"Los muertos vivos": la cuenta que maneja Astiz desde la cárcel y con la que intimida a políticos y periodistas
El lobby en pos del indulto no solo fue dentro del espacio político y judicial: los genocidas abrieron una cuenta de X para difundir a toda la sociedad su supuesta inocencia. Con Astiz como manager, disponen de computadoras y conexión a internet las 24 horas para tener "seguidores" y "seguir" a otros desde las redes sociales.
Los genocidas presos por crímenes de lesa humanidad en la Unidad Penal 34 de Ezeiza tienen privilegios con los que ni se atreven a soñar otros presos por delitos -en la mayoría de los casos- infinitamente menores. Como ya mostró Data Clave, no solo tienen habitaciones individuales con calefacción y aire acondicionado, gimnasio, enfermería y hasta sala odontológica, biblioteca, salones de esparcimiento, televisores y una heladera cada dos reclusos; sino que además tienen acceso a computadoras conectadas a internet con las que, además, pueden administrar redes sociales.
Sus privilegios quizá tengan que ver con los millones de dólares expoliados a sus víctimas mediante torturas y muertes y que duermen aún en diversas cuentas internacionales pero lo cierto es que los genocidas gozan lo ningún recluso que se amontone en un pabellón de cualquier cárcel argentina puede tener.
El contraste en las condiciones de vida es tan abrupto entre los presos VIP y los del montón, que con solo un cálculo espacial es suficiente: mientras el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura en su informe de abril de 2021 dice que un preso común en una cárcel argentina dispone de menos de tres metros cuadrados -lo que significa menos de un espacio de 1.80 x 1.80- los genocidas detenidos en Ezeiza o Campo de Mayo disponen de habitaciones individuales de 12 metros cuadrados, a los que se suman alrededor de 70 metros cuadrados de áreas de cocina y esparcimiento: el equivalente a un departamento de tres ambientes para cada recluso.
Sin embargo, los genocidas de Ezeiza se llaman a sí mismos “los muertos vivos” por las condiciones en las que viven y de las que se quejan profundamente. Es curioso también que quienes apoyan ese reclamo suelen pedir, para un ladrón de poca monta, "que se pudra en la cárcel" en condiciones de absoluta marginalidad. Una vara extraña para medir pesares propios y ajenos: para los genocidas y sus defensores, secuestrar, violar, torturar, arrojar personas vivas desde aviones hacia el mar, secuestrar y quitar la identidad a centenas de niños, robar y contrabandear bienes son acciones patrióticas; mientras que hurtar una bicicleta un latrocinio que merece la mayor condena.
Del "tormento" que viven como consecuencia de sus acciones, los familiares y amigos de los represores vienen dando cuenta hace más de veinte años, cuando se anularon los indultos y las leyes de obediencia debida y punto final y fueron juzgados y condenados con todo el amparo de la ley y las instituciones. Pero de un tiempo a esta parte, y con el nuevo gobierno, lo hacen ellos mismos, y ahora por las redes sociales.
El 1 de julio de 2024 y luego de la visita de los diputados, los genocidas presos en la U34 de Ezeiza y gracias a las computadoras conectadas a internet y sin límite de horario de las que disponen, abrieron una cuenta en la red social X para difundir su pensamiento. Tienen desde entonces 519 seguidores. A su vez, desde esa cuenta siguen a 997 personas e instituciones.
Entre los seguidos hay una profusión disímil que va desde los políticos Leandro Santoro, Victoria Tolosa Paz, la morenista Lydia Nirola y periodistas como Luis Novaresio a algunas cuentas de trolls como Gordos Antipiquetes. Entre los seguidos se destaca el policía Ivan Cheang, a quien el miércoles durante la manifestación frente al Congreso se lo identificó de civil como custodia fija del youtuber Franco Antúnes.
Los seguidores van en otra sintonía: en general son cuentas de explícitos reinvindicadores de la dictadura como Ariel Corbat, un oscuro personaje que tiene su propio blog y canal de youtube; la asociación Justicia y Concordia, grupo de abogados apologistas del gobierno militar y que integran Laura Olea y Ricardo Saint Jean, los mismos que se reunieron con los diputados y el sacerdote Olivera Ravasi; por supuesto a la vicepresidenta Victoria Villarruel y el ministro Luis Petri; las organizaciones Afavita Córdoba y CELYV y familiares y amigos como Silvia Ibarzábal, el ahora funcionario Arturo Larrabure, o Marcelo Llambías, acusado de torturar conscriptos durante la guerra de Malvinas.
