¿Qué podemos esperar del 2023 en el Congreso? la difícil tarea de sesionar en año electoral
El final de año para Diputados y Senado deja un sabor agridulce. Qué puede pasar en el último año de gobierno del Frente de Todos. Estadísticas y antecedentes.
El Frente de Todos anticipó que buscará realizar sesiones extraordinarias durante el verano. De máxima, apunta a tres proyectos claves en materia económica dos desde el Ejecutivo y uno impulsado desde el Congreso. Una ampliación de presupuesto para pagar la coparticipación de Ciudad, el blanqueo y la nueva moratoria.
Antes de eso, deberá reconstruir los consensos dilapidados durante diciembre. En Diputados no se pudo sesionar en tres intentos, todos fallidos por el quórum, uno con escándalo. En Senado, por la baja de un par de senadores con problemas de salud pusieron al oficialismo en la dependencia del acompañamiento de la oposición.
En este marco, para un 2023 distinto al final del 2022, habrá que renegociar los acuerdos entre los partidos o el Congreso corre el riesgo de tener un panorama complicado. Más si vemos que el próximo será un año electoral, y con recambio de presidencial. No fue muy distinta la performance de los últimos dos años electorales. El Congreso sufre el clima político y su caudal de sesiones y leyes disminuye. Al menos esa es la tendencia.
Solo hay que ir a los últimos dos antecedentes para tener un escenario posible para este año. En el año 2019, último del gobierno de Cambiemos, entre el 1 de marzo y el 1 de diciembre hubo 9 sesiones en Diputados, una no tuvo quórum y una fue el informe de gestión del jefe de gabinete. Es decir, un total de 7 sesiones para votar leyes. Un número bajísimo comparado con un año no electoral.
Si nos vamos más atrás aún, el 2015, año del triunfo electoral de Mauricio Macri, entre el 1 de marzo y el 1 de diciembre hubo también un total de 9 sesiones. Número repetido de los últimos dos años con recambio presidencial. Difícil pensar que este año pueda alejarse de ese clima político. Para tener un parámetro, solo este año, que fue mediocre en cantidad de sesiones y quedó al borde de ser uno de los peores años no electorales, se duplicó este número.
¿Qué podemos esperar? salvo un cambio de época rupturista, la campaña se meterá de lleno y los tiempos del Congreso estarán cruzados por las elecciones.