La economía llega a las elecciones legislativas en un proceso de recuperación muy marcada. Sin embargo, esa mejora poco llega a sentirse en un país con tres años seguidos de caídas, sólo 10% en la pandemia, y 10 años de estancamiento

Data Clave repasó las principales variables de la economía: tipo de cambio, actividad económica, inflación, salarios, empleo y consumo. Un breve repaso para saber cuál es el contexto económico con el que se va a ir a las urnas.

Tipo de cambio

En las últimas semanas el tipo de cambio informal se recalentó y alcanzó este jueves su máximo intradiario histórico en $206,50, que se desinfló a $200 el viernes. Antes de las PASO, el blue cotizaba a $185

El dólar blue retrocedió 3,1% o $6,50, desde su récord histórico, para terminar la semana con números redondos de $200 para la venta y casi 100% de brecha respecto del tipo de cambio mayorista que cotiza a $100,22. Esa baja le costó al Banco Central US$ 290 millones por su intervención en la plaza interbancaria, donde se transan las operaciones ligadas al comercio exterior.

La consultora ABECEB definió el proceso como “presión cambiaria al tope y agentes (inversores) cubriéndose ante crecientes expectativas de devaluación” con un Banco central que “llega a las elecciones con reservas netas líquidas convergiendo a cero”.  

Actividad económica

Respecto al nivel de actividad, el INDEC informó para agosto una suba de 1,1% mensual, la tercera consecutiva. Así, la economía superó en 0,8% los niveles de febrero de 2020. Los datos anticipados, en un marco de aperturas de actividades ante la baja de casos, muestran una tendencia positiva para lo que resta del año.

La recuperación de este año podría ser superior a la proyectada por el Gobierno en el Presupuesto, de 8%, y llegar incluso al 10%. Para LCG, “en base a nuestras estimaciones, recién hacia mediados de 2022 la economía superaría levemente los niveles de actividad promedio de 2019, aunque todavía se ubicaría por debajo de los niveles de 2018”.

“El lado positivo es una mejora en la situación sanitaria (77,5% de la población ya vacunada con una dosis y 59% con dos dosis) y un mayor movimiento económico (de la mano de la mayor movilidad y la recuperación del sector servicios), pero da la sensación de que ello tendrá sabor a poco al momento de inclinar la balanza en las urnas”, dijo ABECEB.  

“Ni siquiera la continua revisión al alza de la proyección del PIB para 2021 (el rebote probablemente supere el 8% este año) parece ser capitalizable para el oficialismo que va a las legislativas con un 40% de pobreza, un salario real que no logra recuperarse y, sobre todo, una economía sin un rumbo claro y que debe evitar que se agudicen las fuentes de inestabilidad abiertas”, concluyó la consultora.

Inflación

Sin duda la inflación es una de las principales variables que impactan en la sociedad y marcan el sendero del poder adquisitivo. Según el INDEC, los precios minoristas habían llegado a las paso de septiembre con cinco meses consecutivos en baja, desde el 4,8% que había marcado en marzo hasta el 2,5% en agosto.

De cara a las legislativas, la inflación se aceleró al 3,5% en septiembre y repitió el guarismo para octubre, para alcanzar un acumulado de 41,8% en el año y un avance de 52,1% en doce meses. En ambos meses, jugaron un papel fundamental las subas en prendas de vestir y calzado, salud y frutas y verduras.

Salarios 

Por su parte, los salarios le ganaron a la inflación en septiembre por tercer mes consecutivo, de la mano de la efectivización de las actualizaciones paritarias. El índice que realiza el organismo estadístico arrojó un 4% para el décimo mes, 0,5 puntos porcentuales por arriba del avance en los precios minoristas.

De todas formas, los sueldos se recuperan desde un nivel muy bajo y esa mejora no terminan de sentirse en el bolsillo. Para peor, las expectativas de inflación acumulada de por lo menos 50% para 2021 ponen en jaque muchos acuerdos que cerraron por debajo de ese valor. 

Según explicó LCG, respecto a diciembre de 2020, en términos reales, los salarios del sector privado registrado mejoraron un 3,1% y los del sector público un 5,9%, mientras que los no registrados acumulan una caída del 12%.

“Desde el máximo alcanzado en noviembre de 2017, los salarios acumulan 46 meses de caída real, ostentando una pérdida del poder adquisitivo del 22% promedio. En tanto, los más afectados han sido los trabajadores informales, para los cuales la pérdida real alcanza el 35%, mientras que la misma resulta del 18% para los formales”, detallaron.

Empleo

Según datos del Ministerio de Trabajo, el empleo registrado alcanzó su mayor nivel desde noviembre de 2018 (ajustado por estacionalidad). Además, en comparación con febrero de 2020, antes del inicio de la pandemia, el número de trabajadores que realizan aportes jubilatorios se incrementó en unos 80.000. 

Estos datos incluyen empleo público y privado, regímenes especiales como los de trabajadores de casas particulares e independientes bajo la forma de monotributo, monotributo social y autónomos. La consultora Econviews explicó que, tomando los datos sin estacionalidad, el trabajo formal ya había regresado a niveles pre-pandémicos en mayo, aunque el indicador del PIB (el Emae) sólo en agosto logró retornar a esos niveles. 

Por tanto, las flexibilizaciones de los últimos meses indican que los números “continuarán mejorando”. “Esto es en cierta forma paradójico porque el empleo es una variable rezagada, pero acá mete la cola el empleo público y los monotributistas, es decir el mercado no está ahí todavía”, rescataron.

Consumo

En cuanto al consumo, que representa el 80% de la actividad económica, las cifras, aunque en ascenso, continúan muy bajas respecto a los últimos años. La consultora Eco Go indicó que la diferencia con 2019 es del 6%, mientras que la brecha se acrecienta contra 2018 y 2017.

“En el tercer trimestre el consumo no crece. La suba de la economía responde principalmente a la mejora de las exportaciones”, indicó el director de Eco Go, Sebastián Menescaldi.