Medios locos en un mundo cada día más atomizado: Alberto Fernández y la difícil búsqueda de la racionalidad
Mientras los líderes europeos debaten cómo detener la guerra ruso-ucraniana y convocan a la Argentina para sumarse a la compleja tarea diplomática, los Estados Unidos persiste en organizar una cumbre continental, excluyendo a los países con los que no mantiene afinidad y provocando un nuevo cisma en la región. En el escenario local, el gobierno inexplicablemente evita gritar los goles de su propio equipo, mientras desde la tribuna visitante, una oposición que parece recién llegada de otra galaxia y un periodismo que se autopercibe "independiente", no dejan de agraviarlo violentamente hasta niveles exasperantes, con claras intenciones destituyentes.
En el mes de noviembre de uno de los años más oscuros de la historia contemporánea argentina, se estrenó en Buenos Aires la película "Network", que en su versión local fue rebautizada como "Poder que mata". El multipremiado film norteamericano tiene un argumento narrado en tono satírico, que bien podría adaptarse a cualquier tiempo y lugar en el que se lo presente. Cuenta la historia del presentador del noticiero nocturno de la cadena televisiva UBS, Howard Beale, a quien le comunican el levantamiento de su ciclo a causa de la baja audiencia.
A la noche siguiente, Beale anuncia al aire que se suicidará en alguna de las siguientes emisiones que le quedan. Tras levantarle el programa, la compañía le permite volver a la pantalla para despedirse sin exabruptos, pero en vez de hacer eso, el presentador retorna despotricando sobre lo porquería que es la vida y lo podrido que está todo alrededor, utiizando un lenguaje soez y violento.
Esto provoca un vuelco en las preferencias de la audiencia, que comienza a seguirlo masivamente. Su frase de cabecera -"estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo"-, le sirve para enardecer a su público, cada vez más numeroso, al que convoca a gritar desde las ventanas de sus casas.
La sátira pinta muy atinadamente el efecto hipnótico que generan los discursos violentos para canalizar el descontento social, retroalimentando las estrategias de quienes apuntan a captar audiencias a partir de incentivar la agresividad mediática, valiéndose de una interpretación antojadiza del verdadero sentido de la libertad de expresión, que no debiera contraponerse a otros derechos.
El agravio permanente y sistemático al que son sometidos Alberto Fernández, los funcionarios de su gobierno y los partidarios del Frente de Todos por parte de algunos comunicadores autopercibidos como "independientes" y el significativo incremento de los ratings que exhiben los canales desde donde propalan sus mensajes de odio, transforman a la pantalla en una arena donde personajes de ribetes caricaturescos disputan el podio de quién es más contundente profiriendo barbaridades.
Del otro lado de las cámaras, una ciudadanía que observa la masacre mediática con distintos humores, pero sin dejar de observar el modo inexplicable en el que los dirigentes oficialistas -presidente incluido- reciben los golpes y asimilan sin reaccionar las groseras operaciones de las que son objeto por parte de "pseudo periodistas" de insulto fácil y opositores de frágil memoria, que parecieran olvidar el estado en el que dejaron el país hace apenas dos años y medio.
La insólita actitud de Viviana Canosa, que solo esta semana, echó de su propio programa de la señal noticiosa A24 a Jorge Yoma simplemente por expresar opiniones a favor del gobierno con las que la conductora no está de acuerdo, mientras ponderaba los "atributos" de analista exhibidos por un cantautor con pretensiones políticas apodado "El Dipy"; el recurrente reclamo del periodista Pablo Rossi, quien desde el canal LN+ viene planteando con insistencia que Fernández "debe dar un paso al costado" por tratarse de un presidente "inútil"; los epítetos a repetición que profieren desde sus respectivos púlpitos mediáticos Eduardo Feinmann, Baby Etchecopar o Jonatan Viale; son solo algunas de las postales que pintan un panorama tan hostil al lado de los cuales, los programas del también crítico TN terminan pareciendo oficialistas, solo por tener planteos racionales.
Los goles propios hay que gritarlos
Como suele ocurrir con bastante frecuencia, nuevamente esta semana el gobierno tuvo entre sus manos anuncios de mucha trascendencia, con impacto directo en el plano local e internacional que, inexplicablemente, terminaron pasando inadvertidos o transformados en una piedra más del sinuoso camino dentro de la interna del Frente de Todos.
Repasemos este "hatrick".
