La relación entre Alberto y Cristina: ¿choque de estilos o diferentes objetivos?
La marcha del 17-A reabrió una grieta que ya no es negocio. El manejo del dólar ahorro y los cortocircuitos internos que tensaron el clima de los mercados. Los cambios en la Secretaría de Energía y un clásico del kirchnerismo: la pelea con Clarín. Crónica de otra semana caliente.
Pese a que se insiste en que existen serias diferencias entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, en ambos entornos afirmar que se tienen "mucha confianza". La única diferencia que admiten es que "tienen estilos diferentes en la manera de gobernar".
Cristina no retrocede una vez que decide algo, un ejemplo, la Reforma Judicial, en cambio el presidente ante el rechazo generalizado por la el proyecto de estatización de Vicentín, no tuvo inconveniente en anular la iniciativa, aunque sigue pensando que era correcta.
El rol de Cristina se centra en "pensar el mediano plazo", según sus allegados. "Ella ve mucho más allá que los demás", afirman con admiración.
El manejo del dólar y la salida de Sergio Lanzani de la Secretaría de Energía también tienen la impronta del estilo de Alberto. La llegada del diputado Darío Martínez al cargo alertó al sector ya que es conocida su mirada a favor de la intervención del Estado.
La pelea con Clarín, un clásico kirchnerista, vuelve con la sorpresiva medida de establecer como servicio público y esencial a la telefonía, internet y televisión paga, uno de los negocios más importante del grupo.
La Grieta ya no es negocio
La marcha organizada por grupos contrarios al Gobierno, el pasado 17 de agosto, provocó la inmediata reacción de los sectores duros del kirchnerismo. Plantearon la necesidad de organizar -de manera urgente- una movilización propia en respaldo a la gestión del presidente Alberto Fernández. Pero, en lo que podría ser una paradoja para un partido construido sobre manifestaciones populares como es el peronismo, desde la Casa Rosada se vienen desalentando este tipo de demostraciones.
En el Gobierno no dudan en asignar la autoría intelectual de esta marcha de repudio al ex presidente Mauricio Macri. Consideran que representa un sector que, tras haber perdido las elecciones, intenta "marginalizar" la acción política.
También reconocen que en la manifestación del lunes pasado se expresó – genuinamente - una parte de la sociedad disconforme por problemas como la inseguridad. Pero no dejan de advertir que "medios como La Nación o Clarín claramente están tratando de incentivar la bronca para lograr sus propios objetivos". Hay quienes interpretan que la decisión oficial de congelar las tarifas de telefonía, televisión paga e internet es una "devolución de gentilezas" al Grupo Clarín.
Admiten, asimismo, que estas manifestaciones erosionan al poder del Gobierno. Sectores cercanos a Cristina Fernández de Kirchner señalan la importancia de tener en cuenta las demandas de la sociedad. En este sentido, consideran inoportuna a la propuesta de la reforma de la Justicia, ya que evalúan que no se encuentra entre las prioridades de la gente.
Porqué razón desde el Gobierno desalientan las movilizaciones. La explicación según uno de los hombres más cercanos al primer mandatario: "la grieta nos favoreció cuando fuimos gobierno y también le fue útil a Mauricio Macri, pero hemos aprendido que no sirve para construir políticas de Estado y, en última instancia, consensos que aseguren la gobernabilidad".
Contra lo que imaginan ciertos sectores, grupos que se identifican entre los más radicalizados como La Cámpora entienden que "las divisiones nos llevan a fragmentar y finalmente a perder el poder".
Máximo Kirchner es uno de los dirigentes que más comprende la necesidad de lograr consensos, señalan en el entorno del jefe de la bancada de diputados del oficialismo. "Maxi es uno de los más pacientes, aprendió de Néstor (Kirchner) cómo se administra el poder". Tenía 10 años cuando su padre ya era intendente de Río Gallegos, acotan. El hijo de la vicepresidente "sabe que cuando se administra el poder, hay que comerse algunos sapos, que es necesario dialogar y a veces conceder". De esta manera explican que se reúna a conversar con empresarios, sindicalistas y, en general, mantenga dialogo con diversos sectores. Esto no significa que su pensamiento político sea diferente al de Cristina Fernández de Kirchner, pero "son estilos distintos", aclaran.
En el mismo sentido se refieren al vínculo que tienen Alberto y Cristina. Ponen como ejemplo el caso Vicentin para fundamentar que no fue una iniciativa de la vicepresidenta, "Cristina es de ir a fondo, no retrocede, si Vicentin hubiera sido un proyecto de su particular interés, seguramente no hubiera anulado el decreto por el cual se disponía la estatización".
Donde se puede percibir el "estilo Cristina" es en el apuro por aprobar la Reforma Judicial y la inclusión del artículo conocido como la "Enmienda Parrilli" (que afecta a los medios de comunicación), se comenta en fuentes parlamentarias. Desde el entorno presidencial se ocuparon de aclarar que desconocían la inclusión del artículo que implica un "control" sobre los medios de comunicación.
