Mauricio Macri continúa firme en su recorrida por el Conurbano bonaerense. Y como parte de ese tour por el GBA, en las últimas horas desembarcó en Quilmes. No se trató de una visita más. Sucede que días atrás, durante un encuentro PRO en la Costanera para perfilar el camino hacia las elecciones 2023, el expresidente se había mostrado muy crítico con el exintendente del distrito sur, Martiniano Molina.

Macri fue muy gráfico a la hora de dejar en claro, según su criterio, quiénes tenían que formar parte del armado político de Juntos por el Cambio y pidió dejar de traer “inventos a la Provincia de Buenos Aires”. El principal apuntado fue justamente el chef, de quien dijo que “no sabía gobernar”. Y cerró el concepto con la necesidad de “capacitar a los candidatos a intendentes”.

Con las cartas en la mesa, Macri fue por más. Ambos dirigentes se mostraron ayer en el Parque Don Bosco, una obra inaugurado durante el gobierno de Cambiemos. Y, como parte del encuentro, se acercaron a la casa de una vecina de la zona que los esperaba para transmitirles sus principales preocupaciones.

En un video que subió el propio Macri a sus redes sociales, se lo puede observar al ex presidente saludando a la gente en la calle y asegurando que él está “trabajando para poder ayudar”. Se trata de la sexta actividad en tono electoral que realiza el ex jefe de Estado en la provincia de Buenos Aires en los últimos meses, tras haber estado en Lanús, La Plata, Vicente López, Ituzaingó y Tres de Febrero.

Sin embargo, la lectura no es tan lineal. “La visita de Macri no estaba programa con anticipación. Se armó tras la repercusión mediática que tuvo lo de Recoleta”, le dijo a Data Clave una fuente PRO en Quilmes.

Con su visita, Macri tachó la doble. Jugó para la tribuna mediática y desactivó cualquier bomba interna y a la vez dejó un mensaje claro. Y es que los dirigentes que se pronunciaron en favor de otros candidatos como Diego Santilli, como el caso de Martiniano, o de Cristian Ritondo, no suelen acompañar desembarcos de otros aspirantes nacionales que no se identifiquen con su línea directa. “Con su visita, Macri avisa que adonde vaya lo tienen que recibir”, completa la misma fuente.

Es tan evidente el posicionamiento interno que Molina tomó la decisión de no arrobar a Macri. Algo que hizo con cada uno de los dirigentes que pasaron por Quilmes y a los que acompañó. “En el manual básico del PRO, a nadie se le olvida etiquetar. Y si se te olvida, te lo hacen muy rápido para que te acuerdes”, asegura el dirigente local.

Como ya contó este medio, un sector del partido amarillo, principalmente referenciado en la figura de la exgobernadora María Eugenia Vidal, ve a Molina como un “traidor” luego de levantar la mano en favor de lo que fue la iniciativa que permitió modificar la ley de la reelección indefinida. Y que se profundizó aún más cuando formó parte de una peña con otros dirigentes del PRO a la que fue invitado el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien no tuvo reparos para criticar el gobierno de Mauricio Macri ante el silencio de los presentes.