Primer gol: Fernández será el único mandatario latinoamericano que participará en la cumbre del Grupo de los Siete, a realizarse el próximo 27 de junio en Baviera, Alemania y que contará con la presencia de representantes de países de Latinoamérica, África y Asia. Esta invitación es "el primer resultado concreto" de la visita que el jefe de Estado llevó a cabo por Europa a mediados de mayo y se trata de una "maniobra geopolítica de alto vuelo" que coloca al país en la mesa de decisiones más importantes del planeta. Al enterarse del notición el lunes por la noche, desde el gobierno decidieron comunicar el hecho de manera escueta, sin otorgarle la trascendencia que verdaderamente tiene.
Segundo gol: La fecha patria estuvo antecedida por las especulaciones respecto a la asistencia o no del presidente al tradicional Tedeum en la catedral metropolitana, algo que jamás estuvo en duda, salvo por una iniciativa consistente en trasladar por primera vez en casi medio siglo a un mandatario hasta la Antártida para que conmemore el 25 de mayo, idea que fracasó debido a las condiciones meteorológicas en el continente blanco.
Una vez confirmado que Fernández iba a estar en la ceremonia religiosa, todo se centró en las supuestas críticas que el arzobispo haría a la gestión gubernamental. Todos los medios anticipaban una homilía durísima, con referencias a la política económica, a la pobreza y hasta al aborto. Nada de esto ocurrió. El mensaje del cardenal no aludió en ningún momento a cuestiones políticas y solo expresó su deseo de mantener la unidad de todos los sectores para enfrentar la crisis. Alberto terminó abrazado con Poli y felicitándolo por sus palabras.
Hace muchos años que algo así no pasaba en Argentina. Pero los medios prefirieron referirse en tono burlón a la performance musical del mandatario, interpretando un tema de Litto Nebbia en el escenario improvisado de un comedor comunitario en Florencio Varela para más de dos mil vecinos que se acercaron a comer un locro en la celebración de la fiesta patria. Como si eso estuviera mal.
Tercer gol: Este viernes se anunció una medida que beneficia a más de un millón de trabajadores y trabajadoras que integran la llamada "cuarta categoría" impositiva. Se trata de la suba del mínimo no imponible de ganancias. La reivindicación tiene fuerte impronta sindical, pues son las centrales obreras las que vienen reclamando desde hace años que "el salario no es ganancia" y que, por ende, no deberían tributar este impuesto quienes lo perciben.
Luego hizo propia esa bandera el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien jugó fuerte para apurar el anuncio, demorado inicialmente por el ministro de Economía Martín Guzmán, que finalmente se concretó a fines de la semana. Difícil de explicar el motivo por el cual Alberto decidió excluirse del anuncio, que terminó efectuándose con una conferencia de prensa improvisada en las escalinatas de la sede gubernamental.
“¡No entienden nada: le regalan todo a la oposición, están dormidos!”, dijo un referente muy importante del Frente de Todos luego del anuncio, que terminó diluido en medio de los cortocircuitos entre Massa y Guzmán.
La racionalidad "no garpa"
Con Europa en guerra, la OTAN agitando a sus socios para presionar a Rusia y un crescendo preocupante de un conflicto que parece lejos de resolverse en el corto plazo, el mundo afronta un escenario muy complicado, que incluye una crisis alimentaria sin precedentes para todo el planeta.
Las posturas racionales, que propician el diálogo y los acuerdos en busca de consensos antes que las rupturas, no parecen ser las preferidas de quienes toman decisiones. "Es muy difícil plantear posiciones moderadas cuando existen posturas tan confrontativas, pero hay que persistir, aunque llevemos las de perder, porque tarde o temprano la racionalidad se tiene que imponer", le dijo a este portal un funcionario con acceso directo al principal despacho de la Rosada.
En ese contexto, el gobierno argentino está dispuesto a insistir para que la administración de Joe Biden acepte invitar a todos los países de la región a la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en la ciudad californiana de Los Ángeles los primeros días de junio. Y este jueves lo demostró en dos frentes.
Por un lado, mientras en la Casa Rosada, el mandatario argentino recibía al asesor especial de la Casa Blanca, Christopher Dodd, quien llegó hasta Buenos Aires para intentar que Argentina acepte participar del encuentro regional, en México, el canciller Santiago Cafiero y su par Marcelo Ebrard comenzaron a coordinar un encuentro de la CELAC, en paralelo al evento continental y en la mismísima ciudad de Los Ángeles.
