Luego del aumento de tarifas, Guzmán va por una ley para promover Vaca Muerta
Liberación del “cepo cambiario” para las inversiones y jurisdicción de tribunales en el exterior son algunos de los reclamos de las empresas.
Superada las audiencias públicas para fijar el aumento de tarifas en el gas y la energía eléctrica, ahora le ministro de Economía, Martín Guzmán, se abocará de lleno en impulsar un proyecto de ley que brinde estabilidad a las inversiones extranjeras en Vaca Muerta.
La idea es terminar para el año que viene el gasoducto Néstor Kirchner que inyecte gas natural a la red local, y crear otro similar que lleve el fluido hasta una zona portuaria, que podría ser Bahía Blanca o San Antonio Oeste, en Rio Negro, donde plantas gasificadoras lo transformarían en gas licuado (GNL) para su exportación a través de barcos, en especial a Brasil y Europa.
Pero para esto no alcanzaría con una serie de resoluciones y decretos para impulsar este plan que requiere de inversiones millonarias y a muy corto plazo. Las compañías petroleras quieren que se haga por ley para brindar una mayor estabilidad, algo que es aceptado por el propio Guzmán.
A fines de abril, mientras estaba en la Reunión Anual del FMI en Washington, Guzmán tomó contacto con los empresarios del Atlantic Couincil, para informarles sobre su iniciativa. El ministro le dijo a la prensa que “en el 2022 vamos establecer el marco normativo específico para la explotación de gas licuado y es importante que todas las fuerzas políticas trabajen de una forma articulada, buscando consensos, y que el Congreso tenga un rol (de apoyo) como lo tuvo con la restructuración de la deuda o con el FMI, para darle mayor certeza a las reglas de juego”.
Para lograr esa inversión extranjera “es necesario adaptar las regulaciones de la cuenta capital para ese sector. Hablamos con el Banco Central, la secretaria de Finanzas, y estamos buscando un marco normativo. Que el capital que ingrese pueda moverse”, dijo el ministro.
Pero ese no es el único requisito. El Canciller Santiago Cafiero, cuando estuvo a mediados de marzo en Dubai, en busca de inversiones, recibió el “pedido” de los empresarios de esa región para que los contratos establezcan que, cualquier conflicto, se dirimirá en tribunales en el extranjero, como pasa con los títulos de deuda que emitió el Gobierno.
Flexibilización del cepo y jurisdicción internacional para eventuales conflictos parecen puntos difíciles de pasar por el Congreso.
De hecho, las provincias “no petroleras” quedaron resentidas luego de que el Gobierno redujera la cuota de biodisel con que hoy se mezclan los combustibles
Incluso, las entidades del campo pidieron que se permita utilizar más biodisel para reemplazar el gasoil faltante para levantar la cosecha. ¿Porque esas provincias le deberían brindar un apoyo especial ahora a este sector?.
Otro tema es “la pérdida de soberanía” a la hora de tener conflictos judiciales, algo que no pareció afectar al oficialismo, y antes a la oposición, a la hora de emitir títulos de deuda.
Pero más allá de estos impedimentos, Guzmán juega con el tiempo de su lado. La construcción del gasoducto Néstor Kirchner y uno segundo que permita las exportaciones traerían un gran alivió a la balanza de pagos argentina por el ingreso de dólares para hacer las obras y los que reciba de la exportación.
Incluso, el ex secretario de Energía, Emilio Apud, recomendó “rápidamente poner en valor toda la energía que tenemos, porque entre el 2050 y el 2060 se va a terminar la demanda de petróleo. El futuro del gas de Argentina es el GNL y llegar a los mercados”.
Claro que “si no resolvemos la macroeconomía, la seguridad jurídica y el horizonte de las reglas de juego, no va a venir nadie, y es una oportunidad que no se aprovecha”.