La frase del primer discurso de Alberto que es usada por la oposición para convocar a salir a la calle
A poco de cumplir siete meses en el Gobierno, una frase del 10 de diciembre es usada por los opositores. Del apoyo en las declaraciones a las marchas de protesta. La grieta, en su momento más álgido, aún en el momento más crudo de la pandemia.
Los festejos por su asunción retumbaban en la calurosa Buenos Aires. Ya había recorrido
Avenida de Mayo al volante de su auto, rompiendo todo protocolo. Ya había acompañado a
Gabriela Michetti en el ingreso al Congreso. El almuerzo es parte del pasado y la jura de los
ministros, un hermoso recuerdo. La plaza, abarrotada de gente. La emoción a flor de piel y con
un evidente sesgo emocional, Alberto Fernández dijo una frase que fue deleite de sus
simpatizantes pero, que seis meses después, es usada por la oposición.
“Quiero que si alguna vez me ven claudicar en algo de lo que he dicho, salgan a la calle y
recuérdenme que les estoy fallando", dijo el presidente, y todos tomaron nota. En plena pandemia, donde la paciencia tiene un límite más corto y la ansiedad golpea a la ciudadanía, un sector de la población recordó los dichos del presidente y salió a la calle. Cada uno por motivos diferentes, unos porque no pueden abrir sus negocios que son su medio de vida, otros por el tema Vicentín, otros para quejarse contra la justicia por las causas de corrupción, y aquellos que quieren creer que vamos hacia Venezuela. Todos temas diversos, que reales o no nos dividen en el día de la Patria. Sea como fuere y porque fuere la movilización fue genuina, en una convocatoria con base en las redes sociales, que cuando ya estaba lanzada y se percibía su apoyo, algunos sectores opositores se subieron a ella para querer hacerla propia, y con la ayuda de algún hábil operador o experto en comunicación tomó nota de aquella frase el 10 de diciembre, y la usa para la movida política, envuelto en un dejo de amnesia. Olvidando lo que dijeron repetidas veces en Diciembre y en los meses de gestión, pero sobre todo en marzo y abril, cuando el coronavirus empezó a alterar el normal desarrollo de las actividades habituales en nuestro país, y todos coincidían en que había que mancomunar esfuerzos.
“Vamos a acompañar a Alberto en todo lo que haga falta”, afirmó Gustavo Saenz, gobernador salteño que es del espacio de Juan Manuel Urtubey. Antes de la asunción de Fernández. Mario Negri, referente legislativo del radicalismo, fue muy claro el 10 de diciembre: “Todo Gobierno democrático tiene el grado de confianza para avanzar. No venimos a obstruir, sino a contribuir”. En sintonía, el también legislador (pero en este caso, del PRO), Daniel Lipovetsky dijo “debemos ser una oposición constructiva porque en estos años como oficialismo nos quejábamos de que desde un sector se hacía oposición por la oposición misma. No podemos hacer lo mismo de lo que nos quejábamos”. Ya en 2020, “el único opositor es el coronavirus”, dijo Cristian Ritondo a fines de marzo.
El trajín de la gestión y el ida y vuelta de meses muy intensos para los que nadie tenía preparación previa, devinieron en esta actualidad. Errores del oficialismo y oportunismo de la oposición. Lo cierto es que aquella frase sentimental del Presidente y el acompañamiento de la oposición quedaron en el recuerdo. Y en el presente, ante el estado de nerviosismo que vive la gente a causa de lo que está ocurriendo, los extremos copan la parada. Cuando entenderán que aquellos que tienen responsabilidades políticas e institucionales en Argentina tienen la obligación de comenzar a cerrar la grieta para el beneficio de todos y no a ensancharla para el beneficio de unos pocos. Por eso, no debe ser la calle donde se defina la política y los extremos marquen el terreno, sino debe ser el diálogo con grandeza de las fuerzas políticas que nos lleve al camino de la reconstrucción del país.