La posibilidad de un fuerte ajuste fiscal llena el discurso de los economistas
Sin DEG, ni impuesto a la riqueza, y tampoco “super precio” en la soja, el 2022 se presenta con fuerte restricción de ingresos para las cuentas del Estado.
“El ajuste lo hacés vos o lo hace el mercado. No hay algo bueno, pero uno es peor que otro”, reflexionó el ex directivo del Banco Central, Enrique Szewach, sobre la situación que enfrenta el país, signada por una superior al 35 % desde el 2018, la abultada deuda, tanto interna como externa, y el déficit fiscal.
Otra economista, Marina dal Pogetto, advirtió que a la endeble situación económica actual se le sumará el año próximo “la falta de ingresos extras que hubo este año”, como fueron los US$ 4.400 millones que el Fondo Monetario Internacional le dio al país en concepto de Derechos Especiales de Giro, los US$ 6.000 millones adiciones que le aportaron las exportaciones agrícolas, especialmente la soja, y el cobro del denominado “Impuesto a la Riqueza” .
En sintonía con ambos, el economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana, advirtió que “sin acceso al crédito internacional, con restricciones cada vez más evidentes a seguir cargando de riesgo ‘sector público’ a los balances de los bancos, las opciones hacia adelante no son ‘ajuste sí’ o ‘ajuste no’, sino si la corrección se hará en forma ordenada por decisiones del gobierno argentino o desordenadas por un aumento en la tasa de inflación”.
En la última publicación de FIEL, el economista apuntó a que “la evolución de las cuentas fiscales de los últimos meses muestra que el gasto del gobierno nacional medido en pesos constantes empezó a aumentar a pesar de que debería desaparecer la mayoría de los gastos asociados a la pandemia”.
Esa suba -asociada al reclamo de sectores del Frente de Todos luego del resultado de las PASO- “se explica por una modesta recuperación de la inversión pública y, sobre todo, por un aumento notorio en los subsidios al sector privado”, en particular en energía y transporte.
“Si, además, se tiene en cuenta que las cuentas del año 2021 se vieron favorecidas por eventos extraordinarios que no se repetirán en el futuro, se puede ver la fragilidad fiscal que llama la atención del FMI”, indicó.
En reglas generales, Artana manifestó que “cuando un gobierno tiene un desequilibrio fiscal puede evitar recortar gastos o aumentar impuestos si tiene acceso al crédito”, pero que “ese no es el caso argentino que sólo accede mínimamente al crédito en el mercado local y por la vía principal de cargar de títulos a las entidades financieras”, es decir, “coloca deuda pública entre los depositantes utilizando a los bancos”.
“Entonces, la mayor parte del déficit primario se termina financiando con impuesto inflacionario que alguien dentro de la economía paga. Si se reduce el desequilibrio fiscal ‘sufrirán’ más los que pagan impuestos o reciben gastos y menos los que hoy soportan el peso del impuesto inflacionario. Las cuentas ex post siempre cierran y es el rol de la política que lo hagan de la manera más eficiente y equitativa posible”, describió.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, presentará su proyecto de Ley de Presupuesto para el 2022 ante la Cámara de Diputados el 19 de noviembre, ya con el resultado “puesto” de las elecciones legislativas del domingo 14, donde el oficialismo tratará de remontar el las cifras adversas de las primarias.
Para ese entonces, ya habrán pasado dos meses de haber presentado su proyecto que contempla, entre otras cosas, un crecimiento del 4% de la Economía, una inflación del 33%, una devaluación del 31% y una reducción del déficit fiscal al 3,5%.