En el entorno de Cristina niegan que el proyecto de reforma de la justicia sea impulsado por la vicepresidente, algo bastante difícil de creer. Explican que quien más padeció la grieta fue la ex presidente y agregan que "justamente por la grieta Cristina no fue candidata a presidente y le cedió su lugar a Alberto".
Allegados a la vicepresidenta se quejan de que algunos buscan instalar que "todo lo malo viene de la mano de Cristina y lo bueno es de Alberto" (acusan a ciertos sectores del gobierno, a la oposición y a determinados medios). "No es así, son dos personas que encaran los temas de manera diferente, pero Alberto también es un hombre de fuerte personalidad y si bien son distintos en la manera de gobernar, coinciden en el rumbo".
Es más, comentan que entre ellos existe una suerte de juego consistente en que frente a un determinado problema, uno le suele decir al otro "okey, probá con tu estilo y si no funciona aplicamos el mío". Tanto desde el círculo íntimo de Alberto como el de Cristina coinciden en remarcar que "ambos se tienen una confianza muy grande".
A pesar de que en el gobierno argumentan que la grieta no les conviene, en algunos casos, como el tema de la Justicia, la apuesta de Alberto y Cristina ha sido seguir adelante a pesar de la marcha del lunes 17 de agosto y de la que se está preparando para el 27.
El rol de Cristina
"Cristina está pensando los temas de largo plazo" afirman quienes la conocen bien. Eso sí, sostienen que está muy preocupada por la gobernabilidad. Habla constantemente con los intendentes monitoreando cómo ven la situación social y la seguridad. Por esa razón, afirman, Sergio Berni es ministro de esta área en la provincia de Buenos Aires y un informante permanente de la vicepresidente.
Ante la preocupación de distintos sectores por la situación en el conurbano, fuentes de la provincia de Buenos Aires señalan que no creen que se presenten problemas alimentarios porque es mucha la ayuda que el Gobierno está y seguirá dando en esta materia.
Si se acepta la posibilidad de otros disparadores del malhumor social como podrían ser los cortes de luz o episodios de inseguridad. No por nada un grupo de intendentes de las zonas más complicadas del Gran Buenos Aires han solicitado al gobierno provincial un refuerzo de $12.000 millones en las partidas de seguridad (patrulleros, cámaras, etcétera). Justamente el presidente Alberto Fernández anunció que, en el transcurso de esta semana, se darán a conocer una serie de medidas para reforzar la seguridad en el territorio bonaerense.
Para los sectores más humildes este problema es muy grave. A modo de ejemplo, el gobernador Axel Kicillof tuvo que compensar con $500 diarios a personas de los barrios humildes que presentaban síntomas de coronavirus para convencerlos de que dejaran momentáneamente sus hogares con el propósito de aislarse. Temían que les roben sus escasas pertenencias u ocupen sus casas durante la internación.
El gobierno monitorea la situación social también a través de los movimientos sociales a los que sigue apoyando y mantiene estrechos contactos con las iglesias. En este sentido, analistas sostienen que no es casual que el gobierno esté demorando el proyecto referido al aborto, un tema que es rechazado por la dirigencia católica.
En este contexto, si bien no se minimiza la importancia de los problemas, en el Gobierno existe un cauto optimismo en cuanto a que se podría pasar fin de año sin mayores sobresaltos, pese a las secuelas de la crisis provocada por el coronavirus. Es que, a diferencia de experiencias del pasado, no se registran -al menos hasta el momento- actores de la política que intenten agitar el descontento. Aunque advierten que, si se tensa mucho la cuerda, "siempre puede surgir un Bolsonaro".
Cortocircuitos
"Los cortes de luz serán inevitables", admiten con pesar varios intendentes del sur del conurbano al tiempo que trasladan sus quejas contra Edesur a diferentes funcionarios del gabinete nacional. Justamente, la inacción que se observaba en la Secretaría de Energía que estaba a cargo de Sergio Lanzani provocó este viernes la salida del polémico funcionario, según se comenta en fuentes oficiales.
Dicen que Lanzani desde el primer día "se cortó solo" y no respondía al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. En los pasillos de la cartera se afirma que Lanzani se quejaba por no ser consultado mientras que Kulfas lo acusaba de no alinearse. Hace dos semanas, Kulfas y Lanzani terminaron una discusión a los gritos. El ministro de Producción y amigo del presidente se fue a Olivos y pidió la cabeza del secretario. Alberto los convocó a los dos y en tono firme les dijo que resuelvan sus diferencias. Resultado: Lanzani se fue a su casa y Kulfas perdió la cartera de Energía.
La elección del patagónico Darío Martínez, titular de la comisión de Energía de la Cámara de Diputados, fue vista en el ámbito energético como un avance del sector más crítico a los actores privados. Martínez es un hombre muy vinculado a Cristina y Máximo Kirchner y se dice que tiene una mirada bastante crítica sobre algunos jugadores del área, en particular, de Edesur. Sin embargo, sus acciones estarán bajo la órbita del ministro de Economía, Martín Guzmán, un funcionario que adquiere cada vez más influencia en el gabinete nacional.
