El gobierno pagará este miércoles unos US$ 1.900 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) mientras que espera que el staff del organismo haga una crítica a las condiciones del préstamo de US$ 45.000 millones que le otorgó al presidente Mauricio Macri.  

Los US$ 1.900 millones Argentina los tiene desde agosto, cuando el FMI le otorgó unos US$ 4.300 millones por la ampliación de capital dispuesta por los países desarrollados a mediados de año. Con ese dinero, el ministro de Economía, Martín Guzmán ya pago una cuota de US$ 1.900 millones en septiembre, y ahora deberá hacer lo propio con este segundo compromiso.  

Además, el gobierno confía en que el staff publique el informe que habitualmente realiza por los planes de crédito otorgados, en este caso, el brindado en el 2018 al presidente Mauricio Macri, que era por US$ 57.000 millones, y que el presidente Alberto Fernández no quiso continuar. Fernández habló de la “corresponsabilidad” del FMI en el otorgamiento de este crédito, por encima de lo que Argentina tenía asignado, y por lo cual paga una sobre-tasa. 

El presidente repasó el informe técnico interno que evaluó el uso del Stand-By de 44.000 millones de dólares concedido a Mauricio Macri, que este miércoles será tratado por Kristalina Georgieva y el board del organismo multilateral de crédito. Redactado por Odd Per Brekk, vicejefe del Departamento de Asia del FMI, el dossier de más de un centenar de páginas condensa toda la información oficial sobre el crédito concedido por Christine Lagarde a la Argentina.

Tras la difusión del material por parte del Fondo, Fernández, su ministro de Economía, Cristina Kirchner y Sergio Massa volverán a la carga contra los responsables de aquella negociación, que tuvo a los ex titulares del palacio de Hacienda en tiempos macristas Nicolás Dujovne y Hernán Lacunza como sus máximos articuladores.

“Le pedimos al FMI que antes de que cerremos un nuevo acuerdo, evalúe aquel fallido Stand-By cuyo monto se mal utilizó en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales”, sostuvo Fernández. El martes de la semana pasada el Directorio del Fondo decidió postergar, sin fecha cierta, el pedido argentino para que se revea la política de sobre cargos que se le aplican a los créditos que exceden el monto asignado a cada país.  

La política de cobrar un sobrecargo a la tasa de interés para los préstamos de “acceso excepcional” forma parte de las directrices que sigue el Fondo para resguardar sus recursos, y está diseñada para desalentar el uso prolongado o excesivo de sus líneas de crédito, dijo la directora Gerente, Kristalina Georgieva, cada vez que respondió sobre el reclamo argentino.  

El diputado Máximo Kirchner dijo la semana pasada a la Radio El Destape que “no puede tener una actitud tan golosa el FMI respecto de nuestro país después de las condiciones en que les prestó, después de una pandemia, y querer que estas situaciones se resuelvan como si estos hechos no hubiesen existido”. 

Lo cierto es que Argentina pagara US$ 1.900 millones, y el mes que viene otros US$ 1.365 millones, la mitad de ellos al Fondo. Para ese entonces estará como jefe del Hemisferio Occidental del Fondo el brasileño Ilan Goldfajn, un economista del MIT, ortodoxo, que fue presidente del Banco Central de Brasil, con Michel Temer.  

Entre sus antecedentes, Goldfajn cuestionó los estímulos al crecimiento en Brasil en 2010 por sus efectos inflacionarios y el déficit de cuenta corriente y fue muy criticado por hacer un ajuste que implicó una tasa de interés muy alta, y la reducción del déficit fiscal. 

Además, uno de los que aprobó el acuerdo con Macri fue David Lipton quien actuaba como su-director gerente del FMI hasta febrero del año pasado, y ahora es asesor de Joe Biden en asuntos económicos, por lo que es muy posible que vuelva a tener “el caso argentino” en sus manos.