Alejandra Lordén: "El radicalismo no se sienta en ninguna mesa donde no haya un equilibrio lógico"
La diputada provincial le concedió un reportaje a Data Clave y realizó un balance de lo que fue 2022 y el ingreso a un 2023 que promete ser muy político por el calendario de elecciones. Resaltó la buena relación institucional con Áxel Kicillof, cuestionó duramente a Nación por la falta de rumbo y aseguró que la UCR no va a cometer los errores de 2015. "Tenemos que tener mínimos acuerdos con todo el arco político, porque sino es imposible que venga un Gobierno y cambie todo lo que hizo el anterior", advirtió.
La diputada provincial por el radicalismo, Alejandra Lordén, concedió un reportaje a Data Clave y realizó un balance de 2022 y lo que será un 2023 que promete ser puramente político por el calendario de elecciones.
La legisladora, que formó parte del Gobierno de María Eugenia Vidal en el ministerio de Salud, resalta la relación buena en términos institucionales con el gobernador Áxel Kicillof y señala que la falta de rumbo nacional genera problemas en la Provincia de Buenos Aires.
De cara a las elecciones de 2023, asegura que el radicalismo no va a cometer los errores de 2015 y que harán esfuerzos para que lo que fue una coalición parlamentaria con el PRO gobernando pase a ser una efectiva coalición de Gobierno. "El radicalismo no se sienta en ninguna mesa donde no haya un equilibrio lógico", advirtió.
Data Clave: ¿Qué balance hace de este año? Argentina llegó a diciembre con una mezcla de sensaciones entre la alegría por el Mundial y la preocupación por una inflación que sigue pulverizando los ingresos
Alejandra Lorden: Es un año que termina como lo empezamos, con la misma crisis política, económica y social. Claramente necesitamos un proyecto de país que no actualmente no lo estamos encontrando. El Presidente (Alberto Fernández) hoy es una figura decorativa, la vicepresidenta (Cristina Kirchner) que no se hace cargo de las causas que tiene… Hay mucho para cocinar de acá en adelante con una Argentina que tiene desafíos grandísimos.
DC: ¿Cuáles son los principales puntos que generan preocupación en la oposición? Vi que comentó una publicación periodística que hace referencia al aumento de la desnutrición infantil y la mala alimentación que se da en los barrios populares
AL: Lo más importante es resolver la macroeconomía, porque es lo que rompe todo. Necesitamos encontrar un punto de acuerdo, porque es lo que puede generar que tengamos las necesidades básicas satisfechas como la educación, la vivienda y el agua potable. La Provincia de Buenos Aires es el 40% de población total y tiene 50% de pobreza con un margen muy importante para la indigencia, sobretodo en niños. Y los datos de chicos con malnutrición alarman, porque no es solamente desnutridos. Los chicos malnutridos son aquellos que se nutren solamente de hidratos de carbono, grasas saturadas y el alimento chatarra. El fideo que es barato, la harina, básicamente lo que se reparte desde el Estado. Estos chicos no consumen proteínas, frutas, verduras, y eso tiene muchísimas consecuencias. Una son las enfermedades crónicas no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Por otro lado tenemos los problemas en el desarrollo neuronal, ese niño se va a ver afectado en la capacidad de aprendizaje si la alimentación no es buena. Estamos criando chicos con un déficit nutricional importante y eso hace que no crezcan como tienen que crecer. También los vemos sedentarios, porque en el colegio se mueven poco y están todo el tiempo sentados.
DC: ¿Cómo se soluciona ese problema? El Gobierno tiende a decir que no le da la correlación de fuerzas para imponerse a la lógica del mercado y se limita a cumplir con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y en la oposición el único mensaje es el de la austeridad y de tener que achicar el gasto público. ¿Cómo se hace entonces?
AL: Es que es un Gobierno que no tiene prioridades. Desparrama poco y mal y no fija objetivos. No hay una planificación de cuántos habitantes tenemos, quiénes son asistidos por el Estado, cuánta plata distribuye el Estado y cuánto en verdad se terminan quedando los intermediarios. Porque de los movimientos sociales hemos visto que hay ciudades que tienen más planes que ciudadanos en su localidad. Un ejemplo es Lobos, que tiene 41.000 habitantes y tiene 40.000 planes. Hay mucha corrupción y el Estado no llega ni en tiempo y en forma. Y en algunos ítems, por ejemplo en Salud y Educación, gastamos mucho y los resultados son malos, porque los resultados son anárquicos. Es un país que no tiene ordenamiento. Si en una casa tenés pocos ingresos y cada uno gasta en lo que quiere y no tiene un rumbo, y bueno, es muy difícil que esa familia tenga una vivienda como la gente.