En este contexto, las tarifas eléctricas constituyen un tema complejo. Los usuarios deberían pagar 65% más para cubrir los costos, según cálculos de pxq. Un estudio de esta consultora arroja que mientras sobre comienzos del milenio lo abonado por los usuarios cubría prácticamente la totalidad de los costos, en 2015, cuando el atraso llegó a su máxima expresión, la tarifa alcanzaba sólo para el 14% y el resto era aportado mediante subsidios estatales.
Por el momento, el gobierno mantiene congeladas las tarifas y paralelamente demanda a las empresas concesionarias la realización de inversiones. Más aún, desde fuentes cercanas al gobierno se dejó trascender la amenaza de una eventual revocación de concesiones si no mejora el servicio.
Pero otros sectores del oficialismo desmienten estas especies. Recuerdan que, por caso, la distribuidora de electricidad Edesur es manejada por Enel, una empresa pública de Italia, y "a nadie se le va a ocurrir pelearse con un estado europeo cuando estos países van a tener que resolver, junto con los Estados Unidos, la refinanciación de los préstamos que la Argentina tiene tomados en el Fondo Monetario Internacional".
Justamente, Data Clave pudo saber el ministro Guzmán sigue manteniendo una fluida relación con el FMI a punto tal que los técnicos del organismo fueron consultados de manera informal sobre la elaboración del presupuesto 2021.
El dólar, siempre un dolor de cabeza
En el Gobierno finalmente predominó la opinión de mantener la posibilidad con que cuentan los particulares de comprar hasta 200 dólares por mes para atesoramiento.
La que pasó fue una semana tensa en el mercado de cambios, agitados por los dichos presidenciales del sábado 15. En un programa radial, Alberto Fernández confesó que le "preocupaba la compra de los 200 dólares" y que lo iba a conversar con Martín Guzmán.
En este tema del dólar se puede ver con claridad "el estilo de conducción del presidente". El gobierna de manera radial, vale decir, se reúne con un ministro, luego con otro y va tomando decisiones. En Olivos se comenta que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce le planteó al primer mandatario su preocupación por la salida de divisas, tema que Alberto pensaba conversar con Guzmán y así sin tapujos lo contó por radio. Posteriormente, Guzmán se ocupó, con diferentes argumentos, de explicarle al jefe de Estado la inconveniencia de establecer nuevos controles.
Fue así que ese mismo sábado, hacia el final de la tarde, se conoció una "aclaración en off" sobre que "no se estudian medidas para limitar el acceso a los 200 dólares". Es decir, el Palacio de Hacienda –obviamente con la aprobación de presidencia- tuvo que "desmentir" los dichos del jefe de Estado.
Sin embargo, la palabra presidencial siguió repercutiendo y durante la semana la demanda de divisas se mantuvo sostenida -el dólar blue cerró el viernes en $138 pesos-.
Para evitar las "fugas", las autoridades piensan en implementar incentivos a quienes dejen depositados en los bancos las divisas que adquieran para atesoramiento. Una posibilidad para alentar la bancarización sería reducir una parte el 30% de impuesto PAIS. De esta forma, los ahorristas que se comprometieran a mantener depositados sus dólares obtendrían una cotización más conveniente con relación a los que compren para guardarlos debajo del "colchón". Aunque, esta iniciativa u otras similares debe pasar por el Congreso lo que implica que no sería de rápida implementación.
Aunque, en el Ministerio de Economía son optimistas, creen que una vez que se logre el canje de la deuda con los acreedores privados, el mercado de cambios tenderá a tranquilizarse. Estiman, según este diagnóstico, que en unos pocos días más la plaza se tranquilizará.
También señalan que la pérdida de reservas del Banco Central de los últimos meses es engañosa, porque ahora se están pagando importaciones que se adelantaron en los meses pasados, de donde una vez que se terminen de cancelar estos pasivos, volverá a haber un exceso de dólares para que el Banco Central recomponga las reservas.
Analistas privados, no son tan optimistas, entienden que el incentivo que deberán otorgar las autoridades para que la gente deje sus depósitos en dólares en los bancos "deberá ser importante". Y no sólo por la falta de credibilidad en el sistema financiero argentino. Otros sostienen que la intranquilidad en el mercado cambiario es porque existe una expectativa de devaluación. "Algunos creen que el dólar está atrasado", aunque quizás técnicamente no sea así.
Sucede que los meses venideros se presentan complicados en materia de disposición de dólares. Hoy el intercambio comercial está arrojando un superávit del orden de los 1.500 millones de dólares mensuales y se calcula que las compras minoristas llegaron a unos 750 millones de dólares consumiendo nada menos que la mitad de este saldo.
Pero si como se espera, la actividad se recupera, las importaciones deberían aumentar de donde es de esperar una reducción del superávit comercial a unos 1.000 a 1.200 millones de dólares mensuales, haciendo en consecuencia más relevante la sangría de dólares por el lado de la compra de particulares. Y ni que hablar si se reduce el saldo exportable del campo por la sequía que viene afectando a los cultivos.