Una testigo aseguró que Yañez “nunca dijo que Alberto le pegara” y negó haber visto violencia
Claudia Silvero, quien trabajó junto a la exprimera dama en temas sociales, declaró como testigo en la causa contra el expresidente por violencia de género. La mujer afirmó que nunca escuchó a Yañez referirse a agresiones y que los golpes que notó en su rostro se deberían a caídas o tratamientos estéticos, no a maltratos.
Claudia Andrea Silvero, una colaboradora cercana de la exprimera dama Fabiola Yañez, se presentó este lunes en los tribunales de Comodoro Py para testificar en la causa de violencia de género que enfrenta el expresidente Alberto Fernández. Silvero, propuesta como testigo por la defensa, aseguró que “nunca vio” escenas de violencia en la pareja y que tampoco escuchó a Yañez decir que Fernández la hubiera golpeado.
En su declaración ante el fiscal Ramiro González, Silvero relató que en junio de 2021, durante un viaje a Misiones, notó que Yañez tenía un golpe en el ojo, pero aclaró que no presenció ningún episodio violento entre la pareja y que Yañez no le mencionó haber sido víctima de agresiones. Según Silvero, la exprimera dama “nunca le comentó que Alberto le pegara y tampoco lo vio”. La testigo ya había dejado una declaración similar frente a un escribano antes de comparecer.
Silvero, que trabajaba en temas sociales y fue contratada por la Entidad Binacional Yacyretá gracias a Yañez, también habló de aspectos de la vida cotidiana en la residencia presidencial de Olivos. Según su testimonio, la exprimera dama enfrentaba problemas de alcoholismo que habrían generado discusiones con Fernández, algunas de las cuales presenció la propia Silvero. “A veces ella iba a un área de huéspedes para fumar y beber tranquila. Hasta tenían un armario cerrado donde guardaba las bebidas”, comentó la testigo, aludiendo a que Yañez buscaba privacidad en esos momentos.
Un episodio en particular llamó la atención durante su declaración: en 2020, la testigo fue testigo de una discusión entre la pareja, motivada, según dijo, por el estado de ebriedad de Yañez, lo cual le causó “vergüenza” al entonces presidente. Silvero señaló que Yañez solía confesarle sus sospechas de infidelidad sobre Fernández, incluso mostrándole capturas de pantalla de conversaciones con otras mujeres que había encontrado en el teléfono de él.
En cuanto a las marcas que pudo haber visto en el rostro de Yañez, Silvero atribuyó los moretones a caídas relacionadas con su consumo de alcohol o, en otros casos, a efectos de tratamientos estéticos que la exprimera dama se realizaba. “La veía tambalearse y golpearse muchas veces. De hecho, cuando se hinchaba la cara, era por esos tratamientos”, explicó.
El testimonio de Silvero se suma a las declaraciones de Noelia del Valle Gómez, ex niñera del hijo de la pareja, y de Cintia Tonietti, ama de llaves de la Quinta de Olivos. Ambas aseguraron no haber presenciado actos de violencia entre Fernández y Yañez. Gómez afirmó haber observado a Yañez bajo los efectos del alcohol y recordó que un tratamiento estético le dejó un hematoma sobre el ojo. Tonietti, por su parte, señaló que las discusiones entre la pareja eran "normales" y propias de una relación, sin señales de maltrato físico.
En paralelo, Silvero mencionó que Yañez viajaba a Misiones para encontrarse con otros hombres y que, en Buenos Aires, también habría mantenido relaciones con una persona en un departamento en Puerto Madero. Esta referencia a posibles encuentros extramatrimoniales de Yañez añade otro matiz al caso, aunque no aporta evidencia directa sobre violencia.
La defensa de Fernández, encabezada por la abogada Silvina Carreira, sostiene que los golpes en el rostro de Yañez responden a causas distintas a la violencia de género. Con tres testigos coincidiendo en este punto, la estrategia apunta a desligar al ex presidente de cualquier acusación de agresión física. Carreira aún tiene otros dos testigos por presentar, quienes respaldarían la tesis de la defensa en torno a la causa de los moretones.