Qué pasó, y cuándo fue, la única vez que Nación y PBA no eligieron el mismo color político
El presidente electo, Javier Milei, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, tendrán por delante el desafío de conducir sus ejecutivos en contraposición ideológica.
El triunfo de Javier Milei en el reciente balotaje significó el tercer recambio consecutivo de corriente política en el ejecutivo nacional tras los cuatro de Mauricio Macri (Cambiemos) y la misma cantidad a cumplir de Alberto Fernández (FdT-UxP). Será, además, la primera llegada al poder de un espacio político fundado hace solo dos años, para los comicios legislativos de 2021.
El líder de La Libertad Avanza tendrá por delante el difícil camino de llevar adelante la conducción del país sin el respaldo, por el momento, de ningún gobernador ni tampoco de intendentes a lo largo y ancho del país. El reacomodamiento político del PRO será, quizá, la mejor opción con la que contará el mandatario electo para sumar un respaldo que también podría llevarse adelante en el Congreso de la Nación.
Milei deberá gobernar, además, con el contrapunto partidario del ejecutivo bonaerense a cargo de Axel Kicillof, quien tendrá el doble de rol de comandar la Provincia y ser el líder de la oposición nacional. A su vez, el mandatario reelecto saldrá a ponerse al frente de su segunda gestión sin la banca de Milei por lo que, ambos, mantendrán un duro duelo que, en los hechos, impactará en sendos gobiernos.
Será la segunda vez qué tanto la Nación como la Provincia atraviesan esta situación desde el inicio (en el caso de Buenos Aires, reinicio) de una gestión. La vez anterior se dio en 1999, cuando Fernando De la Rúa se puso la banda presidencial como referente principal de la Alianza conformada por la UCR y un sector del peronismo progresista y en la Provincia, Carlos Ruckauf (PJ) triunfó ante Graciela Fernández Meijide y se consagró gobernador.
Fue el propio Ruckauf quien en una entrevista en 2009 aseguró que "está claro que yo fui el primer perjudicado de la actitud de ese momento de De la Rúa y la realidad social que se vivía". Y agregó: “Nunca un presidente y un gobernador de Buenos Aires pueden estar en absoluta disconformidad porque el resultado es malo para los dos”.
Hoy Milei y Kicillof tienen por delante el desafío de que esa lógica no se repita. Vale recordar que De la Rúa siempre culpó al peronismo bonaerense por la debacle social que terminó en represión y muertes. Algo que calificó como “un golpe civil e institucional” y cuya finalidad era llevar a la Casa Rosada a Eduardo Duhalde, quien había caído en las presidenciales del 99 y que finalmente fue consagrado como primer mandatario el 2 de enero de 2002.
Previo a esto existió otra ocasión en la que no hubo coincidencia entre el color político de la Nación y la Provincia, pero ya con cuatro años de gestión en Nación. Fue un 1987, cuando Antonio Cafiero ganó la contienda provincial, fue proclamado gobernador y sucedió a Alejandro Armendáriz, quien compartió su mandato con Raúl Alfonsín como presidente.