo “generaron un débil paliativo pero no constituyeron solución alguna”.
Desde el enfoque teórico asumido por el Observatorio “tanto las desigualdades sociales persistentes como la pobreza estructural, no son el resultado de un déficit en materia de capital humano, sino el correlato de un modelo productivo desigual y heterogéneo” que impide “un aumento sistemático del producto bruto interno, factores todos estos que se vieron reforzados con la llegada del Covid y las medidas para combatirlo".
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) tiene previsto informar el 30 de septiembre los niveles de pobreza e indigencia al cierre del primer semestre de este año.
El Índice de Pobreza había llegado al 42% al término del 2020, casi siete puntos porcentuales por encima del 35,5% del 2019, en un año signado por la pandemia, el aumento de la desocupación, una caída del 10% de la economía, y una inflación del 36,1%.
Además, el Índice de Indigencia, entendido esto como aquellos pobres cuyos ingresos no alcanzan para comprar el mínimo de comida para la subsistencia, se ubicó en el 10,5%, contra el 8% del semestre julio-diciembre de 2019, informó Indec.
Si se toma una población estimada en 45,8 millones de habitantes, estas cifras implican que 19,2 millones de ellos son pobres, y entre ellos 4,5 millones son indigentes.