Un grupo de intendentes bonaerenses tomó la decisión de no ya ocultar sus deseos. Y con el 2023 cada vez más cerca, dejaron atrás las posturas grises y le empezaron a poner palabras a lo que ellos consideran hoy como una necesidad: que Cristina Kirchner sea candidata a presidenta el año próximo.

Se sabe, el territorio bonaerense es hoy el principal bastión con el que cuenta el kirchnerismo y desde donde se plantea la pelea interna que tiene al Frente de Todos en una situación política incómoda, mientras intenta corregir la delicada situación económica producto de la inflación.

Es por esto que no llamó la atención el posicionamiento asumido por el ministro de Desarrollo para la Comunidad, el camporista Andrés “Cuervo” Larroque, el pasado lunes durante la presentación del programa Módulo Extraordinario de Seguridad Alimentaria.

El funcionario provincial recordó que un día como ayer, pero de 2003, Néstor Kirchner alcanzaba el 22 por ciento de los votos, quedaba en segundo lugar y accedía a disputar el ballotage con Carlos Menem para saber quién sería el próximo presidente argentino tras los coletazos sufridos luego del gobierno de la Alianza. Lo que siguió es historia.

“El 27 de abril se conmemora un proceso electoral en el que el peronismo fue divido. Congreso de Lanús, ¿recuerdan?”. No fue una mención al paso. La referencia era en relación a la puja que llevó a que el PJ no pudiera llevar a cabo las internas y presentara dos candidatos. “Tenemos la necesidad de arbitrar un sistema en el que sea la sociedad argentina la que vuelva a entrar en los partidos políticos”, decía entonces Cristina, quien batallaba en favor de la suspensión de la elección partidaria.

Larroque separó al peronismo en dos y dejó en claro que de aquel momento “emergió ese ser paradigmático, ese animal de galaxias que se llamó Néstor Kirchner”. Para luego comparar la situación actual con las del post 2001. “Las listas de espera en los comedores eran infinitas. Sin embargo, vimos que día a día y mes a mes bajaba la cantidad de gente que necesitaba del comedor, bajaba la cantidad de gente que pedía un plan, porque recuperaban el trabajo y la plata les rendía”.

La crítica principal fue hacia el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien ayer directamente marcó como responsable de la derrota del pasado. El equipo económico de Alberto es desarrollista, no Justicialista, y eso tiene consecuencias políticas”.

Por su parte, en diálogo con Data Clave el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, manifestó: “Ojalá sea Cristina 2023. Es lo mejor que le podría pasar al pueblo argentino”. 

En la misma línea ya se había pronunciado en los últimos días el jefe comunal de Ensenada, Mario Secco: “Por supuesto que me gustaría que Cristina fuera candidata a presidenta. No tengo dudas de que le sobra para serlo. ¿Quién lo puede dudar? Pero de ahí a que ella quiera, es otra cosa. Hay una decisión que es propia de Cristina. Por respeto, no me adelantaría a esta definición que debe tomar ella”.

Un jefe comunal del Conurbano fue incluso más allá, y en diálogo con este medio afirmó “te puede gustar o no, la pueden querer o no. Ella sola te pone el piso de voto arriba del 30 por ciento. Lo quieran entender o no”.

Al deseo de los intendentes se suma lo expresado por Carlos Bianco, jefe de asesores de Axel Kicillof, quien afirmó: “Mi candidata es Cristina”.

No son posturas improvisadas. Nacen días después de que el presidente Alberto Fernández revalidara su intención de pelear por la reelección desde José C. Paz: “El que quiere hacer creer que en 2023 estamos perdidos, ¡un carajo estamos perdidos!”. 

La mirada opositora

En medio de la puja interna que mantiene el peronismo, la oposición busca sacar tajada a través de la creación de un espacio que reciba a los justicialistas desencantados. En esa línea, se presentó “Hacemos Juntos”, la línea interna del PRO que apoya a Diego Santilli y que comandan los intendentes Néstor Grindetti y Julio Garro.

Durante la presentación del espacio, el jefe comunal de Lanús advirtió que “el nuevo plan de Cristina es abandonar a Alberto a su suerte y abroquelarse en la provincia de Buenos Aires, no les importa la gente, sólo conservar el poder”.

Mientras que Garro sumó: “La provincia hoy parece un cuartel del kirchnerismo duro. Se vio claro en la pandemia, cuando le dieron la espalda a la gente e hicieron lo único que saben hacer: gobernar para los suyos. Ahora decidieron que Buenos Aires sea el refugio en su batalla interna contra Alberto Fernández. Lo único que les preocupa es su lucha por el poder”.

En la oposición consideran que el año que viene Cristina podría ir como candidata bonaerense a la Cámara alta del Congreso para traccionarle votos a Kicillof. Quieren anticipar una jugada como la de mayo de 2019 cuando la actual vicepresidenta propuso a Fernández como aspirante a la presidencia.