"La idea es presionar a Estados Unidos para que invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre de las Américas del 6 de junio", le dijo a Data Clave un funcionario del Palacio San Martín. A pocos días de la fecha programada para el encuentro regional, está casi descartada la presencia de Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel y Daniel Ortega y tanto México, como Argentina juegan sus últimas fichas para torcer la decisión del mandatario estadounidense.
"Como presidente pro tempore de la CELAC, nuestro país va a llevar adelante este evento paralelo que no se va a contraponer con los horarios de la cumbre de las Américas, pero que tiene por objetivo mantener la unidad como bloque, a pesar de las diferencias", explicó la fuente a este portal.
"Las exclusiones serán un tema de la cumbre", agregó Ebrard. Por su parte, Cafiero agregó que "la CELAC es un foro sin exclusiones, de esa diversidad radica nuestra fortaleza para poder lograr un modelo de integración sobre la base del respeto aunque no todos pensemos igual".
Mientras tanto, en Buenos Aires, Fernández recibió a Dodd, quien enfatizó "la fortaleza de la relación de Estados Unidos con Argentina, construida sobre nuestro compromiso compartido con la democracia, los derechos humanos y la prosperidad económica. Reiteré nuestra esperanza de que Argentina sea un participante activo de la cumbre, lo cual es especialmente importante dado su rol como líder regional", sostuvieron en un comunicado desde la embajada norteamericana.
Durante el encuentro en la Casa Rosada, Fernández le reprochó al enviado de Biden la ausencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua y puso en duda la presencia de Argentina en el encuentro. El mandatario le manifestó que Estados Unidos tuvo una política “muy difícil” para Latinoamérica durante la gestión de Donald Trump. “Es una vergüenza que su país continúe manteniendo el bloqueo sobre Cuba y Venezuela”, le reprochó.
Tercera posición
Tras el encuentro, los presidentes argentino y mexicano mantuvieron una extensa conversación telefónica. Andrés Manuel López Obrador escuchó con atención el relato detallado que Alberto le hizo sobre su encuentro con el delegado estadounidense y ambos introdujeron un nuevo elemento para el análisis: la situación política interna de Biden, que en noviembre enfrenta elecciones de medio término y tiene un panorama bastante sombrío, con un Trump acechando del otro lado.
A todas luces, una cumbre de las Américas sin México, ni Brasil, ni Argentina, más los excluidos, coloca al líder demócrata en una encrucijada. "No nos conviene perjudicarlo a Biden", le dijo Fernández al mexicano. El problema para López Obrador es que la constitución mexicana le prohíbe expresamente participar de la Cumbre en este escenario porque representaría una "injerencia en los asuntos internos de otro país". Fue entonces cuando AMLO le dijo a su par argentino: "pero vos no tenés esa inhibición constitucional, podes ir y representar nuestra voz, la de la CELAC, en la Cumbre". La idea no le pareció mal a Alberto, que prometió analizarla.
Horas más tarde, en su habitual contacto con la prensa de los viernes, fue consultado sobre la participación de México en el encuentro de Los Ángeles. Muy hábilmente, López Obrador completó la jugada diplomática: “Biden no tiene el corazón endurecido, pero hay grupos pequeños de intereses que actúan y amenazan. Hablé con Alberto Fernández, gente buena, solidaria, ellos no tienen el principio de no intervención en su Constitución como nosotros, por eso la política exterior de México es extraordinaria”.
La pelota ahora quedó del lado argentino. Alberto debe resolver si asiste o no al encuentro que se realizará a principios de la próxima semana, con la mira puesta en el discurso que lo posicionará como una voz de los que no pudieron asistir. Pero sin quitar la mira del otro gran cónclave mundial que lo espera a fines de junio en Baviera, donde también tendrá sentado en la misma mesa a Biden.
Lo que deja en claro este interesantísimo juego diplomático donde la Argentina no ocupa un lugar menor, sino todo lo contrario, es que lejos de debilitar, la diversidad de perspectivas fortalece. Nada mejor para plantear una discrepancia con alguien que piensa distinto, que tenerlo sentado en la misma mesa. Eso es lo racional. ¿Primará la racionalidad o también en este terreno ganarán los extremismos que solo han conducido a fomentar las divisiones en nuestro país, en el continente y en el mundo?