Alberto encomienda a Batakis la negociación con el FMI y posterga definiciones hasta el retorno de su ministra
La titular del Palacio de Hacienda se encuentra en Washington, en busca de un guiño de Kristalina Georgieva que le permita ganar tiempo para trazar el rumbo de la economía. Sin anuncios a la vista, todo quedará supeditado -una vez más- a los dólares que pueda conseguir el gobierno para frenar las corridas que catapultaron la cotización del "blue" a su máximo histórico y transmitir confianza a una sociedad seducida por los cantos de sirena de devaluadores y dolarizadores.
Poner de pie a la Argentina es una tarea mucho más compleja que frenar la especulación financiera y pelearse con el campo. Es necesario tomar decisiones tendientes a sentar una economía con bases sólidas que permita generar riqueza y distribuirla. Alberto Fernández lo sabe y por eso monitorea con preocupación los movimientos de los actores que pugnan por impulsar una devaluación o agitan la fantasía dolarizadora.
Mientras tanto, se entrevera en polémicas que alimentan el aparato corporativo-mediático destinado a demostrar que su gobierno está "paralizado y sometido a los caprichos de la verdadera enemiga de los sectores productivos": la vicepresidenta Cristina Kirchner que, a juzgar por las crónicas del periodismo de guerra, es "la mala de la película, que somete a Alberto a sus designios anti-capitalistas".
El contexto no ayuda. Los resabios de la paralización económica global generada por la pandemia, sumado a las consecuencias de una guerra geográficamente lejana, pero de efectos devastadores para todo el planeta y a una deuda impagable heredada por el gobierno de Cambiemos, dinamitan la salida del laberinto. Todo esto agravado por una conducción económica que no le termina de encontrar el agujero al mate, añadiendo incertidumbre al complejo combo de causas exógenas.
¿Pelearse con el campo o bajarle el precio?
"A las patronales agropecuarias no hay que combatirlas, sino demostrarles que la Argentina tiene muchas más riquezas debajo de la tierra que sembradas en la superficie". La frase le pertenece a un experimentado dirigente político, que alguna vez supo tener responsabilidades en los más altos niveles de gobierno de la Argentina. La idea esbozada en varias charlas con los actuales responsables de la administración pública nacional, no parece para nada irracional.
"Tal como dice Alberto, hoy el mundo demanda alimentos y energía; a nosotros nos sobra de todo, el problema es que los granos son de los chacareros y el Estado solo participa de las ganancias por medio de las retenciones; en cambio el gas es todo nuestro, solo hay que transportarlo y se necesitan dos cosas: gasoductos y plantas de licuefacción para poder envasarlo", explica la fuente, que alguna vez tuvo un vínculo muy estrecho con el presidente. "Si aceleramos las obras, en un año vamos a generar más dólares por los commodities energéticos que por la liquidación de la cosecha y no vamos a necesitar tanto del campo como ahora", remata el analista.
Difícil no aceptar que hoy la Argentina sigue siendo agrodependiente. Por eso la desesperación por forzar la liquidación de una cosecha que aguarda en los silobolsas medidas que acomoden los números a las expectativas de los exportadores. Los anuncios del anuncio efectuados el miércoles por la portavoz presidencial Gabriela Cerruti no ayudaron a apaciguar el panorama. La "filtración informativa" de la supuesta creación de un nuevo tipo de cambio para incentivar a los chacareros y su posterior desmentida por parte de la cartera de Hacienda, no hizo otra cosa que reforzar la especulación.
El viernes Fernández disparó munición gruesa en un discurso brindado en el acto realizado en Casa Rosada para hablar del Programa Federal “Construir Ciencia”. “Argentina sigue creciendo en un contexto que pone otros desafíos como el de enfrentar la inflación, de enfrentar a los que especulan con el dólar y el desafío de enfrentar a los que guardan 20.000 millones de dólares en el campo y no los liquidan, esperando una mejor rentabilidad cuando el país lo necesita”.
Rápidamente salieron a cruzarlo desde la Comisión de Enlace Agropecuario. “El gobierno trata de tapar sus errores acusando con temas que no son verdad”, dijo Jorge Chemes, titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). La entidad, a su vez, precisó en un comunicado que “los productores no retienen soja ni granos, simplemente escalonan las ventas a lo largo de los meses para financiar sus propios proyectos a lo largo del año. Ya liquidaron toda la cosecha récord de trigo y casi toda la de maíz; tampoco tienen USD 20.000 millones retenidos. No habría manera, porque no llegan a los ingresos totales de los productores en un año calendario”.
Pero también cruzaron al presidente desde el mismo Frente de Todos. El gobernador santafesino Omar Perotti, aseguró que “no se ve ninguna especulación” en el sector productivo de la provincia y rechazó de plano las acusaciones. “No comparto las expresiones del presidente”, sostuvo. “Nuestra provincia, nuestros productores y nuestros trabajadores han hecho un inmenso trabajo. Este motor productivo que es Santa Fe ha permitido la generación de gran parte de las divisas que recibe el país”, expresó.
Y qué decir sobre las palabras de un funcionario de su propio gobierno. El secretario de Agricultura de la Nación, Matías Lestani, desautorizó a Fernández al afirmar que "acusar al productor de especular es no conocer la dinámica del campo". Lestani es uno de los alfiles de Julián Domínguez en el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y es uno de los interlocutores entre el ministro y los sectores ligados al agro, hoy en permanente tensión con el Gobierno y el discurso oficialista.
El expresado el viernes en la Rosada ¿es el verdadero pensamiento de Alberto sobre la dinámica del negocio agropecuario? ¿O nuevamente el presidente se encuentra ante la encrucijada que lo desvela desde diciembre de 2019?: ser coherente con su pensamiento o allanarse al criterio de su principal aliada política y sostén.
El difícil partido inaugural de la ministra
Silvina Batakis será recibida este lunes en Washington por la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. El embajador en Estados Unidos, Jorge Argüello, trabajó en la agenda que desarrollará la ministra la capital de Estados Unidos, donde la funcionaria también celebrará encuentros con funcionarios del Tesoro, del Banco Mundial, inversores de Wall Street y directivos de empresas internacionales.
“La ministra va a llegar el domingo por la tarde a Washington, y luego vamos a tener inmediatamente una reunión de trabajo en la Embajada”, dijo el diplomático argentino. “El lunes por la mañana la recibirán altos funcionarios del Tesoro de los Estados Unidos, después harán lo mismo autoridades del Fondo Monetario Internacional y finalmente ejecutivos del Banco Mundial”, detalló.
“La reunión más importante es la que realizará al FMI, donde la recibirá Kristalina Georgieva el lunes al mediodía”, completó Argüello.
Cuando el sábado se extinguía y en medio de rumores que algunos medios transformaron en información acerca de una supuesta reunión entre el presidente y su vice en Olivos, una fuente con acceso directo al principal despacho de la Rosada le confió a Data Clave que "Silvina viaja con el objetivo de cerrar los acuerdos necesarios para sortear este momento complicado que estamos atravesando".
El funcionario consultado explicó que "la guerra en Ucrania cambió todos los escenarios sobre los que trabajamos para el diseño del plan, Kristalina lo sabe perfectamente y reconoce la necesidad de readecuar los objetivos del acuerdo, estamos confiados en obtener resultados y trabajando para que así sea, vamos a pasar este mal momento, no tengan ninguna duda".