La mejor inversión: La Bolsa le ganó a los dólares y los plazos fijos en 2022
La bolsa le ganó a todas las inversiones y subió más del 133% en 2022. El índice de acciones líderes de Buenos Aires, el Merval, le ganó al dólar y a los plazos fijos, que rindieron poco más de 70% y 90% respectivamente. Con una inflación que terminó el año arañando el 96%, la peor apuesta fueron los bitcoin, que perdieron casi el 50% de su valor en un año. Las apuestas a 2023 y porque nos podrían salvar Brasil y México.
El Merval le ganó a todos: avanzó más de 135% y solo en diciembre,sumó 19%. En promedio, el que apostó a las acciones locales ganó hasta 133 por ciento. Lejos llegaron los que apostaron al dólar en todas sus versiones: dólar solidario (oficial), contado con liquidación, el Bolsa (Mep) y el blue o informal. De hecho, el blue, que fue el que más beneficio dejó, avanzó en todo el año alrededor de 70%. Tampoco le pudo ganar el Merval el plazo fijo tradicional en pesos (70% de alza) o las colocaciones en plazo fijo en UVA, que pagaron un 90 por ciento anual. Pero el 2023 podría ser bien distinto al año que pasó.
De hecho, si se cumple el horizonte del Gobierno para que la inflación y el IPC empiece con 3% en el mes de abril y acumule un 60%, la situación del mercado podría ser bien distinta a la de este año. Y es que una inflación del 60% equivale a una inflación mensual de 4% todos los meses, lo que no borra la amenaza más fuerte para la macroeconomía en el primer trimestre de 2023:la disponibilidad de dólares.
En el mercado los analistas creen que varios factores complican el ingreso de dólares: la sequía, que ya afectó la exportaciones en la campaña de trigo en unos U$S 3.000 M y aún tiene todavía un efecto incierto sobre las campañas de soja y maíz pero, que podría ser de entre los U$S 6.000 y U$S 9.000 para el año próximo. Pagos al FMI: en 2023 el balance con el FMI ya será negativo e implicará una salida de U$S 3.400 M, y si a eso se le suma la suba de tasas de los bancos centrales, es posible que el FMI y los Organismos Internacionales (BID, CAF, BM, etc.) suban sus tasas dañando aún más las flacas reservas, haciendo que Argentina tenga que pagar intereses en más de U$S 800 M con el FMI y en U$S 400 con otros organismos. Si a eso le sumamos los sobrecargos que la Argentina no quiere pagar al FMI, se suman otros U$S 800 M adicionales. Pero ahí no termina la presión sobre el dólar: el 9 de enero y el 9 de julio habrá que desembolsar U$S 1.080 M en concepto de intereses por los acuerdos diseñados por Martin Guzman y aprobados por el Congreso Nacional en 2020.
Lo cierto es que Argentina recibió U$S 4.300 M en septiembre de 2021 y fue presentado como un éxito por el Gobierno. Pero Brasil recibió U$S 12.000M y México U$S 15.000 M. En los hechos, ninguno de los dos países necesita los dólares como Argentina. Y es por eso que el Gobierno de Fernandez insiste en un préstamo de esas dos naciones. Con México, afirman en el Palacio de Hacienda, se intentará algún convenio para el préstamos de esos DEGs para que refuercen reservas. Y con la asunción de Lula la semana próxima podría avanzarse con el préstamo de Brasil. La licitación de las bandas de telecomunicación de 5G para el año que viene también podría agregar algunos dólares: son U$S 1.500 M que se podrían sumar al BCRA.
Pero todas las alternativas para el mercado son quimeras. Las dudas en el mercado siguen siendo las mismas que las de 2022: Los vencimientos de deuda en pesos. En enero de 2023 vence $1 billón y en febrero $1,2 billones, con una participación del sector privado superior al 50%. En el gobierno apuestan a que el sector bancario cambie su posición en títulos del BCRA (LELIQs) a títulos del Tesoro, pero en octubre y noviembre, los bancos ya le dijeron que no a Sergio Massa.
En este escenario de sequía de dólares en el primer trimestre, nadie apuesta a que el crecimiento del país pueda ser muy superior al 2% señalado en el Presupuesto 2023, aun cuando en un año electoral, el gobierno aumente el gasto para capitalizarlo electoralmente. Dicen que Massa se enfrenta a un desafío pocas veces visto: tener que bajar la inflación incrementando la asistencia social, los bonos y las sumas fijas (incluso en contra de los planteos del FMI). Una tormenta difícil de atravesar. Y con un mercado que cree que el 2023, a diferencia de 2022, no tendrá al Merval para que lo salve.