DC: ¿Hay diálogo entre el oficialismo y la oposición para que haya algún margen de coordinación?
AL: Hemos tenido poco diálogo. Lo único que sí existió es que la oposición ha sido responsable en términos políticos y al gobernador (Axel) Kicillof se le han dado todas las herramientas que ha necesitado. Con discusiones, pero siempre apoyando el presupuesto. Incluso hubo presupuesto provincial cuando a nivel nacional no había. Hemos acompañado señalando y criticando, marcando una mirada distinta, pero siempre desde un rol institucional respetuoso.
DC: ¿Dónde siente que se quebró el vínculo entre oficialismo y oposición? En el comienzo de la pandemia del coronavirus hubo cierta coordinación y algo hizo que esa tregua llegara a su fin
AL: Duró muy poco eso. Fueron los primeros seis meses de Gobierno hasta que arrancó el tiroteo mediático entre el ministro de Seguridad de Nación y Provincia en casi todos los ítems. El Frente de Todos está completamente fracturado, eso los hace tener disputas por el control de ciertas áreas y ahí es donde lo paga la gente. Es un Gobierno que está perdido para las próximas elecciones, y ahí es donde Juntos por el Cambio tiene un desafío tremendo. Nos vamos a encontrar con un país habiendo retrocedido muchísimos escalones, con una macroeconomía absolutamente rota. Y también tenemos que reconocer que tuvimos un Gobierno corto en el que también hubo errores y del que vamos a tener que hacernos cargo para proyectar otra cosa. La gente no resiste más una clase política de estas características. Hay que hacer una gran autocrítica que hasta el momento no se ha hecho.
DC: ¿Cómo se va ordenando la oposición pensando en 2023? Se ven muchas disputas tanto entre radicales y PRO como en las filas internas de los propios partidos…
AL: Nosotros no estamos gobernando y podemos estar en la instancia de tensar y que haya una cierta disputa por el poder. Hay muchos dirigentes que están convencidos de que sus equipos están capacitados para gobernar. La coalición llegada a marzo/abril se va a ordenar, a mí no me preocupa esta cuestión. El tema es cuando se pelean los que están gobernando, porque los problemas son mucho más que antes de la pandemia. La compulsa con debate e ideas es siempre bienvenida.
DC: En el Frente de Todos hay una postura clara de que sea Axel Kicillof el que se mantenga como gobernador de la Provincia de Buenos Aires…
AL: Yo creo que sí, es el que tiene las ganas y lo ha expresado. Habrá que ver qué es lo que decide la gente. Yo creo que vamos a tener un Gobierno nacional y provincial de otro tinte político y vamos a tener nosotros el desafío. Tenemos que tener mínimos acuerdos con todo el arco político, porque sino es imposible que venga un Gobierno y cambie todo lo que hizo el anterior.
DC: ¿Cómo es la relación con Kicillof? Hay muchos dirigentes que en on son muy duros y lo cuestionan pero en off le reconocen virtudes…
AL: Con Kicillof la relación es buena porque aportamos desde el legislativo todo lo que necesita. Pero la falta de rumbo a nivel nacional se ve en el caos de una Provincia que no fue mejorada en ninguna de sus ítems. Kicillof nos va a dejar una misma deuda o un poquito más que lo que dejó María Eugenia Vidal.
DC: ¿Cómo ve al radicalismo para esta elección? Sobretodo por la experiencia de 2015, donde ustedes aportaron los votos y la estructura y casi que no formaron parte del equipo de Gobierno de Mauricio Macri
AL: Fue una experiencia que nos sirvió para plantar dirigentes, tanto hombres como mujeres a lo largo de la provincia de Buenos Aires. Como decís vos, no había equilibrio de fuerzas. Fue una coalición parlamentaria y no una coalición de Gobierno. Hoy el radicalismo no se sienta en ninguna mesa donde no haya un equilibrio lógico. Hoy en la Provincia lo tenemos a Maxi Abad como presidente del partido, presidente del bloque de Juntos por el Cambio en Diputados y el hombre de más diálogo encargado de fortalecer el partido. Hubo que pasar el 2015, perder en 2019 y armarnos para encontrar en 2023 a un radicalismo en equilibrio de fuerzas. Veremos cuáles serán las fórmulas y quiénes gobernarán la provincia. Ahí el radicalismo va a tener muchísima preponderancia en cada una de las carteras. Tenemos mucho para aportarle a la coalición.