La compleja relación del nuevo presidente libertario con los industriales argentinos
La decisión de Federico Ovejero de bajarse de la futura secretaría de Industria es un reflejo más de la siempre difícil vinculación que tuvo Javier Milei con el sector fabril.
Todo apunta a que Pablo Lavigne tendrá a su cargo no solo lo que era la secretaría de Comercio Interior, sino también la de Industria y Pyme.
Esto se produjo luego de que el jueves el ex vicepresidente de General Motors (GM) y encargado hasta ahora de la transición con el gobierno de Alberto Fernández en el sector productivo, Federico Ovejero, renunciara a ser el próximo secretario de Industria aduciendo “razones personales”.
Ese cargo es clave en la relación entre los sectores productivos y el Estado, porque además de la orientación productiva maneja fondos como por ejemplo los del BICE, entre otros instrumentos. Pero esta salida muestra la relación de "amor y desconfianza” que ha tenido el presidente electo, Javier Milei, con el mundo empresario local.
Milei no asistió en noviembre a la invitación que le hiciera la Unión Industrial Argentina (UIA), para que se explaye ante los empresarios sobre sus planes presidenciales. Si lo hizo su rival, Sergio Massa.
Tampoco concurrió hace una semana, siendo presidente electo, a la 29na Convención Anual de la UIA. Allí llevaron las voces cantantes el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, y la próxima Canciller, Diana Mondino.
Fue justamente esta última quien le dijo a los empresarios que la deuda comercial, que la UIA estima en US$ 40.000 millones “es entre privados” por lo que no tenían que esperar ayuda del Estado.
“Muchachos, si llegaron hasta acá, aguanten seis meses más, que éste va a ser el mejor país del mundo” para invertir, dijo Mondino, pero a la vez les recomendó comprar generadores eléctricos porque la energía “no alcanza para todos” si la industria se reactiva en enero y febrero.
Milei tampoco fue al Coloquio de IDEA en Mar del Plata, y se presentó de manera paralela en esa misma ciudad, ante una veintena de empresarios en un almuerzo organizado por un banquero.
Estos empresarios escucharon maravillados por su promesa de eliminación de regulaciones, reforma laboral y tributaria, pero también se mostraron cautos cuando dijo que “no habrá obra publica” en manos del Estado “sino que la tendrán que hacer los privados”.
“Ahí está ‘La causa de los cuadernos’ como una muestra de la corrupción”, que genera la obra pública en manos del Estado, dijo el libertario, el único candidato que se acordó en la campaña de hablar de esa causa judicial, para estupor del mundo empresario.
Tampoco causa mucha adhesión su idea expresada en campaña de “dar un año para adaptarse” y enfrentar la competencia externa que supone una economía más abierta a las importaciones.
Así, entre luces y sombras, se perfila la relación de Milei con los empresarios argentinos, quienes tratan de descifrar los movimientos del primer presidente libertario.