Consultora advierte que el consumo interno “ya no será el motor que supo ser”
Analytica apunta a los cambios de los patrones registrados en la post pandemia, donde la caída del crédito, y trabajos más precarios, no permiten una mayor demanda.
El gobierno focaliza en el crecimiento del consumo buena parte de su retórica macroeconómica. En ella basa el impulso a periódicas renegociaciones salariales y resistir mayores ajustes en el déficit fiscal, en medio de un complejo cierre con el FMI, destacó la consultora Analytica en su informe.
“La recuperación del nivel de actividad por sí sola no garantiza un mayor consumo. El deterioro de la masa salarial y del crédito responden a causas estructurales que la pandemia profundizó. Y su resolución requiere mucho más que medidas de estímulo al consumo”, destacó la casa de estudios que dirige Ricardo Delgado.
Apuntó a que existe “una clara restricción crediticia. Los préstamos al consumo se ubican, a valores constantes, en el nivel de agosto de 2019, similar al promedio de 2010”. Otro impedimento “es la elevada volatilidad nominal que limita la voluntad y capacidad de los bancos de expandir los préstamos a personas físicas”.
A su vez, “dada la elevada informalidad de la economía, se profundiza la tendencia de que la masa salarial sea el principal determinante del consumo. El mercado de trabajo se recupera; sin embargo, su calidad, principalmente dentro del espectro informal, es baja, con menos horas trabajadas y caída del salario real”, agregó.
Incluso, “las pérdidas de ingresos reales se dan principalmente en los no registrados y cuentapropistas no profesionales. Y hoy la recuperación de empleo supone un reemplazo de asalariados no registrados por cuentapropistas”. “Lo que sí cambió con la pandemia fueron los patrones de consumo. Los argentinos consumen más variedad de productos, pero por menos valor”, advirtió Analytica.
Con la recuperación de la actividad desde fines del 2020, la actualización en distintos tiempos de los distintos contratos (alquileres, paritarias, precios cuidados, etc.) generó una variación de precios relativos dentro de la canasta de consumo. Aparecen, así, “oportunidades” para los consumidores: los precios que suben menos son vistos como “baratos” y por ende adquiridos con el mismo presupuesto dado que el gasto de consumo total cayó.
En este marco “sin poner en marcha un plan de estabilización que corrija los desbalances fiscales, monetarios y de ingresos, el consumo encontrará, más temprano que tarde, límites muy marcados”, concluyó Analytica.