Avión militar, hojas de coca, píldoras y vacunas: la travesía de la comitiva argentina en el viaje a Bolivia
La jornada comenzó a las 6 en el Aeropuerto del Palomar y terminó en el mismo lugar cerca de la 4 de la madrugada. Ambos viajes se realizaron en un Hércules C-130 tan potente como ruidoso e incómodo en comparación con uno comercial. Al llegar, la altura de La Paz comenzó a jugar su partido y dejó herido a varios trabajadores de prensa (quien escribe casi incluido). El detrás de escena que se dio para hacer efectiva la entrega de un millón de vacunas al país del Norte.
El Gobierno nacional, junto con una comitiva de aproximadamente 20 trabajadores de prensa, realizó una maratónica jornada en la que, en tan sólo 24 horas, viajó a Bolivia para entregarle un millón de vacunas de AstraZeneca al Gobierno Plurinacional que conduce Luis Arce. Eso sí, la travesía fue digna de plasmar en una nota.
La jornada argentina comenzó a las 6 de la mañana en la Base Aérea de El Palomar. El equipo de prensa del Ministerio de Salud, en su gran mayoría, partió junto con parte de la comitiva en una camioneta que salió a las 4.30 desde Cancillería. Una vez en Palomar, se realizaron los correspondientes trámites protocolares de Migraciones.
En las pistas de la Base, donde se observó una gran cantidad de aviones, brillaba por su potencia visual el inmenso Hércules C-130. Sí, el mismo que presuntamente utilizó el Gobierno de Mauricio Macri para enviar armamento ilegal al país del norte y “cooperar” con un golpe de Estado. Esta vez, el avión trasladó vacunas, autoridades nacionales, periodistas, fotógrafos y camarógrafos.
En el Hércules C-130 viajaron Carla Vizzotti, Sabina Frederic y el embajador Jorge Ramiro Tapia Sainz, entre otras autoridades. El avión militar mantiene su esencia estructural, es decir que nada tiene que ver con un vuelo comercial. Los asientos son de base elástica y el motor y su funcionamiento generan un ruido atronador para los oídos. Un vuelo que fue tan simpático por la experiencia periodística como incómodo por sus contratiempos. Pero las molestias eran para todos, desde Vizzotti, pasando por Frederic y llegando al último periodista acreditado.
En el interín hubo un “lunch” a prueba de finolis: medialunas, jugo, mini ensalada de frutas y unas tostaditas con manteca y mermelada. En el avión no había margen para otra cosa que no fuera comer e intentar dormir. Todos querían echar unas horas de sueño, pero la postura significó una mala pasada. Tampoco era el lugar más amable para los off o pequeñas entrevistas, que terminaron realizándose en territorio boliviano sobre la recta final de la jornada.
La llegada oficial fue aproximadamente a las 13 hora de Argentina (12 de Bolivia) y el recibimiento fue el menos esperado por las decisiones unilaterales de la Madre Naturaleza: viento, lluvias y un clima que no tenía planes para mejorar. El descargo de las vacunas fue en ese contexto. Pero el clima no evitó que Vizzotti y su par boliviano se fundieran en un abrazo en el Aeropuerto El Alto de La Paz. Argentina tenía la decisión tomada de mejorar aún más sus relaciones con Bolivia. El puntapié inicial fue en 2019, cuando Alberto Fernández, antes de ser Presidente, rescató a Evo Morales y lo refugió políticamente en Argentina, en plena dictadura. La donación de vacunas significa para Bolivia casi el 10% de coberturas para su población. Y en términos de cantidad de habitantes, representa casi el 50% de los que viven en La Paz.
Pero volviendo a la travesía, la jornada siguió con una conferencia de prensa entre los ministros y una posterior mudanza de la comitiva rumbo a la embajada argentina en Bolivia, donde trabaja y vive nuestro embajador Ariel Basteiro. A su vez, la altura también empezó a jugar su papel y, con el viaje previo del avión, generó un cóctel explosivo de malestar físico. Sin exagerar, al menos 6 trabajadores sufrieron una descompensación y tuvieron que ser socorridos por una médica que inteligentemente ofreció el equipo de Gobierno boliviano. Algunos tomaron medicaciones para regular su presión arterial y otros tuvieron que utilizar respiradores artificiales para recuperar el aire. Los demás presentes, donde se incluye este redactor, pasamos la jornada mascando coca y tomando pastillas que disminuían los coletazos de La Paz. Todo se terminó calmando cuando llegó el almuerzo. Un grupo de hospitalarios mozos y cocineros nos agasajaron con comida argentina. Reinaban los choripanes, sanguches de lomitos y empanadas fritas de carne. Todo acompañado con vino (tinto y blanco), gaseosa y algunos tragos un tanto exóticos o no tan habitúes para los argentinos.