En la cuenta tienen una "publicación fijada", que es un posteo que queda anclado en la parte superior para que sea visto cada vez que se abra el perfil. Esa publicación es del 8 de agosto, cuando se desencadenó el escándalo mediático por la visita de los diputados. “Vengan a visitar a los detenidos en la U34 y entrevisten a sus abogados. Redoblen la apuesta. Viva la libertad”, dicen, en un claro mensaje intencional al gobierno: una mezcla de apriete con eso de "redoblen la apuesta" y de apoyo explícito, sobre todo por la última frase. Un recurso que no deja de ser parte del manual metodológico de la dictadura: golpe y caricia.
La diputada Lourdes Arrieta, en la fatídica visita junto a sus compañeros de bancada, dijo haber quedado impresionada por una frase que le dijo, mientras la miraba fijamente, Alfredo Astiz: "Yo siempre te sigo". En ese momento la mujer no supo por qué se lo decía, y tomó el comentario como una adulación por sus participaciones en programas de televisión. Claramente, se refería literalmente a "seguirla" en X.
El uso de teléfonos celulares está permitido en el Sistema Penal Bonaerense, pero no en el federal y en el caso de la provincia, su uso solo está limitado a llamadas a familiares y aunque no siempre se cumpla, no pueden usar redes sociales. La unidad 34 donde se alojan los genocidas es federal, por lo que el uso de dispositivos para publicar abiertamente en redes sociales es una nueva excepción para sus presos VIP.
El viernes 11 de octubre, por ejemplo, se hicieron doce posteos desde "Los Muertos Vivos". Empezaron a la mañana temprano: A las 5.36 republicaron un comentario de una tal "Yolanda", que habla del "terrorismo judicial" y de "uniformados, víctimas de causas armadas, que de a poco van muriendo en mazmorras miserables de la Pcia. de Buenos Aires y otras mas de Argentina". El último posteo lo hicieron a las 9:38 PM y reproduce lo dicho por una cuenta llamada "NajdorfyPanno" (que usa el nombre de dos grandes ajedrecistas para ocultar su identidad) en la que reclaman al Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona que acabe con "el curro de los DDHH y los mal llamados juicios de lesa humanidad".
La labor es incesante, todos los días, todo el día, reproducen material violento, sesgado, ofensivo y amenazante, no solo de reinvindicación de sus acciones durante la dictadura, sino trayéndolas al presente. El 30 de septiembre, por ejemplo, enviaron un mensaje directo a la periodista de Página 12 Luciana Bertoia, especializada en temas de DDHH. "Estimada Luciana, gracias por hacer conocer nuestras preocupaciones. Estaremos gustosos de recibirla y compartir una conversación productiva y desapasionada sobre los acontecimientos que usted regularmente publica. La esperamos en nuestro horario de visitas. Desde ya apreciamos su trabajo que nos ayuda a difundir nuestra causa. Le adjuntamos nuevamente nuestras vías de comunicación. Atentamente, Los Muertos Vivos”, escribieron arrobándola.
"Los Muertos Vivos" es, además, una agrupación que comprende a criminales presos en Ezeiza pero también en Campo de Mayo y algunos que gozan de domiciliaria y que integran entre otros el ex capellán de la policía bonaerense, quien semanalmente manda cartas clamando inocencia al diario La Nación Christian Federico Von Wernich; el ex diputado del MODIN Emilio Morello condenado a perpetua por sus crímenes en el Regimiento de Infantería 6 de Mercedes; Carlos “Indio” Castillo; y el asesino que Victoria Villarruel mencionó como víctima en el debate vicepresidencial, Juan Daniel Amelong entre otros.
Alfredo Astiz, uno de los más jóvenes de los presos y que cuenta con el fervor militante por su libertad de sus hermanas y su madre, es quien con el aval del resto de presos se encarga de publicar, republicar y seguir a otros usuarios de la red como ojos que en las sombras todo lo ven. Que usen redes sociales no solo es intimidante para el resto de los ciudadanos, espiados sin quererlo, sino que es un plafón de propaganda que debería tener algún tipo de control.