Sin cambios, inflación y devaluación a tasas del 50% anual
Argentina necesitaría un crédito de U$S15.000 millones para poder financiar sin emisión o crédito interno la brecha que tiene en las cuentas públicas.
El déficit fiscal primario proyectado para Argentina para el año 2021 sería de $ 1.500.000 millones, esto implicaría que, a dólar oficial, Argentina necesitaría un crédito de U$S 15.000 millones para poder financiar sin emisión o crédito interno la brecha que tiene en las cuentas públicas.
Parece una cifra muy elevada, sin embargo, si cambiaríamos los dólares en el mercado de capitales, a un valor promedio de $ 170 de aquí a fin de año, necesitaríamos U$S 8.800 millones. A esto habría que sumarle una acción con los acreedores para refinanciar toda la deuda a vencer, ya sea vencimientos de capital e intereses. De esta forma no incurriríamos en emisión monetaria.
En lo que respecta a la deuda del Banco Central, que está constituida en leliq y pases a tasas que rondan el 38% anual, esta deuda crecería por capitalización de los intereses, pero no sería un grave problema porque podría ser manejable. Para neutralizar dicha tasa, el Banco Central debería, como mínimo, devaluar un 38% el peso y de esa forma subiría su activo, neutralizando la mayor deuda de su pasivo.
¿Qué necesita Argentina?
Argentina necesita volver al mercado internacional de crédito, no tomar deuda superior a los U$S 9.000 millones por año para financiar el agujero fiscal. Renovar la deuda que vence de los intereses. Dejar de utilizar al Banco Central como financiador del Tesoro. Para esto es imprescindible realizar un acuerdo con el FMI posponiendo los vencimientos de deuda, y que nos dé un paraguas protector para que el mundo vuelva a creer en Argentina.
Paralelamente a estas acciones, hay que trabajar en reducir el gasto público y, en forma simultánea, la presión tributaria. Más subsidios implican más impuestos, menos subsidios liberan la carga del empresario que podría reinvertir utilidades y generar más fuentes de trabajo.
En la medida que ajustemos el Estado, la nueva deuda debería destinarse a financiar inversiones de capital que posibiliten una mejora de competitividad de nuestra economía.
Deberíamos convivir con un tipo de cambio más alto que nos asegure mayores exportaciones y ser competitivos a largo plazo.
Un tipo de cambio alto, menos impuestos, equilibrio fiscal, acuerdo con el FMI, más inversiones privadas y públicas, como un plan de negocios para que el país prospere son piezas fundamentales de la recuperación económica argentina.
Sin estas acciones o planes, el Banco Central seguirá emitiendo dinero para financiar a la Tesorería, esto obligará a que dichos pesos sean absorbidos por el BCRA vía letras o pases y engrosarán la deuda del Banco Central. Este círculo vicioso en el que estamos no permite que ingresen dólares genuinos, lo que nos devuelve un Banco Central descapitalizado que espanta inversiones. Bajo esta hoja de ruta, inflación y devaluación es el camino. Si no cambiamos no podemos esperar resultados distintos.