El Gobierno teme por un "nuevo régimen de inflación más alto": disputa con los K y la oportunidad que ve JxC
El Gabinete económico no descarta que los precios minoristas avancen incluso arriba del 65% en 2022. Los sectores díscolos del FdT apuntan a que el programa con el el FMI genera mayor presión. Los "regulados" en la mira. La oposición huele sangre y espera usar la carta de la inflación para darle sustento a su propuesta electoral de cara a 2023.
“Hoy el riesgo es ir a un régimen de inflación más alto que el actual”, se sinceró ante la consulta de Data Clave un funcionario de primera línea del área económica. El 6% de inflación de abril, que implicó una leve baja respecto al pico de marzo, fue calificado como “malo” por el Gobierno. En ese marco, desde el kirchnerismo señalan que las correcciones que contempla el programa con el FMI pondrán más presión y en Juntos por el Cambio se ilusionan por el efecto “desgaste” que podrían generar los precios en el electorado.
Hoy no son pocos los que señalan que la inflación podría alcanzar en el cierre de 2022 los niveles más altos registrados en los últimos 30 años, al igual que está sucediendo a nivel internacional con la salida de la pandemia y la guerra en Ucrania que disparó los precios de las materias primas. La apuesta del Ministerio de Economía, que por ahora tiene alineada a casi todos los funcionarios, es que el programa pactado con el Fondo servirá como “ancla” para calmar las expectativas.
Sin embargo, varios economistas y los sectores críticos del kirchnerismo rechazan esa hipótesis. A la posibilidad de incumplimientos del acuerdo, debido a los efectos del conflicto bélico, se suman la falta de topes que sí estuvieron presentes en 2020 y 2021. En particular, el tipo de cambio viene corriendo más cerca del avance de los precios minoristas, mientras que habrá actualizaciones de tarifas de luz y gas que se suman a los incrementos de combustibles de la última semana.
Una pista de este señalamiento surge del último informe del Indec. La baja de abril contra el pico de 6,7% de marzo estuvo explicada por una sensible baja en los productos “regulados”. “Lamentablemente, esta situación se verá alterada por el aumento de tarifas que exige el FMI”, dijo la economista y exdiputada del kirchnerismo, Fernanda Vallejos.
El panorama a partir de mayo no es alentador, aunque en el Ejecutivo sostienen que el IPC puede arrojar una suba del 4%. El objetivo luce difícil, porque sobre el incremento en las boletas de luz y gas, que en rigor comienzan a partir de junio, habrá que sumar una larga lista de subas que tendrán impacto directo en los bolsillos.
La lista comienza con 11% en combustibles, sigue con 8% en prepagas, 9,5% en telefonía, cable e internet, 15,5% en el GNC, 9% para empleados domésticos, entre el 15% y 20% de aumento en las expensas y 8% de suba para los colegios privados de Buenos Aires. “Entre todos, aportan aproximadamente 1,7 puntos adicionales en mayo”, sostuvo LCG. A esto hay que agregar el alza en alimentos, que en la primera quincena del quinto mes volvieron a acelerarse.
La visión de Vallejos tiene un antecedente en las palabras de Cristina Fernández de Kirchner el pasado viernes. La vicepresidenta apuntó a la falta de acumulación de reservas, la devaluación que exige el Fondo y la suba de tasas de interés.
“Miren: eso no va a dar crecimiento ni baja de la inflación. Si el diagnóstico es que la inflación y los costos en este país es por el dólar, la devaluación permanente lo único que hace es incrementar y mantener inercial la inflación. Por estas cosas discutimos, debatimos y nos oponemos a determinadas cosas”, detalló CFK.
Las consultoras privadas, aunque no devotas de Cristina, tienen un diagnóstico similar al de la vice sobre una posible “nueva nominalidad en la economía”. Muchas ahora proyectan 70% para todo 2022 cuando el acuerdo con el organismo marca un techo de 48% y el REM estimó 65%.
Por caso, Eco Go advirtió por el riesgo de “volver a cambiar de régimen inflacionario” en un contexto de indexación creciente con contratos cada vez más cortos, pocas reservas en el BCRA , paritarias que se renuevan en algunos casos cada tres meses y donde “el horizonte del Gobierno es cada vez más corto”.
Por otro lado, en Juntos por el Cambio ven, a pesar de sus diferencias, una oportunidad en la posibilidad de que la inflación se dispare al 70%. “Si ese nivel se mantiene a fin de año, y mucho más si continúa en 2023, el margen para los gradualismos se reduce, la gente va a estar harta y mucho más dispuesta a darle una salida definitiva a este problema”, explicó a Data Clave un economista muy cercano a Horacio Rodríguez Larreta que está encargado de coordinar su posible programa para una eventual candidatura. Tal vez de allí surge la hipótesis del Jefe de Gobierno porteño de que el día después de las elecciones no hay 100 días, sino “100 horas”.
En el oficialismo no están tan lejos de la visión de la oposición. “Es cierto que se va acabando el margen para los gradualismos. O logramos bajar la inflación y volvemos a la discusión de 2015, o si el mundo te impulsa a una mayor indexación no te queda otra que desempolvar los planes de estabilización. Seguro va a ser parte de la discusión electoral esto”, comentó a este medio un ministro muy cercano al presidente Alberto Fernández.
Mientras tanto, se espera una nueva negociación con el FMI sobre algunos fundamentos de la hoja de ruta firmada antes del comienzo de la guerra en Ucrania. Por ahora, las metas cruciales de déficit, reservas y emisión no se tocan. El Gobierno confía en que seguir el programa generará un ordenamiento macro que permitirá bajar los precios. El kirchnerismo reclama porque “ese no es el camino” y marcan sus diferencias a viva voz. La oposición huele sangre y se esperanza con la vuelta al poder.