Durante la cuarentena dispuesta para combatir el Covid 19, un 33,8% de los hogares de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, debió reducir al menos un alimento (carne vacuna u otras, verduras frescas o leche) por haber tenido menos ingresos durante la pandemia, informó el Indec.

Entre los hogares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el porcentaje de quienes debieron reducir el consumo de al menos uno de estos alimentos alcanzó al 21,2%, en tanto que para los que residen en el conurbano bonaerense, fue del 38 %. 

El resultado forma parte “Estudio sobre el impacto de la COVID-19 en los hogares del Gran Buenos Aires”, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del conurbano bonaerense, entre agosto y octubre.

El informa dio cuenta también que el 49,3 % de los hogares de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense vio reducir sus ingresos durante la pandemia, informó hoy. Además, el 45,8% de los hogares redujo el consumo de productos no alimentarios”. 

El 28,6% de los hogares dejó de pagar o tuvo problemas para cubrir los costos de los servicios de la vivienda. Mientras esta situación afectó al 14,7% de los hogares relevados en la Ciudad, el impacto resultó de más del doble en el conurbano bonaerense: 33,3%.

La noticia está en consonancia con el aumento del índice de Pobreza, dado a conocer hace diez por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que creció al 44,2%, frente al 40,8% de finales del 2019.  

Además, uno de cada cuatro de las personas que están en la pobreza, son indigentes, es decir, no tienen los ingresos para comprar el mínimo de comida para la subsistencia. Así, ese índice aumentó al 10,1% desde el 8,9% del año pasado, informó la Universidad Católica Argentina (UCA).

Ahora el Indec dio cuenta que El 40,3% de los hogares registró problemas de empleo de al menos alguno de sus integrantes. En los hogares en que reside al menos un niño, niña o adolescente, los problemas laborales alcanzaron el 48,3%. 

El 30,4% de los jefes y jefas de hogar con empleo (que trabajaron la semana anterior a ser encuestados) desarrolló sus tareas laborales desde su vivienda. El 49,3% de los hogares manifestó haber tenido una caída en el monto total de sus ingresos respecto a la situación previa a la pandemia. 

En los hogares con jefe o jefa de hogar con menores niveles de instrucción, la proporción que experimentó una reducción en sus ingresos fue mayor (57,1%). La pérdida de ingresos alcanzó al 57,3% de los hogares con al menos un niño, niña o adolescente. 

El 26,8% de los hogares tenía algún miembro que, además de recibir alguna prestación del sistema de protección social vigente, accedió a alguna de las prestaciones específicas correspondientes a las políticas implementadas a raíz de la pandemia. 

Un 21,2% de los hogares que no estaban alcanzados por prestaciones sociales previas a la pandemia tuvo acceso a alguno de los beneficios derivados de las nuevas medidas.