Orduna, sobre la tensión sanitaria: "Estábamos viendo cuándo venía alguna ola para barrenar, ahora estamos surfeando"
El médico infectólogo, también asesor presidencial, dialogó en exclusiva con Data Clave para conocer cómo está la situación epidemiológica por el covid-19. "Lo que queremos es tener números que nos permitan dar respuestas para no quedarnos sin camas", aclaró.
El médico infectólogo, asesor presidencial y Jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en el Hospital Muñiz, Tomas Orduna, dialogó en exclusiva con Data Clave para conocer la realidad sanitaria por la crisis del coronavirus.
Al igual que sus colegas, sostiene que la curva de contagios no cede, y a pesar de que se estarían estabilizando los casos, todavía "siguen siendo muy altos". Apuntan a tener mayores certezas en los próximos días por las últimas restricciones tomadas. ¿Otro de los temores? Que la segunda ola impacte fuertemente en las provincias, como ocurrió en 2020.
Data Clave: ¿Cuáles son los números de ocupación de camas UTI en el Área Metropolitana de Buenos Aires?
Tomás Orduna: El AMBA está con un porcentaje de ocupación muy alto, con muchas instituciones privadas entre el 95% y el 100% de terapia ocupada y utilizando otras salas para reconvertirlas en sectores UTI. También se manifiesta en el espacio público, que se va tensionando después del privado, principalmente en la Ciudad de Buenos Aires. Hay una dinámica que todavía permite sacar pacientes hacia otros hospitales, pero esto tiene que parar. Estamos con una tendencia de ir hacia una cierta meseta, pero tenemos que esperar a la semana que viene para ver los resultados.
DC: ¿Los datos dan cuenta de que las restricciones sirvieron?
TO: El sistema de salud necesita y tiene que apuntar a un “tobogán”. Esa es la imagen gráfica que se necesita para que el sistema no esté tan tensionado. Cuando sube, lo que necesitamos es que baje para descomprimir a los hospitales. Va a seguir habiendo transmisión y se viene la parte fría del año. Lo que ocurrió en estas semanas es que la segunda ola tomó características muy poderosas. Estábamos viendo cuándo venía alguna ola para barrenar, pero ahora prácticamente estamos surfeando. Esperamos que vuelva a ser un oleaje que nos permita bajar los casos y tener una rotación de camas para siempre tener lugares disponibles. No se puede estar al límite todo el tiempo, porque también la gente tiene otras necesidades por las que atenderse.
DC: ¿Qué pudo haber cambiado de 2020 a 2021 para que se profundice la crisis sanitaria?
TO: La primera es el comportamiento social, la cantidad de actividades que realiza la gente hoy en día. Hemos estado días con mínimas restricciones, con aglomeraciones marcadas. En diciembre tuvimos un pico por los efectos del verano. Se tomaron medidas y los casos bajaron. Hasta hace poco veníamos razonablemente bien, pero todo se terminó desmadrando. Considero también que la presencialidad escolar fue clave para el aumento. No por las escuelas, sino por el movimiento que esto genera.
DC: ¿Es normal que las áreas de terapia intensiva trabajen con tensión?
TO: La renovación del paciente de covid-19 no es menor. El estándar de internación es entre dos y tres semanas. Hoy en día tenemos pacientes que tienen infartos y que están solamente 48 horas, que después salen a una sala general. Esos casos descomplejizan rápido la situación. El problema es que los pacientes covid están anclados a las camas UTI, y esto es lo que dificulta la disponibilidad.
DC: ¿El sistema de derivación está empezando a ser ineficiente?
TO: Lógico. Si yo tengo lugares donde la tasa es menor, entonces derivamos a esos sectores. El otro día el padre de un periodista famoso (Hernán Castillo, de TNT Sports), que falleció lamentablemente, lo derivaron de Ciudad de Buenos Aires a Lomas de Zamora. Yo lo puedo hacer, pero lo que hay que entender es que esas camas se bloquean por dos o tres semanas. Y pasa en cualquier grupo etario. Desde jóvenes a adultos mayores.
DC: ¿Estamos peor que el año pasado?
TO: No tengas dudas. El año pasado el famoso pico que no sabíamos cuándo iba a llegar fue de 18.273 casos de coronavirus. En las últimas dos semanas tuvimos entre 25.000 y 30.000. Es una situación más compleja. Esta vez fue muy abrupta la salida, se ven fácilmente en los gráficos. Fue un sablazo en tres semanas, donde tuvimos prácticamente el doble de pacientes del máximo que atendimos el año pasado.
DC: ¿Alcanzan con las nuevas restricciones?
TO: En principio, todavía no las podemos evaluar del todo. Festejo que se haya progresado entre las de 9 de abril contra las que comenzaron el 16 de abril. Creo que fue un rápido reflejo de no esperar al 30 de abril para ver que ocurría con las del día 9. La mayoría acompañamos también la postura de la presencialidad, creemos que esto también impacta en la cantidad de casos. La tendencia marcaría que se están estabilizando, pero siguen siendo altísimos. Lo importante también es que se empiece a profundizar la fiscalización, sino lamentablemente es un viva la pepa.
DC: ¿Cuál es la nueva postura sanitaria?
TO: Contagios vamos a tener, siempre. Lo que queremos es tratar de tener los menos posibles con actividades comerciales funcionando. Es imposible el cero. Lo que queremos es tener números que nos permitan dar respuestas para no quedarnos sin camas. Queremos llegar a un equilibrio.
DC: ¿Cuál es ahora el grupo etario más peligroso?
TO: Los menores de 60 tienen una tasa de crecimiento que triplica al de los mayores. Los de 30, 40 o 50 prácticamente tienen más del doble de incidencia aumentada en las últimas tres semanas que los mayores. Osea que está circulando fuertemente también en gente joven. Los mayores están más protegidos también porque saben lo que les puede pasar, sumado a que hay un buen número de vacunados.
DC: ¿La situación del AMBA se puede trasladar a otras provincias?
TO: Totalmente. Eso fue lo que pasó en 2020. Si uno mira los gráficos, ve claramente la primera ola en el AMBA. Luego, esa manifestación se terminó dando en el interior a las cuatro semanas.
DC: ¿Y están en condiciones de aguantar ese pico? Recuerdo que muchas provincias estuvieron al límite…
TO: Está buena la pregunta, yo creo que va a estar muy muy difícil. Si acá nos está costando, no quiero imaginarme en el resto del país. En muchas ciudades hay cuatro camas para 80.000 habitantes, que suelen estar dedicadas a pacientes infartados o con una cirugía complicada. Rosario estuvo saturada en sus camas de terapia y con la mitad de pacientes que tenemos ahora…