La Justicia federal investiga como delito de lesa humanidad el asesinato de seis personas, halladas sin vida frente a la cancha de Racing hace más de 47 años, en base al trabajo de dos periodistas y la denuncia presentada por un documentalista y un abogado. Un hecho que tuvo como testigo casual a Oreste Osmar Corbatta, el legendario puntero derecho del club de Avellaneda. Un caso que comienza a salir del olvido como parte de la instrucción que sigue el magistrado Daniel Rafecas en la megacausa del Primer Cuerpo de Ejército.             

Rafael Barone volvía de una noche de copas junto a su amigo, Corbatta, aquel gran puntero derecho que había lucido la camiseta de Racing y que en ese amanecer del 22 de febrero de 1977 retornaba a su hogar de entonces, la cancha del club de Avellanada en el cual había brillado, y que cuándo vino la mala, después de su retiro de las canchas, le había dado un lugar para vivir.

Al llegar a la calle Colón, entre Alsina e Italia, en esa madrugada de verano, ambos se encontraron con los rastros de una masacre: seis cuerpos, cuatro hombres y dos mujeres, estaban dispuestos en la vereda de la cancha. Había sido baleados y en el lugar había sangre. Los dos amigos se fueron, se rajaron para evitar cualquier tipo de problemas en esos días de terror y silencio.

La historia permaneció hasta que, en 2016, Barone (ya fallecido) fue a declarar ante el juez federal Daniel Rafecas en la megacausa de lesa humanidad del Primer Cuerpo de Ejército. El testigo fue convocado para que brinde información sobre otro hecho: la masacre de la calle Rosetti, en la localidad de Piñeiro, donde ejecutaron a cinco personas (tres mujeres y dos hombres) contra un paredón, en enero de 1977. En medio de su declaración, Barone refirió otro hecho vinculado con la represión ilegal; las consecuencias de esa matanza que había presenciado junto a su amigo Corbatta, en las puertas del cilindro de Avellaneda.

La historia llegó a oídos del periodista Alejandro Wall, que incluyó esta historia en una biografía de Corbatta publicada poco después de esta declaración, lo que despertó el interés de Micaela Polak, trabajadora de prensa, investigadora y fana de Racing, quien encontró documentos de la disuelta Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires (DIPPBA), en los cuales se consignaba el hallazgo de los cuerpos de manera confusa y fraguada.

La versión indicada en los documentos de la policía que conducía el genocida Ramón Camps hablaba de un enfrentamiento, que había comenzado cuando un grupo de personas fueron encontradas pintando consignas “subversivas” en un paredón cercanos a la cancha. Recibieron la voz de alto por parte de los efectivos y los sospechosos respondieron abriendo fuego. Seis personas fueron “abatidas” y sus cuerpos fueron ingresados en el sector 134 del cementerio de Avellaneda, donde iban a parar los restos de los denominados NN.

Polak aportó estos documentos al archivo histórico del club. Polak contó la reconstrucción que elaboró en una nota que la revista “El Caño” publicó en febrero de 2017, cuando se cumplieron 40 años de esta masacre nunca esclarecida. “Cuando supe que habían matado seis personas en la puerta de mi casa (como llama al club del que es hincha) supe que tenía que contar esta historia para que no se olvidara”, señaló Polak en declaraciones a Data Clave.

Toda esa información fue recopilada por el documentalista Rodolfo Petriz que se propuso realizar una producción audiovisual sobre esta masacre. En paralelo, realizó una denuncia ante el juzgado de Rafecas con el propósito de investigar este crimen.

“La idea es saber lo qué pasó e impulsar que se profundice la investigación”, afirmó Petriz a este medio. Con los años, el realizador recopiló datos e información. Jugadores que en ese momento vivían en la pensión y escucharon la balacera, el testimonio de un intendente del club que dio cuenta de agujeros de bala en uno de los portones del estadio, y la existencia de un sereno de una fábrica cercana a la cancha que presenció las ejecuciones, pero que murió hace 30 años.

“La idea es recabar información con los exjugadores juveniles que vivían en la pensión del club y pudieron escuchar o ver qué es lo que pasó. De esa forma podremos avanzar”, explicó a Data Clave el abogado Pablo Llonto, querellante en varias causas de lesa humanidad.

La identidad de las víctimas es aún un misterio. Se cree que fueron ingresados como NN al Cementerio de Avellaneda. En las fosas comunes de esa necrópolis, el Equipo Argentinos de Antropología Forense (EAAF) logró identificar más los restos de más de 200 víctimas de la represión ilegal. Pero hay más de un centenar de cuerpos cuyas identidades por ahora se desconocen.

La hipótesis de Llonto es que los fusilados de Racing pudieron ser militantes alojados en el centro de detención clandestino de Puente 12. Ya hubo dos juicios que se realizaron por los delitos de les humanidad que se cometieron en ese sitio ubicado en La Matanza, y se desarrolla un tercero. “Muchos de los cuerpos que se encontraron en la zona sur del Gran Buenos Aires eran militantes que estaban cautivos ahí y que eran sacados muertos o para ser ejecutados en enfrentamientos fraguados”, indicó Llonto.

El documental de Petriz se titulará “Los Fusilados de Racing” y ahora se encuentra en la etapa de posproducción. Su realizador cree que será estrenado este año en Argentina, tras ser exhibido primero en festivales internacionales. “Lo hicimos con crédito del Incaa que nos dieron el año pasado. Los montos están desactualizados y eso nos complicó, pero vamos a lograr terminarlo para contar esta historia”, aseveró Petriz.

“Uy, Uy, Uy, rajemos de acá” contó Barone que le dijo  Corbatta al presenciar las consecuencias de aquella brutal matanza en las puertas del estadio en el que supo brillar con el número 7 pegado en la camiseta albiceleste.

Ahora, el testimonio de su amigo Rafael y la insistencia de quienes luchan contra el olvido, permite iniciar un camino hacia la verdad.