El conteo de votos para la sesión por el proyecto de aborto legal cuenta por estas horas con un virtual empate en el debate en el Senado. Una paridad tal, que se llegó a especular con un posible voto de desempate de la presidenta del cuerpo, Cristina Kirchner. Luego del tratamiento en comisión y pasadas las fiestas navideñas, el escenario es el mismo pero incluso con más votos en duda.

Con dos ausentes cantados, el tucumano José Alperovich, que tiene licencia hasta el 31 de diciembre, y el riojano Carlos Menem, que se encuentra en grave estado de salud, los celestes pierden dos votos que acortan el margen al máximo en el poroteo de votos para la sesión de este martes 29. Hasta ahora hay un empate. De momento, hay 32 confirmados por lado con 6 senadores indefinidos o que han expresado alguna duda sobre su decisión final.

La firma del dictamen en el plenario de comisiones, lejos de alejar indecisos, generó nuevos senadores en blanco. Hay tres senadores que desde el primer día mantienen un silencio total, los entrerrianos Edgardo Kueider y Stella Olalla y la neuquina Lucila Crexell. A estos, se les sumaron algunos votos que estaban definidos para alguna de las posturas como Oscar Castillo, Sergio Leavy y Alberto Weretilneck.

El catamarqueño Castillo que votó a favor del aborto legal en 2018 dijo en los últimos días que el Gobierno nacional había sido “oportunista” en la presentación del proyecto y puso un manto de sospecha sobre su inclinación en el recinto. Se descarta que lo haga en negativo, pero una abstención podría restarle votos al ala verde. Además, el rionegrino Alberto Weretilneck que estaba a favor pidió cambios al proyecto y condicionó su voto, pero desde el Gobierno avisan que no hay cambios.

Del lado celeste, la oficialista Silvina Garcia Larraburu, que en 2018 voto contra el proyecto de aborto, cambió de postura y firmó el dictamen a favor de la legalización. Otro senador del Frente de Todos, que se contaba como celeste, puso en duda su voto luego de tener una reunión cara a cara con el presidente Alberto Fernández, se trata del salteño Sergio Leavy. En medios de su provincia, adelantó que estaba revisando su postura.

El entrerriano Kueider estampó su firma en el despacho de mayoría pero con disidencias, al igual que el ex gobernador Weretilneck, son votos a favor que negocian modificaciones hasta último momento. Estos, podrían votar a favor solo si el oficialismo se compromete a agregar cambios en la reglamentación o acepta tocar el texto del proyecto y enviarlo nuevamente a Diputados. Se descarta que puedan votar en contra pero especulan con una abstención que limite los votos verdes.

Los otros dos votos que restan por definir son de las senadoras Olalla y Crexell. La primera mantiene un silencio total desde el inicio del debate, no dio ni una pista pública pero no firmó el dictamen a favor cuando podría haberlo hecho por ser parte de la Banca de la Mujer, comisión que llevó adelante el proyecto.

Algo similar ocurre con Crexell, aunque hizo declaraciones en las que adelantó que estaba a favor de la despenalización. La neuquina se abstuvo en la votación del 2018 y dijo que “este proyecto era superior” al de aquel debate. Es un voto que podría terminar siendo verde.

Los rumores vuelan en los pasillos de la Cámara alta. Circula como versión que algunos senadores de Juntos por el Cambio que están a favor podrían alzar alguna crítica al proyecto o al momento en que se presentó durante el debate en el recinto y abstenerse.

La macrista Laura Rodriguez Machado no firmó el dictamen a pesar de haber votado a favor en 2018. Afirman que algunos senadores eligieron esta estrategia para “evitar presiones” de los bandos que militan la sanción o el rechazo. En el oficialismo no creen que pueda existir una especulación política con la caída del proyecto. Senadores de la oposición también lo desmienten. 

En total, de los 6 en duda, uno solo tiene más chances de ser celeste, el resto se debate entre la abstención o el voto positivo. En este escenario de empate, los verdes tienen más para ganar que los celestes. Es lo que genera confianza en el oficialismo, que si bien no da por ganada la votación, cree tener mejores expectativas que en la votación de hace dos años.