Vizzotti y Frederic dejaron por unos minutos sus roles institucionales y también se dedicaron a disfrutar del mediodía. Posteriormente, ambas tuvieron encuentros bilaterales con autoridades sanitarias bolivianas, actividades que se terminaron totalizando en la conferencia de prensa conjunta que brindaron en las instalaciones del Ministerio de Salud y Deportes. Mientras se preparaba el escenario, en la Embajada todavía quedaban compañeros que sufrían los ribetes de la altura. En el caso puntual de este redactor, la pastilla contra la altura y la coca fueron centrales para no quedar en el camino. Antes de las palabras de los ministros sanitarios, el equipo de prensa de Bolivia regaló unas ofrendas para los periodistas argentinos. Además, una de las autoridades sanitarias del país nos regaló un lindo momento realizando un ritual-homenaje para todos los presentes, invocando a la Pachamama, la "Madre Tierra" en la que se respaldan nuestros compañeros del Norte. En Bolivia hay un respeto marcado por la tecnología médica y los avances, pero también hacen honor y honran sus costumbres y medicaciones alternativas.
Afortunadamente, los malos tragos por las lluvias y la altura fueron neutralizados por el nivel de hospitalidad de los compañeros bolivianos. En todo momento hubo cooperación atención, cordialidad y gestos de amistad. Muchos funcionarios y comunicadores oficiales hablaban orgullosamente de la Argentina y reivindicaban la decisión del Presidente argentino cuidar a Evo Morales en un momento muy delicado. Uno de los jefes de prensa del Gobierno le contó a Data Clave que muchos de los conspiradores y responsables del golpe de Facto hoy están tras las rejas. A su vez, mencionó que sus tareas de comunicación estaban muy limitadas y que incluso se impidió el libre trabajo para los periodistas extranjeros. También comentó que Evo, desde su vuelta, volvió a construir poder político en el partido de los trabajadores y con una gran influencia en los legisladores nacionales.
Otro dato llamativo de la “Odisea Bolivia” fue notar el nivel de intensidad de tráfico que vive La Paz. Las calles de la ciudad son angostas, los autos son relativamente grandes y la paciencia, por lo que se vio en un pequeño tramo, es corta. Después de ver esas imágenes, se puede asegurar con certeza que los cortes en la 9 de Julio significan apenas un problemita.
La comitiva argentina no logró cumplir con los objetivos de horario, pero vivió una jornada histórica en la que se volvió a fortalecer los lazos con un socio como lo es Bolivia. El itinerario estaba demorado en aproximadamente una hora y media. La última conferencia de Vizzotti junto a su par boliviano y los embajadores se tuvo que finalizar antes de tiempo con poco lugar para la pregunta de los periodistas. Automáticamente, la comitiva argentina subió con velocidad a una combi y fue trasladada al Aeropuerto para no perder el vuelo. La lluvia continúa y el detestable tráfico generó una demora de unos 40 minutos hasta llegar a la terminal. Eso sí, en la vuelta, al igual que en la ida, se podía disfrutar de un fascinante paisaje que se reflejaba en “La Olla” de La Paz.
Sobre el final, la comitiva argentina regresó a un Hércules C-130 mucho más espacioso por el descargo de las vacunas. En los asientos, volvieron a aparecer las salvadoras viandas que nos permitían estar alimentados para “enfrentar” otras horas de vuelo. La comida fue una barra de yogurt cereal, un pedazo de torta de coco con dulce de leche y unos frutos secos, acompañado por una botella de agua mineral y un cartón de jugo. Lógicamente, no hubo una sola persona que no haya intentado dormir de corrido hasta llegar a Buenos Aires.
Pero la travesía se extendió durante unas horas. Las autoridades contaban con la idea previa de llegar a la medianoche a la Base Aérea, pero el atraso en algunas actividades y en los chequeos migratorios complicó los planes. Además, el vuelo argentino hizo escala en Jujuy para cargar combustible, con una llegada aproximada de las 00.30 horas. Con el nuevo despegue, el Hércules C-130 tardó aproximadamente otras dos horas y media hasta llegar a Palomar, donde arribó pasadas las cuatro de la madrugada. Sin muchas palabras de por medio, junto con el sueño y cansancio arrastrado, todos siguieron su camino para regresar a sus lugares. Algunos viajaron a la Capital con la combi de Cancillería, mientras que otros decidimos regresar a pie. Sin dudas, una gran y desafiante experiencia.