Un feroz y vertical 2023
Al igual que el 2022, será un año dominado por la macroeconomía y de lenta resolución en el sentido que toda dinámica requiere de tiempo para converger.
El 2023 comienza como cerramos el 2022. ¿Cómo? Vertical y sin piedad. En tal aspecto, continuó el castigo a Tesla, retrocediendo otro 8%, y haciendo que esté 73% abajo desde su máximo histórico en noviembre 2021. Otro papel que viene en la misma línea es Apple, que desde los niveles de noviembre 2022, se encuentra 15% abajo. Durante el 2022, Apple llegó a un mínimo de 130.06 en junio y, para tener en cuenta, durante la primera semana del 2023, el papel hizo nuevos mínimos en 125.03. De las “big five”, Apple, en 2022, fue por lejos la de mejor performance. Todo indica que el mercado se mantiene en la rotación contra tecnológicas y en favor de cíclicas. Esto podría cambiar siempre y cuando la desinflación muestre ser robusta y más acelerada de lo que espera la Fed. Los desarrollos macroeconómicos son lentos y se enfrentan a un mercado con ansiedad.
Lo que se revirtió fue la inflación de salarios (average hourly earnings), que sorprendió a la baja, incluso con correcciones descendentes respecto a lo publicado el mes anterior. Esto permite pensar que quizá estemos frente a una tendencia desinflacionaria con cierta convicción de cara a todo el 2023. La Fed ha remarcado la resiliencia del mercado laboral y lo importante que es para la inflación núcleo la contención en este frente. En este contexto, la Fed no se ablanda. Neil Kashkari (uno de los miembros de la Reserva Federal) sigue sonando hawkish (monetariamente restrictivo) en sus declaraciones diciendo que la Fed no va a parar hasta que la inflación efectivamente muestre signos contundentes de abatimiento. Espera que la terminal rate (máximo nivel de la tasa de referencia) alcance 5.40%. El mercado actualmente pricea un 5% en dicho nivel.
Por otra parte, la 30yr yield operó más tranquila que al cierre del 2022, rondando el 3.80% y más en concordancia con un año donde se desacelera la economía real. Recién comienza un 2023 con dos frentes abiertos, al igual que el cierre del 2022:
1. Inflación desacelerando, por un lado
2. Recesión acelerando del otro lado
El 2023 será un año largo. La desinflación probablemente va a ocurrir, pero será muy lenta tanto en Estados Unidos como en Europa y el frente recesivo también será lento en madurar. El 2023 comienza con estos drivers:
1. Probablemente tengamos, un primer semestre, hawkish (monetariamente restrictivo), siendo la inflación la preocupación sobresaliente, y, un segundo semestre, dovish (monetariamente laxo).
2. En este entorno, aparece el enero más cálido en la historia de Europa, golpeando al petróleo y al gas natural. Lo que es un aliado a la desinflación europea.
3. El interrogante del primer trimestre es el efecto que tendrá la reapertura de la economía china en la economía global. Los impactos potenciales serán inflacionarios, por una parte, porque tendría que poner de punta a los commodities y con eso se contagiaría al componente headline de la inflación y anti recesivos porque debiera neutralizar la desaceleración que ya se observa en Estados Unidos y Europa y que seguramente irá creciendo.
4. La preocupación del mercado al cierre del 2022 es si Japón continuará en su estrategia monetaria de control de curva. Por el momento, ese es el caso. Cada vez que la 10yr llega a 0.50%, el Banco de Japón interviene y frena la apreciación del yen.
5. Pareciera que el mercado sigue vendiendo aquellas tecnológicas que tuvieron overperformance (siendo Tesla y Apple los dos ejemplos más relevantes, con ambos papeles haciendo nuevos mínimos). La temporada de reportes de resultados será feroz porque Wall Street tendrá un driver principal que es la recesión.
6. La overperformance de cíclicas, además, fue una de las características del 2022. El 2023 arranca igual, con un mercado que imagina la posibilidad de un “soft landing” y, entonces, la recesión no estaría descontada.
En resumidas cuentas, el 2023, al igual que el 2022, será un año dominado por la macroeconomía y de lenta resolución en el sentido que toda dinámica requiere de tiempo para converger. Para observar qué tan rápido desinflacionamos hay que esperar y para ver qué tan rápido recesionaremos también habrá que hacer lo mismo.