“Una organización criminal paraestatal que utilizó diversas herramientas del espionaje ilegal con fines políticos, económicos y judiciales que actuó en varias jurisdicciones del país y en el exterior.” Así calificó el juez Alejo Ramos Padilla a la banda que integraba Marcelo D ́Alessio junto con el fiscal provincial Juan Ignacio Bidone, el funcionario de la AFI Pablo Pinamonti y de la que también formaban parte el fiscal federal Carlos Stornelli y el periodista Daniel Santoro.

El juez fue lapidario en sus consideraciones. Detalló una serie de operaciones que van desde el tema “La Morsa”, hasta el programa de Mirtha Legrand, la causa de la mafia de los contenedores y el narcotráfico en Rosario. “No se trata de un simple grupo de estafadores o extorsionadores que buscaban rédito económico aprovechándose de sus contactos con actores desprevenidos o ingenuos y actuando al margen del poder estatal”, sostuvo. Marcó que se trató de una banda que tuvo recursos del Estado y que se valió de periodistas y medios de prensa.

Ramos Padilla incluso se tomó el tiempo de poner en números lo que significó la causa: “A lo largo del año y medio que lleva la misma, se recibieron setenta y nueve (79) declaraciones testimoniales y treinta y tres (33) audiencias indagatorias; en consecuencia, se dictaron setenta (70) resoluciones, de las cuales diez (10) son procesamientos, dos (02) faltas de mérito y un (01) sobreseimiento. Asimismo, en quince (15) de ellas se resolvieron cuestiones de competencia, mientras que las restantes se refirieron a diversas cuestiones procesales y de libertad planteadas”.

Más allá de toda la información que se recabó hasta ahora, quedan abiertos varios flancos de la investigación, entre ellos el rol de la AFI y la instalación de las bases en la provincia de Buenos Aires. También, el rol de distintas personas que se nutrían y pedían la data que conseguían los espías inorgánicos. 

La línea Angelici


A lo largo de las 1125 páginas que tiene la resolución dictada por Ramos Padilla, el nombre del ex presidente del club Boca Juniors aparece en 25 oportunidades. Allí, se habla de supuestos pedidos que hizo y de su injerencia dentro de la Agencia Federal de Inteligencia.

En la resolución, se habla de un hombre clave en toda esta situación: Pablo Pinamonti, un alto funcionario de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y responsable de las famosas “mini” agencias en el AMBA. El ex comisario Ricardo Bogoliuk, procesado en esta causa, era el nexo entre D’Alessio, Pinamonti y la AFI. De acuerdo al fallo de Ramos Padilla, ambos estaban en una interna dentro de la AFI conocida como la “línea de Angelici”.

“Cabe señalar que Bogoliuk ingresó a la Agencia con la categoría E–6 y estuvo a cargo de la Delegación Provincial Ezeiza de las denominadas “Bases AMBA”, dependientes de la Dirección de Reunión de la Provincia de Buenos Aires de la cual era titular el co–imputado Pablo Pinamonti. Sin embargo, más allá de estas cuestiones vinculadas con su vínculo formal con la agencia estatal de inteligencia, se ha hallado un archivo de audio digital en los dispositivos remitidos por la Sra. Interventora de la AFI en el marco del Legajo de Prueba No 92360 del que surge, de palabras del propio Ricardo Bogoliuk, que ingresó a la Agencia por gestiones realizadas personalmente por el “Tano”, quien podría tratarse del Sr. Daniel Angelici”, explica el juez.

Angelici siempre estuvo vinculado con los sectores político-judiciales de Cambiemos, señalado como “operador”. Desde el entorno de “El Tano” niegan cualquier tipo de vinculación y sostienen que todo proviene del sector de Gustavo Arribas. Ambos se conocen desde hace tiempo y tienen en común, por supuesto, sus negocios con el fútbol.

A esta situación se le agrega otra complicación relacionada con el espionaje: en la causa que se sigue en la justicia federal de Lomas de Zamora, los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide pidieron que Juan Sebastián De Stéfano, encargado de Asuntos Jurídicos de la AFI durante el macrismo, vaya a indagatoria. De Stéfano es un hombre de Angelici y la acusación ahora apunta al espionaje que se realizaba dentro de las cárceles federales.

Los informes que llegaban a Seguridad

Otra persona que quedó en la mira judicial es Patricia Bullrich, que recibió de manos (o de mensajes) de D’Alessio distintos informes y data. Un ejemplo que da el juez es lo que pasó con “Los Monos” y el manejo que hizo el falso abogado, que incluyó viajes a la provincia, diálogos y extorsiones.

“Se corroboró que D’Alessio había informado, al menos parcialmente, de sus tareas investigativas a la entonces Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por ejemplo, en una conversación en la que le refería que tenía ´una escucha para darle´. La ministra, ante ello, le refirió si podía reunirse con ´Bonini´, en referencia a Rodrigo Bonini, entonces Director Nacional de Investigaciones del Ministerio de Seguridad”, explicó Ramos Padilla. Para el juez, es una de las evidencias de la “convergencia de intereses” que hay en la causa y de la actuación “mancomunada entre el Estado, a partir del Ministerio de Seguridad de la Nación, y la organización”.

“La conversación da cuenta de cierta familiaridad –la llama “Patricia” y le escribe recurrentemente, como se ha visto hasta acá– no sólo en el trato sino además en la suposición de que no necesitaba dar referencias respecto de Rodrigo Bonini, quien era Director Nacional de Investigaciones del Ministerio de Seguridad. De modo que hay un antecedente en ese vínculo”, sostuvo el magistrado. A su análisis le sumó una foto de felices fiestas que la ministra de Seguridad le envió a D’Alessio en diciembre de 2018.

“No podemos determinar en esta etapa de la investigación quién recibió o para quién estaba destinada la información recabada mediante estos mecanismos ilícitos, pero ha quedado claro que Patricia Bullrich fue destinataria en ocasiones anteriores de información sobre este tema obtenida mediante mecanismos de inteligencia ilegal”, concluyó Ramos Padilla.